La obra, que iba a abarcar cocina y baños, se extendió al resto de los ambientes. Mirá el Antes y Después de un depto que tiene las dimensiones de una casa y recuperó su esplendor
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Una pareja que seguía el trabajo de la arquitecta Lola Fernández, artífice de Estudio Losa, la contactó por Instagram para reformar la cocina y los baños de su hogar en una arbolada avenida de Belgrano. Cuando tuvieron la primera entrevista, Lola se dio cuenta de que esa inquietud era solo la punta del iceberg. Se encontró con un departamento de 50 años de antigüedad y más de 300 metros cuadrados de puro estilo clásico francés opacado por paredes de colores e intervenciones que dejaron huellas de modas fugaces y, por eso mismo, desactualizadas.
Después de escuchar a sus clientes, les propuso extender la remodelación a todos los ambientes con el fin de darles más luz y de rescatar molduras, pisos de incienso, aberturas y su altura, de casi 4 metros. La pareja aceptó de inmediato alcanzar el máximo potencial de su vivienda, por lo que también ampliaron el living, renovaron por completo el lavadero y generaron un vestidor. Qué éxito mayor que ensamblar pasado, presente y futuro con confort, calidez e identidad propia.
Líneas dinámicas
Las formas curvas de los sillones de 2,40m (Estudio Losa) y de las lámparas (Dimm) le dan soltura al livingclásico. Alfombra (Rugit). Desde las ventanas de este séptimo piso se ven las copas de los árboles que, por si fuera poco, también amortiguan los ruidos de una avenida transitada.
"Eliminamos la pared que dividía el hall de entrada del living. Así, generamos un recorrido más dinámico y una nueva distribución, con los sillones enfrentados "
Arq. Lola Fernández, fundadora de Estudio Losa, responsable de la reforma y el interiorismo
Conservaron las puertas corredizas embutidas que permiten dividir o integrar los ambientes. La imponente lámpara ‘Oslo Rectangular’ (Landmark) inspiró una decoración sofisticada en el comedor, destinado a recibir visitas.
Buscaron que cada ambiente tuviera su impronta. En el comedor, el hogar de mármol negro fue una referencia ineludible. Para mayor impacto, pintaron de negro su interior
En el comedor, el blanco y su eficacia sin igual le ganan por goleada a la combinación de colores estridentes. Para tener vajilla cerca, aprovecharon un mueble que había del otro lado de la pared e hicieron este vajillero con interior iluminado y puertas de vidrio.
Hecho a medida
En el estudio, el mueble de pared a pared fue diseñado a medida para cumplir varias funciones: lugar de trabajo, soporte del monitor/ pantalla y exhibidor de objetos cuidadosamente elegidos. Aquí, el objetivo fue que el dueño de casa tuviera privacidad cuando trabaja o hace música.
“Podríamos haber puesto un escritorio, pero creo que nada supera a los muebles a medida: acompañan la forma del ambiente y permiten aprovechar el espacio al máximo. Además, con la estética del departamento, era esperable encontrarse con una biblioteca”
Toilette de alto impacto
La arquitecta tuvo vía libre para hacer algo distinto del estilo general en la deco del toilette, pintado de un verde inglés que obtuvieron después de varias pruebas. La bacha existente ayudó a crear la sensación de un baño inglés de principios del siglo XX.
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“Pienso que el toilette es un espacio destinado a sorprender, sobre todo a las visitas”, dice Lola Fernández. En este baño completo, cambiaron los fríos cerámicos por boiserie y agregaron un tabique que separa los sanitarios.
Cocina, a sus anchas
A la cocina, que tiene una superficie más que generosa, se accede desde el hall de ingreso y desde el comedor. En la entrada, se encuentra el comedor diario ambientado con una mesa petiribí (Estudio Losa), sillas restauradas que eran de la dueña de casa y un cuadro (Tapiri). Desde este ambiente sale un pasillo que desemboca en el área de trabajo y el lavadero.
Por un momento, consideraron instalar un cerramiento moderno para disimular el lavadero, pero lo Desestimaron: nunca sobran los metros de mesada
En un departamento que mantiene la distribución clásica con espacios públicos bien separados de los privados, la nueva cocina se convirtió en un lugar que une esos dos universos en la rutina diaria. La distribución no les permitió hacer una isla. En su lugar, crearon la barra, que cumple una función similar.
La reforma integral de la cocina apuntó a unificar sectores, aprovechar la luz natural, sumar espacio de guardado y modernizar los muebles
Áreas privadas, bien definidas
El dormitorio es amplio y, como en el resto de los ambientes, la sabia decisión fue no sobrecargarlo para disfrutar de su envidiable espacialidad. Para acentuar el estilo señorial, colocaron molduras nuevas sobre el respaldo.
Al eliminar el placard, agrandaron el baño casi un metro y pudieron darse el gusto de instalar una bañadera exenta y un mueble con bacha doble. Debajo de la ventana, una mesa auxiliar de petiribí hecha a medida (Estudio Losa), con luz natural para maquillarse, sirve como tocador. Lámpara de cerámica con figura de ave (Francisca Kenny para Tupé Home).
Nuevo vestidor
A continuación del dormitorio principal había otro cuarto, que convirtieron en un walking closet, dividido simétricamente para cada integrante de la pareja. La primera idea fue dejar los estantes abiertos pero, para preservar las prendas, optaron por puertas de vidrio que permiten ver todo de inmediato.
El cuarto infantil sugiere la calma de un bosque, pero sin recursos literales. Lograron ese efecto con un papel en tono verde y muebles de madera de líneas simples, de esos que pueden crecer con los chicos. En el baño en suite, hecho a nuevo, el color del dormitorio retorna en los azulejos con forma de escama. Cambiaron la disposición de los sanitarios, que antes se veían al abrir la puerta. En su lugar, colocaron la bañadera, y así les quedó espacio para sumar dos estantes muy funcionales. Azulejos (Noi Estudio). Grifería (Robinet). Mesada con bacha integrada de Silestone ‘Yukón’ (Marmolería Ragolia).
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