La doble altura de casi 6 metros de la construcción es uno de los aspectos que más valora su dueña, la artista Natalia Cacchiarelli, que solo resignó una parte para construir el cuarto de su hijo.
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La historia de esta casa empezó a gestarse mientras la artista plástica Natalia Cacchiarelli vivía en Madrid. Corría el 2006, y en ese mismo año, la arquitecta Mariana Cardinali, gran amiga y por entonces socia del estudio MOCA, trabajaba en el proyecto de este edificio se destacó de entrada en el paisaje de Villa Crespo. Cuando se lo mostró, a Natalia le pareció ideal como casa-taller donde hacer base durante sus estadías en Buenos Aires, pero en el proceso se enamoró, regresó a la Argentina y el que iba a ser esporádico se convirtió en su hogar permanente, donde vive hasta hoy con su hijo, Vicente.
Alguna vez, Natalia consideró mudarse, pero jamás encontró nada que superara (ni siquiera igualara) esta unidad de doble altura “con influencias de Clorindo Testa” ubicada en el fondo de un complejo con solo seis vecinos. Aquí se siente abrazada por el recuerdo de Mariana, que ya no está; por una estética depurada y cálida que refleja su estilo artístico y, también, por una selección de obras de amigos y colegas admirados, a quienes se siente unida por una pulsión sensible y creativa.
Frondosas ampelopsis crean una “medianera amable”, como Natalia define la división verde con el vecino, otro amigo de la casa.
En la pared y sobre el mueble, obras de la serie ‘As you are’ de Natalia Cacchiarelli, que maneja un estilo abstracto ligado al Constructivismo Ruso y la Asociación Arte Concreto-Invención de nuestro país. En los mismos colores, el móvil de su hijo Vicente, realizado por Jorge Bascoy.
"La construcción tiene esos caprichos de arquitecto que algunos encuentran complicados para la vida diaria. Para mí, que priorizo el diseño y la estética, son irresistibles."
Natalia Cacchiarelli, artista plástica y dueña de casa
Nuevo vínculo entre comedor y cocina
Antes, la cocina estaba abierta hacia el living, pero desde hace un tiempo, se dividieron con tres paneles de placa de yeso. Ese movimiento les dio mayor identidad de diseño a cada sector. Por ejemplo, el comedor, que se equipó con una mesa con tapa de fórmica y sillas de chapa (Estudio Te) bajo una lámpara colgante de Red Sur Design.
“Elijo obras de formato pequeño y las voy renovando, porque las paredes no son suficientes para la cantidad que quisiera colgar”.
Durante la construcción, la dueña de casa pudo elegir algunas terminaciones junto a la arquitecta Mariana Cardinali, como el mueble con estructura de hormigón, elevado para facilitar la limpieza, y la mesada de porcelanato, que no se mancha ni se marca.
Un dormitorio sencillo
La síntesis y el minimalismo son el factor común entre la casa de Natalia su obra, y se nota en la frugalidad de su dormitorio. “Tengo pocos objetos, pero con historia. Me tomo mi tiempo para elegir: puedo usar una caja como mesa hasta que encuentro lo que me gusta”.
El espacio de Vicente, ganado a la doble altura
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