El Ojo y el Diamante es la casa familiar y centro cultural -hoy declarada de interés cultural por su municipio- donde Lucas Risé volcó, antes de partir, todo lo aprendido desde su adolescencia.
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“Recién hará ocho años pude dejar el pseudónimo que usé mientras hacía mis muebles pintados (Sansparapluie), asumirme artista y firmar con mi nombre”. Es un gran acto de humildad. Lucas Risé (43) se formó como diseñador gráfico y pinta desde que tiene 14 años con un estilo perfeccionista del que se enorgullece, pero que de a poco va soltando.
Obra en colaboración
“Mi hermano y mi papá son más de la lógica; mi mamá y yo, de la emoción; y mi hermana está en el medio”, comparte Lucas. “Ahora me doy cuenta de que, con preocupación, mi papá me decía: ‘Lucas, te lo pasás pintando casas ajenas, qué onda’. Y yo en su momento lo tomé como: ‘Ah, buenísimo, quiere que lo haga acá'”, se ríe.
Así fue que, con el correr de los años y sus intervenciones (no sin alguna que otra trifulca), la casa terminó convirtiéndose en el centro cultural “El Ojo y el Diamante”, un espacio/hogar de puertas abiertas que les cambió la vida y del que todos participan. Lucas comenzó aplicando en el living-comedor un tono “que pudiera recibir cualquier tipo de personalidad” y sumó luces cálidas, para atemperarlo. En el piso incorporó una guarda de madera que pintó a mano con estilo africano.
El perfil de las vigas pintado en azul suma un toque gráfico y genera un link con la guarda del piso, algo que colabora en la intención de desmaterializar virtualmente el techo y el suelo.
Cocina shocking
“La idea es pasar del ambiente celeste al shock de esa antesala amarilla para devolverte después el azul todo junto en la cocina”. El proyecto comenzó por la alzada, con azulejos Pas de Calais y la mesada de mosaicos de demolición. “Como no eran del mismo color, los combiné con cierto criterio gráfico”.
“‘Cada día me siento más joven’, me dice mi mamá que, al margen de recibir visitas del mundo, cocina más y más sano desde que intervinimos acá. Cuando cambian los espacios, cambia la forma de vivirlos”.
Viaje de ida y vuelta
Cuando Lucas se estaba por ir en su primer viaje a México, su papá le encargó la puerta de entrada y le ofreció pagarle el pasaje a cambio.
Dormitorio estrella
Directora de cine, guionista, fotógrafa y profesora de danza, Carolina Risé aceptó que Lucas interviniera su cuarto, con una condición: que no usara el amarillo. Entonces, él reprodujo el piso de la cocina en rojo, y llevó una variación a las paredes para crear el efecto de un empapelado.
“Cuando le presenté a la revista Living las fotos de nuestra casa, me dijeron: ‘Son geniales, pero falta un dormitorio’. Ese mismo día, los senté a todos y les dije: ‘¿Quién es el primer voluntario?’. Y enseguida se anotó mi hermana”
Imágenes de México
“Creo que llegué al punto máximo de la precisión y eso, justamente, es lo que me autorizó internamente a romperla”. Así se siente Lucas desde que se instaló hace tres años en México, terreno fértil para su nuevo trabajo con murales, de larguísima tradición en ese país. “Si no estoy trabajando en alguna obra fuera del taller, pinto muebles hasta las 18. Luego hago otro tipo de pintura, más “madura”, más gestual y expresiva. Para mí”.
“Me instalé en San Miguel de Allende, patrimonio universal de la UNESCO, que para mí es el mejor lugar del mundo en la categoría de ciudades pequeñas. Es un lugar artístico, y que valora el aporte del artista”
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