La apertura fue la clave de la restauración criteriosa que proyectó la estilista Clara Pinto. También, combinar materiales originales con elementos y colores de hoy.
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Después de una larga búsqueda, a la estilista Clara Pinto y a su marido les habían pasado el dato de una casa antigua, como las que tanto les gustaban. Llegaron rápido para ser los primeros de una larga lista de espera y ahí estaban, ante sus ojos, los techos altos, los pisos de calcáreos y un potente cerramiento de vidrio repartido que abarcaba toda la extensión de la fachada. Sabían que había que hacer reformas profundas, que tendrían que convivir con las marcas que dejan los años, que pronto les quedaría chica porque los hijos no iban a tardar en llegar y que para mudarse deberían esperar un año hasta que se fueran los inquilinos. Sin embargo, en esa primera visita señaron y, sentados en el jardín, llamaron a Malcolm Glass, arquitecto amigo y fundador del estudio Betta Arquitectos, que marcó el rumbo: invertir en buenas aberturas para ganar luz y ventilación en el interior. Concentrados en ese punto, consideraron los materiales originales que podían conservar, reutilizaron muebles que tenían y reciclaron otros.
Con buen criterio aprovecharon los espacios para plantear ambientes que se suceden de cara a un pasillo que es el alma de la casa. Para la ambientación, Clara proyectó una equilibrada mezcla de estilos country y urbano: maderas, fibras naturales y detalles en hierro negro que no opacan las señas de identidad de la construcción y a la vez realzan lo nuevo.
"Salíamos de ver una casa moderna y nos quedábamos enganchados con alguna otra antigua de la misma cuadra. Soñábamos con techos altos, ventanales de vidrio repartido y paredes de ladrillo a la vista."
Clara Pinto, estilista y dueña de casa
Aquí llega el sol
Se respetó la estructura de casa chorizo: los ambientes dan hacia el pasillo y tienen vista directa al jardín a través del cerramiento de hierro y vidrio repartido que va de medianera a medianera.
Aunque el pasillo no dejaba demasiado lugar de circulación, Clara apostó a armar el comedor cerca de la cocina. Para ganar espacio, hicieron un banco que apoya contra la pared, que además tiene tapa para guardar cosas.
Después de mucho pensarlo, decidieron mantener los calcáreos, que conservan el encanto de los años bien vividos.
Reciclar, una decisión inteligente
Recibieron los muebles, la mesada y la bacha de un familiar que reformaba su cocina. Bien laqueados y con herrajes negros, quedaron impecables.
“Quería que la cocina tuviera un aire campestre con predominio del blanco, detalles en madera y toques modernos que hablaran de una renovación”.
La mayor inversión de la reforma se destinó a mejorar la iluminación y la ventilación. Aquí sumaron una ventana de techo que funciona a control remoto.
Espacios resueltos con buenos reflejos
El living fue otro de los espacios difíciles de resolver, porque es angosto, debía cumplir varias funciones y tenían que dejar una pared despejada para el proyector, porque no querían tele.
El espejo con marco de hierro, que imita al cerramiento de vidrio repartido fue la solución para traer el reflejo del jardín y dar sensación de amplitud.
Los plafones fueron el recurso para iluminar los ambientes desde una altura media en el living y en el resto de la casa.
La pared de ladrillos a la vista era una de las condiciones del hogar soñado por los dueños de casa. Tuvieron la precaución de complementarlo con piezas de madera y fibras naturales, porque querían un efecto rústico, no industrial.
Para generar un acceso más importante y llevar la ansiada luz al interior, derribaron parte de la pared y ampliaron la antigua entrada que solo tenía una puerta.
Sueño en colores
La pared del pequeño recibidor del dormitorio principal es la única que tiene color. Fue un recurso para darle protagonismo a un espacio que es lo primero que se ve al entrar y que marca uno de los extremos de la casa.
El cuarto de los chicos
En el dormitorio que comparten Lola y Rafa aprovecharon el espacio para armar un cuarto infantil de estilo Montessori. Entre los dos placares heredados y renovados, colocaron el soporte para los apliques. La biblioteca, la pared de la cama y la cocinita están pintadas en el mismo tono de verde ‘Neblina Distante’ (Alba)
Con aberturas de vidrio repartido cerca del cielo raso trajeron más luz al dormitorio de Lola y Rafael,que solo tenía la ventana que da al pasillo
Hecho a nuevo, el baño mantuvo elementos vintage, como el mueble antiguo, que reformaron con la bacha, y los calcáreos, que se llevan de maravillas con la actualísima grifería negra.
Igual que en el interior, en la galería conservaron los pisos originales de ladrillos que refuerzan la identidad de la casa.
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