Con una vivienda principal y un módulo para huéspedes, los dueños de casa disfrutan en familia y con amigos de su refugio en San Antonio, Uruguay.
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“Me llamó la atención lo virgen del monte y de las playas”, recuerda César Lago, creador de Lago Project, sobre la primera vez que paró en La Pedrera, hará unos 15 años. Desde ese momento, fantaseó con un refugio natural en la zona. Su experiencia de Uruguay hasta el momento había sido muy distinta: de chico, visitaba Punta del Este junto con su familia, dueña de un parque de diversiones que en el verano se instalaba en la playa Mansa; ya de adulto, las costas de Rocha lo empezaron a tentar más.
Feliz encuentro
En 2018, en uno de sus tantos viajes de exploración, se alojaron en una casa en San Antonio. La noche antes de volver a Buenos Aires, les ofrecieron visitar un terreno que le pertenecía al arquitecto Nicolás Cunto. No solo se lo compraron, sino que con él trazaron el primer proyecto. Luego, convocaron al constructor Carlos Antelo para ocuparse de la dirección y ejecución de la obra. Años después, con su casa hecha realidad, César y su familia siguen conmovidos por el entorno y disfrutan siempre que pueden de este espacio mágico que los ayuda a conectar.
"Caminábamos por el monte hasta que, de golpe, vimos el mar. También había una cañada, y un bosque de pinos muy altos, enormes. Nos subimos al auto para volver a Buenos Aires, en silencio. Hasta que en un momento los dos dijimos: ‘Es acá’"
César Lago, dueño de casa y creador de Lago Project, arquitectura de interiores
“El constructor me decía: ‘¿Cómo vas a hacer una pileta debajo de un pino? Vas a tener pinochas todo el día’”, recuerda César. Lo convenció para hacerla allí, pero le terminó dando la razón a Antelo. Entonces, pensó el cerramiento corredizo sobre el deck. Aprovechando la experiencia del parque de diversiones familiar, le puso un sistema de ruedas de Grilon, material que no se deteriora con la humedad.
Fortaleza
“Estaba seguro de la materialidad. Al ser una casa en comunión con el mar, la quería de hormigón para que resistiera el desgaste del clima, pero, también, por cómo quedaría en relación con la arena y el verde del monte”
“Si bien necesito pasar tiempo solo, tampoco es que puedo vivir en un lugar así de forma permanente: me gusta mucho la ciudad. Disfruto de estar en más de un lugar, encontrar un equilibrio”, dice sobre la posibilidad que le abrió este refugio.
Conexión hacia adentro y afuera
“La casa tiene vista 360 grados. Casi no hay paredes perimetrales, los paneles de vidrio recorren toda la estructura”, cuenta César sobre la buscada comunicación con el paisaje.
En la planta baja se integraron la cocina, el living-comedor y un ambiente que puede funcionar tanto como rincón de lectura, habitación infantil, escritorio o playroom.
En el mobiliario de la cocina combinaron madera de eucalipto con mesadas, alzadas y frentes negros. “Queríamos algo distinto de las típicas casas de playa, que tienden a los colores claros”, explica César.
Prácticos, copiaron el layout y la organización de vajilla, utensilios y electrodomésticos de su cocina de Buenos Aires, que tan bien les resulta: “Su uso es intuitivo: no hay que pensar dónde está cada cosa”, dice el dueño de casa.
Multiuso
“Junto al living, aparece un volumen desfasado de 4,5x4,5m que, en principio, pensamos como sala de lectura. Pero también tiene puertas corredizas para cerrarlo como dormitorio”
“Cuando en 2020 llegó nuestro primer hijo, pensamos: ‘¡Uh! ¡Qué hicimos!’. Porque, si bien el cuarto de abajo es re tranquilo, nos da cosa dejarlo solo ahí. Por ahora, ponemos un biombo y una cuna en nuestro cuarto; el año que viene, pensaremos cómo ampliarnos hacia la terraza”, explica sobre los planes futuros.
Privacidad
En el cuarto principal está el muro ciego más grande de la casa: “Lo hicimos para tener una contención hacia el bosque, aprovechando que la vista se expande hacia el otro lado”.
El baño en suite también es transparente, pero uno de sus laterales está ocupado por una ventana abatible para ventilarlo.
Mirador
Al igual que las columnas, los árboles atraviesan las losas de hormigón. El espacio semicubierto se usa como patio.
Visitas
“El módulo secundario es como una suite de hotel de 24m2, con baño completo y placares”, detalla, y agrega: “Recibimos muchos amigos: algunos vienen de paso, otros se quedan una noche y otros se instalan 10 días”.
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