El mundo de uno de los diseñadores más exquisitos se experimenta en su hotel, en una tranquila casona a una hora de Lisboa
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Es el diseñador de los stilettos de suela roja -un par de Louboutins es el deseo aspiracional de muchas mujeres-, pero tal vez no se trate tanto de la marca, como de la calidad y sensualidad de un artesano del lujo. Esa misma mano se encuentra en su primer hotel, Vermelho, que diseñó convocando a expertos en cada oficio: cada detalle es una obra de arte en sí misma.
Durante años, Louboutin tuvo una casa en Comporta, sobre el litoral del Alentejo portugués, y su descubrimiento del pequeño pueblo de Melides, a unos 30km, se dio por casualidad. Tan encantado quedó que compró y reformó una cabaña de pescadores para diseñar allí su colección, cada junio. ¿El único inconveniente? No había dónde ir a cenar. Al principio, Louboutin pensó en abrir un bistró, pero el alcalde de Melides redobló la apuesta y le propuso que abriera un hotel. Así, una discreta casona del lugar se terminó convirtiendo en Vermelho, bautizado así en honor al color que identifica sus calzados.
« Melides es como la Comporta que conocí en los años 90: un pueblo tranquilo, auténtico, y con un interesante grupo de ‘descubridores’”, en palabras de Louboutin.
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Ecléctico y maximalista, todo el estilo Louboutin se traduce al arte de vivir en su primer hotel. Para llevarlo a cabo, convocó a profesionales, artistas y artesanos que admira, entre ellos, a la arquitecta Madalena Caiado y su amiga Carolina Irving, quien lo acompañó en sus creaciones textiles y decoraciones. “Este proyecto me permite utilizar la colección de antigüedades y objetos que recolecté durante muchos años. Además, es una oportunidad de mostrar la excelencia de muchos artistas y artesanos que admiro”.
El hotel fue inaugurado en abril de 2023 y cuenta con 13 habitaciones, spa, bar y restaurante. Su espíritu no podía ser otro que el que siempre guió al diseñador: una creatividad que despertara cuerpo y alma.
El escultor Giuseppe Ducrot fue especialmente convocado, después de que Louboutin descubriera su Fuente de las Sirenas (neobarroca y en impactante amarillo) en un sofisticado bar de Positano. No le falló el olfato: con gran conocimiento de las técnicas antiguas que aplica a sus proyectos, Ducrot es miembro de la Academia Pontificia de Bellas Artes y Letras de los Virtuosos en el Panteón.
El savoir-faire de los mosaicos se logró trabajando con la emblemática fábrica de azulejos de Azeitão. Es uno de los elementos decorativos de la identidad portuguesa desde el siglo XVI, y en Vermelho se recuperó con superficies pequeñas y patrones con acento europeo, pero también de China y o de la cultura islámica. Son piezas pintadas a mano con tinturas naturales y glaseados que pertenecen al estilo español-morisco de hace cinco siglos.
Villarreal es una orfebrería sevillana que en España acompaña las procesiones oficiales de Semana Santa. Cada detalle que suman a Vermelho aporta el legado de una profesión milenaria y un trabajo con el metal, desde el cincelado, pasando por el realzado, gravado y finalmente pulido y enchapado en oro o plata finos.
Para los mobiliarios, uno de los más notables convocados fue Pierre Yovanovitch, creador de PYMO, conocido en la industria por su estética couture. Asociado con Louboutin en múltiples ocasiones, en este caso se buscaron materiales locales y sustentables para un mobiliario de líneas sensuales y alta gama. La centenaria Maison Gatti, hoy de Alexis Dyèvre, sumó sus clásicas sillas de ratán parisinas y las cargó con la personalidad que requiere el hotel, con trenzados innovadores y colores llamativos.
Las pinturas del surrealista Konstantin Kakanias se encuentran en las paredes de algunas de las habitacines. “La suite azul que pinté está inspirada en la villa Kerylos del sur de Francia, pero también rinde tributo a los frescos italianos de los siglos XVII y XVIII, lugares imaginarios a los que me gustaría ir. Como Christian, es un mosaico de memorias, sentimientos y deseos”, detalló el artista.
Apasionado por las culturas y nacionalidades de todo el mundo, Louboutin reafirma su vigencia en este experimento de hospitalidad que retoma la certeza de que, aun hoy, se puede lograr el asombro.
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