Con espacios integrados y una gran galería, aprovechó todos los medios para que la casa tuviera un aire a galpón y se percibiera más grande de lo que es.
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Inspirado en su marca de ropa preferida, GStar Raw, cuya filosofía se basa en mostrar “simplemente el producto”, y encantado con el estilo de loft industrial que descubrió cuando cursaba sus estudios en Australia, el interiorista Matías Hajnal (45) supo desde el inicio cómo quería que fuera su casa familiar: “Un lugar abierto e integrado, que tuviera un aire a galpón”.
Matías consiguió el terreno, ni más ni menos, en la zona del Hipódromo de San Isidro. “Encontramos una casa chorizo para restaurar, que parecía una suerte de caballeriza”, cuenta, quien junto con Florencia (40), su mujer y creadora de la marca de flores y objetos decorativos Fête, se lanzó a comprarla sin titubear. Sus ideas las materializaron con la ayuda de los arquitectos del estudio BHY, pero el interiorista jamás se despegó del proyecto ni de la obra. Por el contrario, diseñó la fachada, algunos revestimientos ¡y hasta el piso de su baño!
Ilusión óptica, sensación real
El arreglo de la medianera implicó sacar las plantas del vecino (que invadían el muro) y sumar vegetación propia. Cada costilla metálica se mete en la casa para soportar la cubierta.
"La envolvente metálica no solo brinda seguridad, sino que suma volumen vacío y crea la ilusión óptica de que la casa tiene el doble de su tamaño real. Todo el que llega piensa que la obra es gigante."
Matías Hajnal, interiorista y dueño de casa
La “cúpula”, como la llama el dueño, además de servir de pérgola y proteger el pasillo exterior, tiene función estructural: sostiene la segunda planta, que fue construida en seco. A los dueños de casa les encantó el hecho de que desde el patio lateral se pudiera ver el fondo del terreno. Por eso, reiteraron el esquema puertas adentro, despejando el lado izquierdo de la planta. Ahora, pueden ver el jardín mientras están cocinando o desde el sillón.
Amplitud sin medida
“Simplemente el producto” es lo que se ve en esta casa de ladrillos, chapas crudas, maderas y estructuras metálicas, en la que el cuidado del detalle y del color, así como algunos trucos ópticos, hacen olvidar que el lote tiene tan solo 8,66 metros de ancho.
Las paredes blancas, las carpinterías escondidas y la extensión del piso de cemento alisado hacia afuera son recursos que amplían visualmente la planta baja, de solo cuatro metros de ancho. La obra de Natalia Abad está hecha sobre puro algodón teñido a mano con tintas naturales.
Cocina integrada y abierta al exterior
La pared de ladrillo recuperado asegura la apariencia rústica e industrial de la planta baja, que se potencia con la chapa cruda usada en la isla, detalles como la campana y el horno, y el conducto de aire frío/calor a la vista. Diseño de cocina (Matías Hajnal) con muebles pintados de ‘Oliva Magnífico’ (Alba).
“Entre 2001 y 2004 viví en Australia, donde me sorprendieron las casas abiertas y conectadas. Me gustó mucho la idea y siempre quise aplicarla”.
Oasis urbano
La planta alta se levantó en seco sobre los muros de ladrillo preexistentes. Eso dio velocidad a la obra y evitó sobreexigir la estructura original. La envolvente metálica también actúa como soporte.
El paisajismo estuvo a cargo de El Gardez (integrado por Juan F. Lacasa, José Ignacio Meyrelles y Ariel Sittlenok).
Escaleras arriba
El techo abovedado de ladrillo visto ya existía y combinaba perfectamente con la onda de la casa. Se conservó en el área de la escalera, que “habla por sí sola”, según Matías. Ésta fue realizada a medida con estructura de hierro pintado de blanco satinado y peldaños de roble americano. Dos obras del interiorista suavizan el estilo industrial.
Siguiendo la estética industrial, el bloque nuevo se revistió en chapa, imitando los contenedores de carga. El armario se revistió con varillas de MDF y se pintó de blanco para dar luminosidad. Pisos prefinished de roble americano (Pimar).
En la suite principal, mesa de luz diseñada por Matías. Revestimiento en kiri (Pimar + Duramen Maderas) pintado de negro (Upstairs). El respaldo de cama blanco tapizado en tussor recupera la luz que se lleva la madera oscura.
La enredadera que trepa sobre la “cúpula” metálica deja libres los módulos que coinciden con las ventanas de los dormitorios, para que pueda pasar el sol.
El protagonista del baño principal es el piso diseñado por Matías, hecho a pedido en Terra Calcáreos. El negro mate está a tono con las puertas de la ducha y la trama de rombos aporta la cuota de originalidad. El espejo toma todo el ancho del baño y da una sensación de gran amplitud.
Sector infantil
“La estética general combina lo militar, lo industrial, lo urbano y lo escandinavo. Me inspiró la marca de ropa holandesa G-Star Raw, que sigue esas líneas, en la que priman los verdes, grises y negros”.
Dando un toque de calidez, las tiras led dimerizables iluminan de manera continua y difusa el remate de los placares, el cielo raso y los respaldos de cama.
En el baño (al que se accede desde ambos dormitorios infantiles), estanterías de chapa de hierro pintadas de amarillo (Taller Números Primos). Revestimiento de azulejos cuadrados (Acuarela) con contraste de pastina negra.
Lavadero y entrepiso florido
La puerta del lavadero se revistió en madera de kiri para pasar desapercibida entre las paredes del playroom, que llevan el mismo revestimiento.
Un pequeño entrepiso que existía por encima del garage se recicló para que Florencia trabajara en su marca de flores y objetos decorativos, Fête.
Plano detallado
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