Con vista abierta a una laguna, su ambientación hace hincapié en un clima de descanso con detalles playeros.
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“¿Viste esas casas a las que entrás y te dan ganas de sacarte los zapatos? Esa fue la sensación que buscamos. Queremos que se use toda: entrás, dejás las cosas donde querés y relajás”, dice Maco Márquez, dueña de casa, publicista y asesora en decoración, sobre su propia vivienda en el Barrio Náutico San Marco, en Escobar.
La fachada le da marco al sueño playero: madera cruda para los aleros y techos de paja de pelo largo.
Una entrada paulatina
Luego de unos años en un barrio cerrado en Béccar, en donde vivían en un PH, Maco y Matías, su marido, empezaron a buscar un lote que tuviera vista abierta al agua para construir su propia casa. El proyecto estuvo a cargo del Estudio Cordeyro & Asociados y contó con la dirección de obra y ejecución de la arquitecta Clara Piccinini. Tras un año de obra, la pareja se mudó con su perra; después llegó Salvador, su primer hijo, y ahora esperan a su hija.
"Para la entrada elegí aberturas de hierro repartido y vidrio, mientras que al otro lado hay ventanales de PVC blanco. Fue un riesgo hacerlo, pero me encantó: busqué que la casa fuera diferente."
Maco Márquez, dueña de casa y asesora en decoración
El alero de troncos de palmera tiene una capa de policarbonato antigranizo para frenar el impacto climático sobre el ventanal.
Una planta baja que se usa mucho
“Los espacios comunes son muy amplios, los pensamos para hacer reuniones. Tienen techos altísimos y ventanales en el frente y contrafrente”, cuenta la dueña de casa. Después del patio delantero, aparecen el living y comedor integrados, a un lado se abren el playroom, la cocina y un family, y sigue la galería que lleva al jardín trasero. La planta baja comparte el piso de porcelanato símil madera ‘Eucalipto’ 20x1,20 de Portobello (Blaisten).
Toque tradicional
“No queríamos una cocina integrada al living-comedor, pero sí la pensamos conectada con el family. Fue un acierto, esa dinámica nos funciona bárbaro”, comparte Maco.
La cocina es el ambiente más clásico. Tiene mucho espacio de guardado y una ventana de vidrio repartido y hierro negro que sigue el patrón del exterior.
Arriba, la calma
La planta alta quedó reservada para la privacidad familiar: allí están los tres cuartos, dos baños y un escritorio, que usan para hacer home office. Para cortar con los tonos beige de la casa, y en contraste con las aberturas blancas, en el dormitorio principal Maco decidió pintar la pared de la cabecera de gris oscuro, tono al que llegó después de varias pruebas junto al pintor. “Es algo que quizás cambiaría, pero me sigue gustando lo que genera”.
Baño en suite
Hubo un espacio que fue tratado con privilegios a la hora de hacer los planos: el baño de la suite principal. “Relegamos espacio en otros lugares de la casa, pero acá no: queríamos que fuera bien grande”.
Banco (Somos Yugen), alfombra (Godet Life). Vanitory de petiribí macizo (Maco Márquez) con dos bachas de apoyo ‘Ovalada’ (Robinet) y grifería monocomando (FV). El espejo tiene marco de petiribí macizo (Maco Márquez). Las lámparas de mimbre las compró hace años en Puerto de Frutos.
Identidad
En la pared lateral, una “reja” hecha con los mismos troncos del alero para reforzar la rusticidad. Sobre las bondades del techo “tiki”, Maco destaca que no necesita fumigación. “Lo único que le hacemos cada tanto es reponer algo de paja para que se mantengan los flecos a la vista”
“El techo tiki es distingue la casa pero, además de la cuestión estética, da excelente sombra y no deja pasar el agua”.
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