Un arquitecto y una decoradora proyectaron su vivienda con grandes volúmenes, riqueza de texturas y materiales puros en las afueras de San Francisco.
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“Fue el proyecto más difícil que emprendimos”, cuentan sobre su propia vivienda el arquitecto Roberto Benito y la interiorista Nancy Silvestro, pareja y socios en Estudio Benito. Tenían algo en mente: vivir en una casa estilo loft, con estética industrial. Pensado en un comienzo para la ciudad, ese proyecto encontró su lugar en un barrio de las afueras de San Francisco, Córdoba. “Es un lugar pensado para la reunión con amigos, pero también para promover una vida sosegada y de introspección”, aseguran.
"Pensamos desde la construcción más que desde la decoración. Chapa oxidada, hormigón, maderas rescatadas. Nos inclinamos por materiales al natural, expresivos y de bajo mantenimiento que irán cambiando con tiempo."
Arq. Roberto Benito, fundador de Estudio Benito.
Peso propio
Ubicado en el centro de la casa, el estar tiene forma cuadrada, con dos caras transparentes y dos caras ciegas. Pensaron este espacio con dimensiones generosas y comodidad, perfecto para organizar reuniones de amigos.
“En el interior, el estar está delimitado visualmente en cuartos gracias a una viga y tres columnas, fundamentales para darle carácter”.
Funcional, estético y contundente
La casa, llamada “Texturas”, estuvo nominada por Archdaily como mejor obra 2022 en la categoría vivienda. Sobre un terreno en esquina –de 1490 m2– plasmaron una planta en la que el entorno da apertura pero también privacidad. En el perímetro instalaron cerramientos ciegos y muros de hormigón visto, sobre la que se apoya una losa realizada con viguetones prefabricados que quedan a la vista en el interior.
“Salimos del típico planteo de la masa en un lugar y el vacío en otro, pensando la distribución y las visuales para cada ambiente. El diálogo con el entorno fue fundamental”.
“Insinuando apenas su sobriedad hacia el exterior, pero mostrando su carácter, se abre y permite que todo su potencial se viva hacia adentro”.
“Como trabajamos con formas contundentes y geometrías simples, contraponemos materiales que dialoguen con la naturaleza”, cuenta Benito.
Un recorrido inteligente
Sobre un lateral de la vivienda dispusieron una faja angosta y alargada con los servicios: allí se acomodan, un baño (con acceso desde el exterior, pensando en una futura piscina), la cocina, una despensa y el lavadero. En un juego de positivos y negativos, el revestimiento negro del living contrasta con el cerramiento contiguo de vidrio y hierro T elegido para la cocina.
Coherencia en todos los sectores
En el cuarto principal replicaron la solución del living: una placa multilaminada de fenólico y pino teñida de negro, que expresa el tono de forma diferente en las vetas y según le impacta la luz. Ese revestimiento –original y accesible– rodea al vestidor y avanza hacia el baño en suite.
“Elegimos materiales expresivos, quizás no tan convencionales”, explica el arquitecto. En el baño, por caso, eligieron revestir una pared divisora con chapa galvanizada, una pared de hormigón alisado y piso cerámico. Diferentes, cada espacio de servicio tiene su estética.
Espacios para el disfrute
“El terreno en esquina nos permitió diferenciar ingresos y plantear de forma separada los espacios privados, pero unidos por un patio en común”, cuenta el arquitecto. Los cuartos dan hacia un espacio exterior que se generó en el retiro de la vivienda y se cerró con un muro que da privacidad.
“Ideamos un sector de fuegos –hay horno de barro, parrilla, asador, horno pizzero y llama para el disco–. Nos gusta mucho cocinar y reunirnos con amigos bajo la glicina que está creciendo”, cuentan.
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