Obras de arte y objetos bien diseñados conviven en los espacios nobles y funcionales de esta casa -estudio-atelier que expresa el gusto por las bondades de la vida y la belleza de las cosas.
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Casi de manera fortuita y durante los meses de aislamiento, el arquitecto Oscar Bernal, al frente del estudio que lleva su nombre, y Luis Niveiro, artista plástico y coleccionista de arte, se encontraron con esta rara avis: una construcción de los años 20 de tres plantas, en excelentes condiciones, que estuvo poco tiempo deshabitada después de la muerte de su propietaria a los 104 años.
Impulsados por la experiencia y un estilo claramente definido, se embarcaron en una reforma basada en el rescate de muchos y muy buenos materiales originales, la renovación de instalaciones y la integración de espacios con guiños contemporáneos. Así, reutilizaron pisos de pino tea, sanitarios, puertas, placares, carpinterías, entre otros elementos, y los reubicaron con tal maestría que parece que siempre hubieran estado allí. Lo mismo hicieron con el equipamiento, la decoración y una nutrida colección de obras de arte y objetos de valor afectivo y patrimonial que, según ellos, “tienen entidad propia”.
"Aquí no hay un solo mueble hecho a medida. Adaptamos lo que teníamos en nuestras casas y le dimos nuevos usos. Desmitificamos lo suntuoso y fusionamos lo antiguo con lo contemporáneo"
Arq. Oscar Bernal, dueño de casa y responsable de la reforma
Ambiente único
En la segunda planta, los cuartos de servicio y de planchado se unificaron y avanzaron un metro sobre la terraza para dar lugar a un espacio común que integra cocina, comedor y estar que es el corazón de la casa.
Las fuentes, platos y cuencos de cerámica le dan color a la mesa de corte, que ahora se usa como barra. En la línea de la mesada se destaca una centenaria pileta de gres inglesa. Arriba, optaron por estantes para dejar todo a la vista porque, además de resultarles práctico, les gusta cómo se refleja la luz en los objetos de vidrio.
"Prefiero cocinar mientras veo una pintura y no una alacena"
Oscar
Como parte de este nuevo espacio, abrieron dos nuevas ventanas, una hacia la terraza y otra con carpinterías existentes en el contrafrente, para tener luz natural a toda hora.
“Al ser arquitecto de la propia casa, se pierde el miedo, se corren riesgos y todo sale mejor”, sostiene Oscar que, junto con Luis, pensó composiciones casi escenográficas como la que armaron a la salida de uno de los baños. En los ambientes que tienen color usaron el mismo tono gris ‘7076′ de Sherwin Williams.
Hallazgos
“Desde 1940 una sola familia vivió aquí. Tal vez por eso la encontramos en perfecto estado, solo con el cálido desgaste de los años”, describe Luis.
En la sala de TV, obras de Jorge Diciervo, Jorge Macchi, León Ferrari, Fernando Maza y Pablo Suárez. Los materiales originales se mantuvieron casi en su totalidad, como la pino tea de los pisos, que ni siquiera fue necesario pulir.
Primer piso
En el dormitorio principal, a la derecha de la cama y en serie, uno debajo de otro se suceden los cuadros de Pablo Suárez. Una disposición ideal para dar sensación de altura.
Las luces son antiguos reflectores adaptados. Oscar hizo las mesas de luz con estructuras de sillas que le gustaban y tapas de espejo.
“Somos coleccionistas de afectos. Muchas de las obras que se ven en casa fueron fruto del intercambio amistoso entre artistas y verdaderos regalos de la vida”
Ampliación
En el baño, lavatorio y pisos que estaban en la casa. Al techar un patio de la planta baja, generaron la base para este box de ducha que es una extensión del baño principal. Utilizaron revestimientos de gres que estaban en la casa y carpinterías para la ventana y el techo. Luz y clima propicios para dar color con plantas.
Oasis urbano
En un sector de la terraza, armaron un deck de 40cm de alto que sirve como solárium. También es ideal para sentarse a la mesa y facilita la vista hacia la calle por sobre la balaustrada.
Después de un esmerado trabajo para encontrar las especies que se adaptaran al sol pleno, la terraza es un verdadero oasis urbano con comedor, vegetación y solárium que, antes, solo estaba destinado al tendido de ropa.
“Más allá del proyecto, la verdadera casa surge después de haber vivido un tiempo en ella, cuando uno se mimetiza con sus espacios. De a poco, se hace nuestra”
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