No siempre son un lugar para estudiar, por más que los padres soñemos con eso. Valen también como centro de organización, una cualidad que siempre juega a favor
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En un acto de sinceramiento, blanqueamos que podemos trabajar y estudiar en la mesa del comedor, la cocina o el living, siempre que haya una mesa grande y buena luz. Sin embargo, la idea de armar el escritorio en el dormitorio de los chicos, siempre aparece. Si el hábito persiste, van algunas sugerencias para crear espacios simples, atractivos y con variado espacio de guardado.
Equilibrado
En casa de la artista Luisa Freixas, este ángulo verde con cuadros que hablan del quehacer familiar marcó dónde ubicar el escritorio en el cuarto de su hijo Quinto. La cajonera (con ruedas) es un accesorio clave para que los chicos puedan ejercitarse en el orden y tener privacidad.
Juego de las diferencias
En el dormitorio de cada uno de los chicos, el estudio Basz resolvió los escritorios con un diseño liviano, de líneas finas, contemporáneo y bastante parecido. La diferencia está en el uso de materiales como madera y laqueado, y en los colores: las sillas ‘40′ (La Feliz) están tapizadas en lino washed azul índigo (De Levie) para él y en rosa para ella.
Compartido
Uno de los nuevos modos de habitar que abrazamos con gusto es el de adaptar los ambientes para integrar distintos usos. Aquí aprovecharon este rincón vidriado para instalar un sencillo lugar donde recalar a tomar nota de algo en compañía de la familia o de la vista.
Teniendo en cuenta distintas edades, los escritorios tienen diferentes alturas
Con todas las de ganar
La resolución de este escritorio es tan ideal como nuestra fantasía de abrir la puerta del cuarto y encontrar a los chicos sumergidos en los deberes. Lo hizo Cecilia Larralde, dueña de casa y socia del estudio de interiorismo que fundó junto con Marcela Spelzini, para el dormitorio que comparten sus hijos. Las líneas finas de la mesa, las sillas (El Yeite) y la lámpara de pie (Iluminación Agüero) hablan del poco espacio que se necesita para un diseño funcional.
Fondo y forma
“A menudo los hijos se nos parecen…”, cantaba Serrat y, casualmente, en un entorno lúdico, el escritorio de los hijos del arquitecto Jorge Cemersoni, tiene algunos elementos ligados a su profesión, como la mesa similar a un tablero y las lámparas de brazo móvil. Pisar sobre terreno conocido, lleva a buen puerto.
Encontrar un lugar luminoso y estimulante es fundamental. Desde esta ventana del Kavanagh, se contemplan las vistas de Retiro, Plaza San Martín y, de reojo, el río
Espacio optimizado
La cucheta con el escritorio debajo fue la mejor manera de darle el espacio que Benja necesita para desplegar sus mapas, herramientas o figuras de Star Wars.
Para que la pared no “envejezca” tan rápido, lo que haría quedar deslucido el contenido de los módulos, se puso detrás de ellos una tapa de madera.
Hecho a medida
Más que un refugio de estudio, el escritorio muchas veces cumple la función de ser ese lugar propio donde los chicos guardan y apoyan sus cosas. En el cuarto de Mora, la hija de la artista plástica Rosario Briones, ubicaron contra la pared un escritorio a medida con mesada en ángulo, cómoda para trabajar con la compu.
Nuevas etapas
El paso de la niñez a la adolescencia también se refleja en la evolución del gusto, nuevos hábitos y formas de utilizar el espacio. La clave de este cambio impactante, que se puede lograr sin obra, estuvo en despejar la pared y darle un nuevo destino a todo lo que está a la vista. El estudio Primal lo hizo posible con un mueble blanco laqueado, una mesa frente a la cama, pocos colores y una excelente iluminación, ese componente que, cuando aparece, termina de revelar la calidad de un proyecto de interiorismo.
El nuevo empapelado se refleja en el espejo, que marca el lugar para probar distintos looks.
Cambios sutiles
Además del escritorio en sí, los accesorios también cuentan. En este caso, Cecilia Posternak le dio un nuevo uso a la pared: el panel se resolvió de manera práctica en un tono suave de gris y con percheros pastilla de acrílico.
Lo esencial
En Villa Raimonda, creada por Floppy Dursi, el escritorio de Juana respeta la inspiración mediterránea del resto de la casa: paleta de blancos, tonos tierra, un mueble pintoresco y grandes ventanas dejando pasar la claridad.
Buenas decisiones
Con 12 años, Catalina tuvo libertad para elegir los muebles. Al lado del escritorio con cajonera y bandeja para el teclado, se dio el gusto de colgar una hamaca nido.
Ecléctico
En su departamento del Barrio Parque Los Andes, del barrio porteño de Chacarita, la fotógrafa Anahí Bangueses Tomsig, encontró el lugar para armar escritorios independientes con pupitres de escuela que fueron encontrando y con un juego de mesa y sillas ‘Quilmes’.
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