Como una carta de presentación, cuentan lo que queremos empezar a revelarles a quienes pasan por el frente o van a traspasar el umbral.
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Esta vez, pusimos el foco en el punto de partida, donde comenzamos a conocer a quienes habitan cada casa. La puerta de entrada anuncia mucho de lo que vamos a ver en cada ambiente, pero también habla de objetivos y sueños cumplidos, de berretines y cambios de vida.
Vivir de vacaciones
Después de una travesía por Marruecos, una pareja construyó su casa con la clara intención (totalmente lograda) de que toda persona que atraviese su fantástico portal, se olvide del mundo. El proyecto estuvo a cargo del arquitecto Ricardo Pereyra Iraola, al frente del estudio que lleva su nombre. Antes de poner el primer ladrillo, compraron esta puerta traída desde la India.
Sinergia
La vocación artística une a los arquitectos del estudio Lerner-Raffo con sus clientes. Por eso, se permitieron hacer varias intervenciones creativas. Como complemento de la puerta de guayubira, una trama de figuras geométricas grabadas sobre el DVH le dan color a la entrada y también al hall en el interior.
De viaje
Nos inspiramos en un viaje que hizo el equipo de Living a Cartagena. De esa ciudad que es un museo vivo a cielo abierto, trajimos nuestra propia postal típica con las puertas coloridas y sus famosos llamadores. Ahora hicimos una nueva versión con las entradas de algunas de las casas que están en esta nota.
Transparente
La puerta de hierro forjado revela lo que viene: las divisiones se suceden, pero siempre permiten ver más allá en esta casa proyectada para una pareja por el estudio Gernaert Willmar y ambientada por Valeria Muliere y Delfina Padilla, socias del estudio de diseño interior Muliere-Padilla.
La entrada a la casa tiene carpintería de hierro pintado de blanco y vidrio repartido, con un juego de paños ciegos y traslúcidos. Más atrás, el patio vidriado que funciona como núcleo para los ambientes sociales.
Casa Galería
La puerta y los ornamentos del umbral se mantienen intactos en esta casa histórica de San Isidro que ahora es la sede de la galería de arte Jacques Martínez. Esa sencillez es el correlato del modo familiar y cercano con el que se recibe a los visitantes que vienen a las exposiciones en la sala subterránea, parte de una reforma titánica llevada a cabo por el arquitecto Cristian O’Connor.
Símbolos
Después de la envolvente hecha en acero Corten oxidado se llega a la entrada. En los accesos se destacan los círculos calados, de metal o de vidrio para poder ver quién llega. Estas figuras son el sello del estudio Barrionuevo Sierchuk Arquitectas que utilizan estas formas dinámicas y suaves con la misma fluidez que los volúmenes y materiales de sus obras.
Parte de la historia
Muchas cosas cambiaron en esta casa de corte clásico y construcción sólida tras la reforma que planteó Mery Rojo Vivot. Sin embargo, hay un elemento inalterable que sorprende a todos: la puerta de entrada perteneció a una de las propiedades de Mariquita Sánchez de Thompson y el dueño anterior la compró en un remate.
Pasión vintage
Durante años, Mariano Martínez y Cecilia Astigarraga alimentaron una impactante colección de objetos antiguos y del universo ferroviario. Cuando decidieron hacer su casa desde cero, con todo el confort de la vida moderna, los ambientes se hicieron a la medida de los muebles que atesoraron. También se dieron el gusto de salir a recorrer anticuarios y demoliciones para buscar piezas como la puerta antigua de hierro, ubicada sobre el jardín aterrazado con durmientes.
Mediterránea
La puerta construida en el siglo XIX, rescatada de una extinta villa piamontesa es uno de los tantos objetos y muebles que la estilista e interiorista Floppy Dursi trajo desde Italia donde vivió y que forman parte de la ambientación de Villa Raimonda, su casa familiar con un claro aire mediterráneo con el blanco como protagonista. Más que una reliquia, esta pieza expresa el deseo de vivir rodeados solamente de lo esencial en ambientes diáfanos y estéticos.
Metálica
Más de un vecino tocó el timbre para preguntar quién había hecho la fachada de esta casa construida en el lote que ocupaba una fábrica de guitarras. La autora es la arquitecta Silvia Soqueff siempre dispuesta a experimentar con materiales. Las perforaciones ocultan las ventanas de los baños.
"Elegimos dejar las chapas oxidadas porque es increíble esa paleta de colores que se forma entre marrones y anaranjados, la irregularidad de sus manchas y lo bien que se ven"
Arq. Silvia Soqueff
Energía renovada
En Palermo, después de una reforma profunda, una casa de los años 60 se convirtió en el esperado hogar de una familia que le dio nueva vida a cada ambiente. El primer cambio radical es la fachada ahora revestida en hierro y la puerta amarilla, un color que se repite en detalles del interior.
Del lejano Oriente
Antes de empezar a construir, Paula Muschetti, socia del estudio LODD, tenía la certeza de que su nuevo hogar familiar iba a ser negro por donde se lo viera. Cumplió a rajatabla con el su idea. La puerta de entrada es de madera quemada con la técnica japonesa Sugi Ban que consiste en carbonizar la superficie, apagar con agua, raspar la capa de carbón y aplicar aceite. La madera queda protegida protegida y se destacan las vetas.
Coherencia
Las líneas verticales de hierro negro que están en todos los ambientes, se anuncian desde la entrada. Así, la arquitecta Ana Amorim, socia de MLS Estudio encontró un recurso para que los cerramientos, además de ser seguros sean estéticos.
Hallazgo
“Por mucho tiempo buscamos una casa de estilo, y cuando llegamos acá no lo podía creer: estaba intacta, con sus pisos, su escalera y sus aberturas originales de 1936″, cuenta Valeria Viotti, coordinadora de Distrito Arenales. La entrada es un fiel reflejo de la línea Tudor de la construcción actualizada por el arquitecto Daniel Isla Casares.
Verde Acqua
De regreso en la Argentina después de algunos años de estadía en Singapur, Maite Lizarribar y su marido buscaban una casa en el mismo barrio en el que habían vivido antes de irse, pero esta vez más grande. En la recorrida, la casa de la puerta de tres metros de altura de un tono ‘Acqua’ tan parecido al mar cristalino los transportó de inmediato al clima de las playas del sudeste asiático.
Rescate artesanal
La diseñadora de interiores Marcela Rodríguez Barrena hizo una restauración integral de esta casa que encontró en total estado de abandono y que recuperó todo el esplendor de su esencia campera. Para hacerle honor a la tradición, las principales aberturas se pintaron de verde ‘Ilusión’ y las paredes, color sangre de toro, hecho con pigmentos naturales.
Del color del paisaje
En el entorno impactante de Valles Calchaquíe se encuentra esta casa de estilo colonial. El color de las lavandas se llevó a la puerta y a los cerámicos que adornan la escalera o los marcos de las ventanas.
Con todo respeto
Después de varios años, la interiorista Leticia Rocco, fundadora de 11.11 Home & Deco, pudo comprar esta casa que había alquilado y que había quedado al borde de la demolición. Sin dudarlo, decidió conservar los detalles del estilo español y compensar la ausencia de luz con nuevas aberturas. Sin embargo, mantuvo la entrada original de lapacho que tiñó con pigmentos naturales.
Shocking
Las particularidades de esta casa en el bajo de San Fernando empiezan con la llamativa puerta pintada de rojo, en franco contraste con la fachada gris plana. “Genera impacto y te invita a pasar”, dice su dueña, la investigadora social, consultora y autora Carolina Perrot.
Ecléctica
“Ante todo quería una casa cálida, alegre, envolvente. Me gusta que te hagan sentir la alegría de haber llegado”, dice la arquitecta Silvia Soqueff esta vez sobre su propia casa.
Obra de arte
En Valeria del Mar, El Ojo y el Diamante es el centro cultural y casa familiar del artista plástico Lucas Risé. La puerta se hizo en relieve con madera, que se fue cortando, encolando, clavando y pintando con resina. Solo después, se incorporaron el color y las tachas de metal.
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