Volvemos a La Rosa de los Vientos, donde sus dueños conviven con el arte, el río y un fantástico parque con huerta e invernadero incluidos.
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El nombre de Rosa de los Vientos fue muy buena elección, porque integra muchas cosas que sus dueños querían disfrutar y lograr con esta casa que volvemos a mostrarles: cultivar rosales y plasmar su color, convivir con el arte, la naturaleza y practicar la náutica. Para concretar el proyecto convocaron a la arquitecta y artista plástica Cecilia Glazman, que con su particular visión también colaboró con el interiorismo, incluso pintando obras ad hoc para varios cuartos.
"La idea fue hacer una casa de campo a la uruguaya –con los clásicos estucados rojizos, por ejemplo–, pero con un claro concepto de confort."
Arq. Cecilia Glazman
“Pensamos una suerte de rancho actualizado y agrandado, con enormes ventanales que ofrecieran vistas excepcionales en todos los ambientes: podía ser al río, a los canteros o a la huerta. Y si no había una vista especial, se la creó”, señala la arquitecta.
Un lugar para quedarse
“La dueña de casa es una gran aficionada al arte, el coleccionismo, el paisajismo, la decoración y la cocina; entonces, con todos esos elementos, trabajamos para generar una escena en cada espacio, un lugar de disfrute que no sólo te diera ganas de quedarte, sino de no irte”, evoca la arquitecta Glazman.
Los techos son de chapa y los cielos rasos se hicieron con ladrillos sobre vigas de madera, todo pintado en el mismo tono.
Sobre el piso de madera con pintura poliuretánica blanca ("la verdad es que hay que retocarla cada dos o tres años") y frente al hogar instalado en un muro de piedra (otro ejemplo del afán por enriquecer la puesta con distintas texturas), el living se armó con un sillón con almohadones salteños; traídos de viajes exterior y locales de Laura O.
Al fondo, un díptico de Cecilia Glazman reproduce un mueble provenzal repleto de objetos inspirados en la colección de la propietaria, pero en tonos llamativos y brillantes.
El jardín de las delicias
"Acá hay poco pasto: está todo tomado por el jardín. Es un jardín de frutas, flores y verduras, que busca en su trazado crear composiciones que combinen colores, volúmenes y texturas. Algo así como ‘cuadros’ en la tierra".
Dormitorio que mira al verde
En el cuarto, ante el brillo del piso con pintura poliuretánica se destacan los colores del óleo de Cecilia Glazman, el del respaldo de cama comprado en el galpón de Milagros Resta y el del pie elaborado por la dueña de casa a partir de piezas textiles de 40x40cm que trajo de Asia.
Rústico y romántico descanso
El rosado, tan presente en el jardín, en este cuarto se llevó al fucsia por medio de “Vaca yendo al baile”, óleo de Cecilia Glazman. La chimenea del cuarto de las hijas es obra de la dueña de casa, que se inspiró para hacerla en la obra de Antoni Gaudí.
"En toda la casa generamos zonas de disfrute para cada momento del día, de la mañana a la noche y para casa estación".
Las cabeceras capitoné (Milagros Resta) no se apoyan directamente sobre la pared, sino sobre un segundo respaldo hecho con maderas sobrantes de la obra blanqueadas con una pátina rápida dada por un látex aguado. Para acentuar el efecto entre lo rústico y lo romántico, se amuraron a esa estructura mesas de luz de estilo francés, que la dueña de casa pintó y luego lijó para que algunas de las vetas quedaran a la vista.
Un baño con objetos recuperados
A los muebles y objetos comprados en remate se los recuperó y renovó con colores actuales, y así se acoplan perfectamente a piezas simples, como la mesada del baño o las paredes de machimbre en blanco.
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