Con trabajo artesanal y colores protagonistas, un ingeniero químico apasionado por las remodelaciones ideó cada detalle de esta reforma de un depto de los ‘80.
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“Que fuera un piso alto en esquina junto a una plaza, su amplitud y los servicios del edificio nos tentaron. Además, estaba bastante caído, algo que, por increíble que suene, lejos de desalentarnos nos interesó”, nos cuenta Hernán Milberg, ingeniero químico con afición por las remodelaciones, sobre las sensaciones que él y su mujer Denise Schvartzman, tuvieron cuando encontraron este departamento en Caballito.
Los colores vibrantes –amarillo en textiles y objetos; azul y verde en las paredes– dan ritmo a los diferentes espacios, que terminaron de perfilar durante la cuarentena, ya instalados.
El departamento llevaba dos años deshabitado y necesitaba una actualización en la estructura y los interiores. La fase más intensa de trabajo le tomó los cuatro meses previos a la mudanza: unió el baño de servicio con el principal para convertirlo en suite con vestidor incluido; bajó los antiguos techos (que alojaban la iluminación empotrada y el sistema de calefacción, que estaba roto), cambió pisos y los principales muebles, que hizo él mismo.
"Más allá de gustos, el departamento estaba venido abajo. Me ocupé yo: pude tomarme vacaciones para planificar y hacer las reformas necesarias."
Hernán Milberg, dueño de casa
Después de la primera mano, el color de las paredes no lo conformó. Volvió a la pinturería para corregirlo; quedó un tono entre gris, azul y verde agua. Además, Hernán recicló la butaca, originalmente color wengué, y mandó a retapizar el asiento con tela de De Levie. Cortinas de lino (Casa Churba).
Para ampliarse, la idea inicial fue mudarse a una casa en Zona Norte. Pero el deseo de quedarse en Caballito, donde ya vivían, los llevó a buscar un piso con vistas y dimensiones generosas.
Aire fresco
Con una idea simple, pero de gran efecto, Hernán creó un balcón único. Amuró un panel de pino pintado y barnizado del que colgó veinticinco macetas amarillas.
Cocina a nuevo
En la cocina, sacaron la alacena sobre la isla para mejorar la conexión y cambiaron la puerta-ventana para integrar esa pared luminosa al comedor diario. El espacio ganó calidez por donde se lo mire.
El lavadero quedó abierto: el revestimiento –igual que el de la cocina– engaña a la vista y da continuidad.
En el toilette el cambio fue total: renovaron paredes, pisos, sanitarios y muebles para lograr funcionalidad y una estética actual. El color elegido fue el ‘Orilla del Lago Azul’, de Alba.
Te quiero verde
El verde intenso ‘6193′ de Loxon puesto en la cabecera se lleva toda la atención: la madera y los textiles acompañan, pero sin recargar.
Para el baño principal eligieron sanitarios (Ferrum), grifería (FV), toallas y toallones (Luna Deco), planta y maceta (Ciudad Naturaleza).
En el box de ducha, el mismo revestimiento símil madera de la cocina (Ilva) se usó para cortar el blanco del porcelanato Calacatta.
Que siempre se vea el cielo
Los dos cuartos y el escritorio están ubicados en línea: más pequeños o amplios, todos tienen balcón.
Las ventanas originales del departamento, de hierro, estaban en tal mal estado que casi no se podían abrir. Las cambiaron por aberturas de PVC.
En todos los ambientes, color en las paredes y blanco para puertas, cielos rasos y zócalos.
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