Convertir el gélido edificio de una fábrica fuera de funcionamiento en un hogar pleno de luz fue el desafío que una familia resolvió con francesa sofisticación y una cuota de audacia infantil.
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Potencial. Eso es lo que vieron el fotógrafo Pascal François (autor de las imágenes de esta nota) y su mujer, Fanny, en esta antigua fábrica de los suburbios de Lille, que en su momento elaboraba las tradicionales gaufres, obleas crocantes tan del gusto francés. Con la ayuda del estudio Bo Architectures, trabajaron en la reforma de la antigua estructura. Demolieron casi todas las divisiones internas de la planta baja y dejaron cocina, comedor y living en relación directa, cosa de tener siempre cerca a sus hijos, Jules y Anouk.
"En el techo pusimos florines de yeso que imitan los antiguos para cortar un poco la estética industrial."
Fanny y Pascal François, dueños de casa
“Hoy nuestros hijos pueden jugar por toda la casa. La comodidad y la funcionalidad siempre estuvieron por encima de lo estético”.
Para paliar el frío (en algunos ambientes, los techos alcanzan 4m de altura) instalaron una potente estufa esmaltada en un rincón del living, pusieron triple vidrio en los ventanales y usaron lana de vidrio y viruta como aislantes.
“Todos cocinamos y disfrutamos mucho ese momento, por eso procuramos un ambiente grande, abierto, lleno de luz y monocromático en líneas generales”. Para hacer más acogedor este rincón, se bajó el cielo raso, lo que también simplificó la iluminación de la barra.
“Cuando nos dimos cuenta de que los chicos estaban tomando la mesa del comedor, inventamos un rincón de juegos junto a ella”.
Las paredes perimetrales de la planta baja fueron picadas y pulidas para sacar los viejos ladrillos a la luz.
De la estructura original sólo se usó la gran caja con los muros. En la parte exterior se revistió la pared con madera, se incorporó la estructura metálica y se cambiaron todas las aberturas por modelos a medida. “Diseñamos el jardín en torno al añoso olivo. Quisimos darle un lugar de privilegio en esta nueva etapa del edificio”.
Los espacios privados
El cuarto principal tiene una pared revestida con tablas de pino y pisos de incienso teñido. Mueble vintage comprado en el mercado de Saint-Ouen, uno de los más antiguos de París. Espejo ‘Sol’ (Merci) y dúo de sillones y alfombra heredados. “Para nuestro cuarto queríamos paz, tranquilidad, texturas suaves y un toque años 60″.
“Copiamos el baño de una revista: los azulejos enmarcando una bañadera grande y profunda, el espejo, el mueble metálico: nos encantó”.
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