Sin grandes efectos, pero impecable ambientación, la casa del decorador Sebastián Salazar es reflejo de aquello que mejor lo define: la transformación como motor de la creación.
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Bien adentro del jardín, abrazada por la enredadera que cubre el muro, una antigua pajarera guarda como un secreto el motivo de la sonrisa del anfitrión: “Estamos criando mariposas monarcas”, nos cuenta. Los últimos días de abril son agitados para las orugas: pronto desplegarán las alas para sumar vida y color al jardín de Sebastián Salazar y Rafael García Fernández, y al de todos sus vecinos de La Horqueta.
Sebastián es un decorador de trayectoria en el rubro, fue uno de los fundadores del recordado local La Mersa, que tan bien reunía arte y decoración, y hoy le imprime su estilo a la tienda de muebles y objetos, Salazar Casa. Ahí como acá está plasmado el carácter ecléctico de este creador que, para cumplir el sueño del jardín y la pileta, administró recursos con paciencia, mucha astucia y un gran sentido estético. Así consiguió convertir esta propiedad en lo que él describe como “una casa normal que quedó lindísima”. “A mí me gusta crear a través de la transformación”, dice mirando el fondo del jardín como quien se mira a sí mismo.
"Es una construcción de los 70 con los problemas lógicos del paso del tiempo, pero los materiales son buenos. Con mi ojo de decorador, proyecto las cosas a futuro y acá vi una oportunidad"
Sebastián Salazar
Aunque la luminosidad era prioridad, se preservó el piso de laja. “Me gusta usar negro porque va ‘delineando’ los interiores y queda siempre elegante y canchero”, explica Sebastián.
Transformación de ecléctico equilibrio
Ni muy refinado ni demasiado descontracturado, un cuidadoso equilibrio ecléctico funciona como hilo conductor en el recorrido por los ambientes.
La biblioteca hecha a medida para el departamento anterior calzó justo en el nuevo living. El cuadro que ocupa su espacio central es un regalo de unos amigos traído desde Vietnam que dio la pauta del rojo para el resto de los objetos. Alrededor, un sofá, sillones individuales escandinavos y un dúo con tapizado a rayas (todo de Salazar Casa).
“Ahora entrás y se te van los ojos”, destaca el dueño sobre la radical transformación del comedor, donde la vieja ventana se reemplazó por una versión en vidrio repartido que llena de luz y verde.
Fin de semana todos los días
Después de la mudanza, cuando pudieron empezar la reforma, Sebastián y Rafael tenían claras las prioridades. “Lo que más necesitábamos era disfrutar del exterior: ese fue el motivo de este cambio”.
El toldo (Hunter Douglas) sigue la estética veraniega de la ambientación con camastro de incienso y colchoneta impermeable. Como parte de la remodelación exterior, se reformuló el viejo depósito de herramientas como una parrilla de hierro con bacha y espacio de guardado.
“Veníamos de vivir en un departamento, con una onda muy urbana. Acá buscamos algo más playero, más relajado. Como una casa de fin de semana, pero para todos los días”.
En la galería, juego de sillas y mesa de teca con mantel de tussor, servilletas (Lado Blanco Home) y vajilla de Salazar Casa.
El jardín conservó sus plantas más antiguas, ahora bien acompañadas. La escultura del artista Manuel de Francesco suma un toque lúdico.
“Si me descuido, mi laburo me puede llegar a anclar en lo superficial, por eso quería vivir en una casa. Para levantarme, salir al jardín, mirar las plantas. Estoy criando mariposas también. Esas cosas me bajan y me conectan”, reflexiona Sebastián Salazar.
Cocina renovada
La cocina tenía un buen estado general, pero era oscura y se veía antigua. El cambio fue total después de pintar los muebles con el tono ‘Sonido Misterioso’ (Alba) y reemplazar los herrajes por un modelo cobreado, como las lámparas colgantes (Astor Luces).
Una persiana americana con las cintas pintadas de negro y el comedor diario ya tiene una impronta contemporánea. Como decía Charles Eames, “los detalles no son los detalles; los detalles son el diseño”.
El portón de calle, que estaba delante de la ventana del comedor diario, se corrió para darle más espacio al nuevo lavadero con techo traslúcido y ventana para ventilar.
Mañanas de taller
Los sábados a la mañana son siempre en el taller. “Es mi espacio de creación y, como tiene salida a la galería, es bárbaro, porque yo estoy ahí y Rafa con sus cosas en el jardín. Lo disfruto mucho”.
Cambio de escala
Pasar de un departamento a una casa representa también un cambio de escala que en el dormitorio se tradujo en confort, con una cama más grande, en l que abriga un cubrecama a rayas hecho a medida, una manta gris de llama (Elementos Argentinos) y un pie de cama de gasa (Natural Cosas Simples). Una próxima instancia de reforma lo transformará en una gran suite con baño y vestidor.
Casi intacto, el baño tiene un espejo redondo (ambos de Salazar Casa) y un mueble de madera patinada.
Qué se hizo
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