La casa-atelier de Michelle Dabul es parte de una comunidad de jóvenes creadores que vive y se inspira en el corazón de esta gema de la arquitectura porteña.
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La mano ligera, la mirada inteligente y la concentración pura. Cuando dibuja, Michelle Dabul parece elevarse. Esta joven artista cumplió el anhelo de mudarse al Pasaje General Paz: “Se armó una comunidad, un grupito de amigos de la misma edad, artistas, cineastas, músicos... Salimos juntos, hacemos comidas y nos visitamos”, dice sobre la vida nueva que toma esta arquitectura de 1925.
Dicen que nadie se quiere ir del Pasaje, por eso Michelle tuvo que insistir varios años hasta conseguir esta unidad que, para ella, es la mejor.
Vida de artista
El proceso de las obras de Michelle (podés escucharla haciendo click acá) empieza haciendo germinar hongos en pétalos de flores. Luego, esta artista que además es arquitecta, estudia sus patrones de crecimiento y los plasma con tinta china en capas superpuestas de papel vegetal.
"Me encontré en un lugar muy hermoso que me súper inspira, dibujo todos los días. Mi casa es, literalmente, una casa-taller."
Michelle Dabul
“Alrededor de esta mesa sucede mucho de mi vida”, dice Mischa, que calculó minuciosamente las medidas pues dibuja de pie, rodeando la hoja.
Sus trazos en video
Ecos de Oriente
Japón está en los papeles traslúcidos, los juegos de sombras, las superposiciones. Y, también, en lo que trasmite ese mundo artístico de apariencia mínima que guarda multitud de sentidos.
“La cultura de Oriente me conecta con lo íntimo. Tiene una filosofía que guarda en el centro lo esencial. Está en mi obra y en mi espacio”
Otra constante es el color azul que la dueña de casa aplica en su trabajo como en alfombras, almohadones y adornos: “es noble, atemporal y me transmite mucha paz”, comparte.
En el dormitorio, minimalismo
Enemiga de la acumulación, Michelle sintetizó al máximo los elementos de su cuarto: una cama baja, un perchero y los rayos de luz entrando por el ventanal de este tercer piso que se eleva sobre el patio del pasaje.
En comunidad
El edificio atraviesa la manzana y tiene acceso por dos calles, Zapata y Ciudad de La Paz, pero su rasgo distintivo es el patio con sus balcones comunes. “Nunca te sentís solo”, afirma la artista. Obra del Ing. Pedro Vinent, que también era su propietario, esta construcción de estilo ecléctico de dos cuerpos comunicados por puentes fue originalmente una casa de renta, en un momento en que el ascenso social marcaba la necesidad de un paso entre el conventillo y un tipo de vivienda colectiva de alquiler con más comodidades.
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