Identidad, funcionalidad y gracia en esta casa, con fachada colonial y ambientes integrados que miran a un patio interno recuperado y con pileta.
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Nicolás Mieres es arquitecto; Florencia Bouza diseñadora gráfica, entre ambos –y a través de su estudio Dale Diseño- renovaron esta casa de los años 30 cerca del centro de San Isidro, dándole identidad, funcionalidad y comodidad para su joven familia.
"La casa no tenía ningún rasgo estético o de época. La clave de la reforma fue haberle dado identidad con la fachada colonial y un ambiente más moderno en el interior."
Nicolás Mieres y Florencia Bouza, dueños de casa y socios en el estudio Dale Diseño
Los dos cuartos están al frente de la casa. A ellos corresponden las ventanas de la fachada, a las que se les colocó persianas en verde, que dan la nota de color con un tono acorde al estilo colonial que recrea.
Increíble trasformación
Para la alzada, Nicolás armó un patchwork con cortes de porcelanato.
La mesada es de Silestone ‘Blanco Fino’ (Marmolería Lanzavecchia) con amoblamiento en melamina (Dale Diseño). La cocina industrial (Colucci Equipamiento) y la campana (Todo Campanas y Cocinas) son de acero inoxidable. De ese núcleo parte la mesa de comedor, montada sobre una estructura metálica con tapa que imita la agrupación de listones.
Como el fondo del lote es una diagonal, se rectificó la pared de este sector dejando fuera de la vista un lavadero triangular con espacio para ténder.
El juego de living tiene dos sillones individuales, comprados hace 10 años en Jumbo. Originalmente, sus patas eran metálicas, pero sus dueños las mandaron a tornear a un carpintero.
Un gran mueble sin herrajes con frente en melamina (Dale Diseño) se lee como un frente continuo, contiene las alacenas de la cocina y se prolonga hacia el living integrado, donde es soporte para el televisor. El ambiente tiene además una alfombra tejida a mano (Elementos Argentinos) y abertura ‘Mass R60’ en acero inoxidable (Aluminor).
La reforma mantuvo los cuartos al frente y el living atrás, para que el espacio pudiera extenderse al patio. "Fue una gran decisión, porque estamos todo el día acá", cuentan los dueños.
La mesa ratona es de melamina y guatambú, y los sofás ‘Softime’ (uno con respaldo y el otro sin) están tapizados en género ‘Zambia Plain Ivory’ (todo de Dale Diseño). En la pared, láminas enmarcadas, obra de Florencia.
Blanco, negro y madera para el baño principal
Blanco, negro y madera. Profesionales del diseño, los dueños estuvieron de acuerdo en apostar a esta combinación relajante y la mantuvieron en la mayoría de los ambientes.
Patio recuperado
De un lado, se armó un estar con una estructura metálica como sillón; del otro, una pileta. En la medianera está creciendo una enredadera que se ve duplicada por el espejo. Para mantener el estilo colonial querían un piso blanco y negro, pero los cerámicos son resbalosos en exterior. La solución fueron estas clásicas baldosas combinadas con porcelanato ‘Cargo Steam Boat’ (Navarro Ache).
"El espejo detrás de la pileta, otra jugada eficaz: desde el living, ese reflejo provoca la sensación de un largo fondo verde, que da mayor amplitud e iluminación".
Del otro lado del patio, un hall con calcáreos ‘Lourdes’ (Barugel Azulay), ventanal de demolición (RJO Demoliciones) y silla ‘Orlach’ (South Cool Furniture).
Hall y toilette a nuevo
El dueño vio en el toilette una oportunidad para experimentar: así surgió la fina mesada con bacha de chapa oxidada.
El espacio tiene revestimiento plástico negro (Quimtex Express). La pared tiene el mismo patchwork con cortes de porcelanato de la cocina. Completa con un espejo redondo y simples canillas ¾ (Orvesa).
Donde antes se trabajaba, hoy se descansa
En el cuarto principal, cama con respaldo de madera y mesitas de guatambú con cajones laqueados.
Oficina en casa
En el escritorio de Florencia, un mueble con espacio de guardado y colchón (todo de Dale Diseño).
Plano detallado
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