Una típica casa de los años setenta se reformó para ser el hogar ideal de una joven familia.
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Ella, politóloga; él, dedicado a la tecnología. Totalmente ajenos al rubro arqui, esta pareja emprendió la reforma de su nueva casa con un hijo en camino. Una vista rápida basta para deducir qué los cautivó de la propiedad, a pesar de que había mucho trabajo por delante. Después de un año completo de obra (a cargo del arquitecto Mario Goldman) se mudaron y, para mayor emoción, llegaron sin nada, dispuestos a crear un mundo propio en este vértice de la Zona Norte donde se mezclan los ríos.
Los escalones que acompañan la pendiente se hicieron con dimensiones que permiten usarlos como un silloncito al sol.
Una reforma que amplió el área social
“Hay varios mapas por la casa: nos gustan porque te trasladan, te traen recuerdos, activan planes”, comparte el dueño
La casa original era de estilo mediterráneo, con arcadas y aberturas circulares. Además de modernizarla, la obra duplicó los metros del living y del comedor.
Práctico y con look cementicio, toda la planta baja tiene el mismo porcelanato italiano.
Cocina country
“Además de que me encanta cocinar, el espacio es soñado. Cuando te levantás, al ratito de salir el sol, la cocina es pura luz”, dice Lucas
El sector privado
Reducto de trabajo
“La altura es óptima: en verano no se ve nada alrededor más que las copas de los árboles. No hay rincón, afuera o adentro, donde puedas ver una casa vecina”.
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