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Como cuando está detrás de la lente de su cámara, la fotógrafa Verónica Ruiz supo cómo lograr una composición armónica con la imagen que tenía delante, aunque no fuera muy alentadora. Después de negociaciones intensas junto con Leonardo Russo, su marido y socio en el estudio de fotografía Ruiz & Russo, compraron un amplio departamento antiguo y bastante maltratado que ocupa el primero y segundo piso de una construcción de 1890 en Belgrano.
Entre otros usos, allí había funcionado una escuela de música de la que, lamentablemente, no quedaron muchos detalles de época: barandas, vitreaux, picaportes de bronce, hierros de fundición y otros detalles de época habían ido desapareciendo. Verónica, que también es diseñadora de interiores, se planteó un objetivo: mantener el estilo y completar la restauración con recursos accesibles, ante la imposibilidad de recuperar los elementos originales.
Restaurado con visión escenográfica
El tono ‘Marrón Profundo’ (Alba) fue el elegido para equilibrar el gran caudal de luz natura.
De entrada, despejaron la planta principal para llenarla de luz, ordenaron los ambientes de modo tal que los cuartos (los de la pareja y el de sus dos hijos) tuvieran ventana y balcón francés, sumaron dos baños, hicieron la cocina a nuevo y conquistaron la terraza con un amplio playroom. Además, cambiaron todas las instalaciones de agua, electricidad y calefacción.
"Me entusiasmaron los techos altos, los ventanales y la posibilidad de hacer reformas que ofrecía la planta. Para la decoración, me concentré en que los muebles fueran coherentes con la dimensión de cada espacio."
Verónica Ruiz
Desde 2003 el piso, que tiene las dimensiones de una casa, tuvo modificaciones, pero su esencia se mantiene intacta gracias a una mirada que sabe cuáles son las proporciones justas para crear escenas ricas en belleza, sensibilidad y audacia.
El estudio, Ruiz & Russo, trabaja para todo tipo de eventos, pero es célebre por su particular forma de retratar bodas. “Buscamos reflejar ese momento tan importante con una mirada artística”, comparte. Con 25 años de trayectoria, sus imágenes fueron incluidas en libros, participaron de exposiciones y ganaron concursos que le dieron al estudio proyección internacional.
Acá usaron cemento alisado para tapar las marcas de paredes que derribaron y completar fragmentos del piso que levantaron porque estaban en mal estado. La hija y el hijo de Verónica les escapan a los retratos. Los perros no tuvieron ningún problema. Dos top models. La bici doble, otro de los objetos del estudio de fotografía que pasó a ser parte de la casa.
Lo mejor de lo antiguo y lo moderno
El comedor se amplió mediante la integración con una galería interna que se cerró con ventanales de hierro con vidrio repartido de demolición.
“Durante un tiempo, solo tuvimos muebles antiguos. Hasta que sentí la necesidad de sumar piezas más actuales que refrescaran los ambientes”.
Inspirada en la campiña francesa
Inspirada en la campiña francesa, la cocina combina el estilo de su época con una atmósfera bucólica. Por eso se eligió el color verde para los azulejos (Carabath). El dorado de las lámparas colgantes y apliques (Boutique de Luz) combina con el estilo vintage y la rusticidad de la madera. El banco de carpintero comprado en una feria se expandió con una tabla que funciona como desayunador. Banquetas (Compás Uno). Parece antigua, pero es nueva. La cocina fue hecha por un artesano experto en hornos pizzeros.
Suite: donde reina la madera
“Aquí funcionaba una escuela de música con once aulas. Aprovechamos muchas de las puertas que quedaron para cerrar placards y estanterías”.
Los cuadros de Lola Frexas, una de las más importantes acuarelistas argentinas, tienen un lugar destacado en la casa y en el corazón de Verónica.
El departamento tenía un solo baño. Con la reforma, un pasillo se convirtió en toilette y un cuarto que se usaba como depósito, en baño en suite.
Verónica pintó la bañadera antigua (Almacén de Muebles). Compraron en remates la celosía y cómoda, que fue pintada por la dueña de casa y adaptada con una tapa de mármol.
“Azul y dorado: combinación que nunca falla”, dice la dueña de casa sobre este espacio teatral pintado con ‘Azul Fantasma’ (Alba).
En el cuarto de su hija, en lugar de molduras, en el techo colocaron placas antihumedad con diseños.
Nuevos espacios
“Ampliamos el quincho y creamos un ambiente con dos sectores diferenciados: sala de ensayo y playroom”.
Mesa antigua hecha con un carrete de alta tensión (Antigüedades González). Banqueta y sillón de tres cuerpos (Erzebet Restoration). Trío de alfombras unidas traídas de Bolivia. Lámparas colgantes (Compañía Nativa). Cuadro de montaña rusa (Ricky Crespo).
Con un hijo músico, además de un sistema de insonorización y paredes revestidas en madera, Verónica recurrió a los tapices de Marruecos y al nicho con troncos para amortiguar ruidos.
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