A metros del mar, propios y ajenos quedan cautivados por esta construcción de enormes aberturas que funden interiores modernos con un entorno natural único.
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Pioneros en Costa Esmeralda, Virginia y Fernando se tomaron su tiempo hasta que encontraron el sitio indicado para empezar a construir un refugio de verano. Cuando sintieron, después de varios años, que había llegado el momento, le confiaron el proyecto al multipremiado arquitecto Luciano Kruk, cuyo sello indiscutido es el uso del hormigón.
La pareja quería una vivienda de estilo moderno y facilísimo mantenimiento que no afectara en nada a los pinos, dueños de este bosque costero. Así surgió esta casa de dos plantas con un poderoso atractivo. Quienes la descubren admiran su diseño: emerge desde el suelo hacia la copa de los árboles y, según el ángulo de observación, parece suspendida en el aire.
Quienes viven acá logran abstraerse de todo cuando miran el paisaje a través de las superficies vidriadas. Es la recompensa que les da la naturaleza por su respeto.
Rodeada de bosque
En el primer piso se organizaron los espacios comunes, con cocina, living y comedor integrados. De piso a techo, las aberturas logran una vinculación total con el exterior. Además de disfrutarla, Virginia y Fernando también alquilan la casa a través de Experiencia Costa.
"A Luciano le dimos libertad absoluta; le dijimos: ‘Volá’ y voló. Respetando nuestros tiempos, él hizo el proyecto en dos etapas: primero, la casa; luego, la pileta."
Virginia y Fernando, dueños de casa
Entre la cocina y el comedor, la mesada de cemento alisado sigue la línea de la carpintería. El encanto del día se multiplica a la noche gracias a una cuidada iluminación (Fábrica de Luz) pensada por Fernando. “Teniendo en cuenta los materiales que predominan, dispusimos artefactos dimerizables que nos dan buena temperatura de color y la posibilidad de crear distintas escenas”.
Las carpinterías son casi imperceptibles para acentuar el contraste de los vanos con el hormigón, material cuyo desafío térmico se resolvió con losa radiante.
"Decidimos implantar la casa sin llegar a los retiros mínimos establecidos. Así, al estar envuelta por el bosque, goza de una privacidad que permitió usar grandes superficies acristaladas."
Arq. Luciano Kruk
Segundo piso: descanso cerca de los árboles
El segundo piso tiene un dormitorio principal en suite y dos secundarios con baño compartido.
La síntesis arquitectónica y el diseño de los espacios reflejan un planteo práctico: ambientes manejables para albergar cómodamente hasta a seis personas.
“Nuestra prioridad fue no tocar ningún árbol. A partir de ahí, proyectamos una casa de bajo mantenimiento de la que fuera tan rápido y fácil llegar como partir”, dicen los dueños.
Una lucarna ubicada en la azotea deja entrar luz natural a las dos plantas y jerarquiza el espacio de la escalera.
Un espectáculo digno de ver
Fernando colocó artefactos en el suelo para iluminar los árboles y animó a sus vecinos a hacer lo mismo. De noche, el bosque se convierte en un espectáculo digno de ver.
ron
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