El proyecto, que incorpora estrategias de arquitectura sostenible, fue pensado para que su perro Figo tuviera un espacio a donde escaparse de la ciudad
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Sobria, implantada en medio de una zona rural de Mercedes, y diseñada con una síntesis de materiales y formas que persigue el bajo impacto ambiental y la sostenibilidad, la casa de la diseñadora de interiores Carla Barconte parece un ejemplo de la elegancia a la que alude Marta D. Riezu en su libro Agua y jabón. Apuntes sobre la elegancia involuntaria (2022). En particular, de la introducción que propone la periodista española: “Cuando le preguntaron al fotógrafo y diseñador inglés Cecil Beaton (1904-1980) su definición de elegancia, respondió: ‘Agua y jabón’. Que es lo mismo que decir: lo elegante es lo sencillo, lo honesto, lo de toda la vida”.
Con un bloque privado y uno público vinculados por un pasillo, el proyecto busca conectarse con la naturaleza desde todas las orientaciones posibles. La caja negra suma fuerza a esa intención, en tanto destaca, por contraste, los recortes vibrantes del paisaje.
Como curiosidad, además, el proyecto surgió precisamente de manera involuntaria. “No estaba en mis planes construir ni comprar un terreno, pero me acercó la propuesta un conocido y la tomé por el bien de mi perro Figo, para que pudiera tener un espacio verde donde correr los fines de semana”, cuenta la fundadora de Estudio Plök en alusión a su border collie.
"La casa se construyó en cuatro meses con el sistema SIP, paneles estructurales con aislación de telgopor que se encastran y no requieren armazón independiente, a diferencia de otras tecnologías de construcción en seco como la de steel frame. Es rápido, limpio y ultra resistente."
Carla Barconte, fundadora de Estudio Plök y dueña de casa
Puertas adentro
La madera se quemó mediante la técnica yakisugi, un método japonés que extiende la durabilidad del material, protegiéndolo de la corrosión, del agua, del daño solar y del fuego (consigue retardar la llama).
“Al igual que la fachada, el interior es sobrio y tiene poca variedad de materiales”, nos explica la dueña de casa, algo que se nota desde el recibidor en madera quemada (Lunativo), que hace un guiño a la puerta de acceso.
“El living se extiende hacia el deck como una única pieza que remata en la pileta. Adentro, gracias al sol del noroeste, la técnica constructiva y la chimenea colgante de estilo escandinavo, el calor se mantiene bárbaro”.
La cocina, orientada hacia el camino de ingreso
Bajo la premisa de no obstruir las vistas, la alacena de la cocina se diseñó como una estantería sin fondo. La luz que se lleva esa estructura se recupera más arriba, con un paño fijo triangular.
Referencias japonesas
“Me gusta mucho Japón. De hecho, tengo tatuado en el pie un Ginkgo biloba, su árbol milenario.En simultáneo al aire nórdico, mi casa se hace eco de nociones orientales como la austeridad, la sutileza y las líneas simples”, cuenta Carla. El estilo que persigue la diseñadora se plasma no solo en el equipamiento sino, también, en la elección de las piezas de arte, como las serigrafías de María Maggiori (Praxis) sobre el respaldo de cama
El baño se ubica entre los dos dormitorios de la casa, que integran el ala privada.
En un juego de texturas y contrapuntos, las baldosas rústicas que revisten el baño contrarrestan el carácter industrial e impoluto del lavatorio de acero inoxidable.
Más del exterior
El paisajismo estuvo a cargo del ingeniero agrónomo Tomás Nadares y su equipo, quienes se enfocaron en plantar más de 150 especies nativas y “no invasoras”, buscando promover el desarrollo de la fauna autóctona y el equilibrio ecosistémico.
En los extremos de cada bloque, sobrevuela un tramo del techo para generar pequeños “balcones”, como los llama la dueña de casa. Por su parte, en el jardín los sectores de uso se mantienen con el pasto corto, en tanto que el resto libera la vegetación a su estado más agreste.
El revestimiento negro de la pileta ayuda a reproducir el paisaje con claridad, convirtiendo su superficie en una obra de arte.
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