El presupuesto es un gran condicionante en toda obra, pero tampoco es todo. Con más ingenio y creatividad que presupuesto, los dueños de estas casas lograron cocinas únicas.
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La cocina es el corazón de la casa y hoy ya no quedan dudas. Atrás quedaron las épocas en que se les destinaban unos pocos metros encerrados o muchos, pero relegados a la zona de dependencia: hoy lo doméstico es parte de la vida social. El cambio de hábitos llega, sin embargo, con una cantidad de exigencias estéticas y funcionales que se suman a un ambiente en el que los equipamientos y materiales ya exigían una gran inversión de por si. Saliéndose de las propuestas clásicas más cotosas encontramos muchas casas reales en las que el ingenio y la creatividad aportan soluciones de bajo costo. Te compartimos algunas ideas para inspirarse.
Aire serrano
Nacido en San Javier, el constructor José Javier Ramognino eligió para su casa una vuelta a las raíces. Paredes de adobe y piedra, techos de caña y tirantes de álamo fueron los materiales tradicionales con los que, junto a su mujer, Paula, dieron forma a la “Aguada de los pájaros”, su refugio en el corazón de las sierras altas.
Las aberturas hasta en el techo actualizan los interiores y los llenan de luz y verde. Los pisos de ladrillos, techos de caña y mesas antiguas de roble marcan la identidad de una cocina austera y cálida.
Para las mesadas se apostó por cemento y muebles con tapas de chapa de hierro con motivo de peces dibujados por Paula, la dueña de casa.
Mediterránea
“Creo firmemente que el diseño mediterráneo debería abogar por una vida más simple. Cuantos menos objetos, más tiempo para la fantasía y el descanso”, asegura Oro del Negro, de More Design. El estudio mallorquín fue el responsable de la reforma de una antigua casa isleña comprada por la creadora de una famosa marca de moda y su marido, un músico de renombre internacional.
A pesar de que contaban con un presupuesto holgado, los arquitectos propusieron una cocina austera que estuviera alineada con el estilo de la casa. De bordes redondeados, todos los muebles de la cocina fueron hechos en obra y terminados a la cal. Incluyendo la campana, el elemento que termina de decir que estamos en un espacio rústico y acogedor.
Las vigas son de cedro. Una madera más dura que el pino que además se puede tratar con procesos naturales para crear pátinas y efectos interesantes.
En materiales de bajo costo
Para su casa familiar, el arquitecto Felipe de Ocampo proyectó un gran espacio sin divisiones, en el que los ambientes se integran visual y espacialmente con los mismos materiales. Con su proyecto, el arquitecto y dueño de casa, se propuso probar la eficacia de materiales de bajo costo en su estado más puro, “casi en crudo”.
En lugar de colocar herrajes, calaron las puertas. Las hendiduras sirven para mantener frutas y verduras en perfectas condiciones.
Una de las apuestas más fuertes estuvo en la decisión de hacer los muebles (bajomesada, alacenas y estanterías) en fenólico multilaminado de saligna tratado con aceite de lino. Los cantos de las puertas biselados (Eduardo Rastalsky) y las hendiduras suman un detalle clave de diseño.
“En superficies limitadas, los espacios integrados hacen que los ambientes se vean más grandes y mejoran la circulación”
El sector destinado a la cocina tiene una superficie de 12m2. La mesada que marca el límite con el comedor formal y el living es de cemento alisado.
Sin obra
Cuando la dueña de esta cocina se acercó a María Paula Timpani, fundadora de Casa María Paula, fue muy clara: quería que la cocina del departamento que acababa de alquilar se convirtiera en un espacio cálido y agradable, pero no podía permitirse entrar en obra. El problema es uno recurrente entre los miles de inquilinos: lo que lograron en poco tiempo y sin mayor inversión fue un cambio extraordinario.
"Como el piso no se podía cambiar, en lugar de taparlo buscamos que se resalte y se amalgame con el cemento alisado y los muebles pintados."
María Paula Timpani, responsable de la reforma
“Quisimos lograr una cocina austera en todo sentido: con pocas cosas y poco espacio para guardar también”, explica María Paula. Un cambio clave en ese sentido fue la decisión de remover las alacenas y reemplazarlas por un estante de madera.
Cambiar los muebles de la cocina signifiba una inversión que no podían afrontar. La solución estuvo en remover las alacenas, agregar un zócalo a los muebles bajomesada, pintarlos de verde y galvanizar los tiradores en bronce.
De demolición
“Todo empezó cuando encontré un juego de aberturas de demolición provenientes de una misma casa: lo que había imaginado durante tanto tiempo, de pronto pareció posible”, cuenta Andrea Scarabotti, su dueña. Aunque vive en Tres Arroyos, hace años que soñaba con construir una casita de verano en Claromecó que edificó en chapa, cemento y materiales de demolición.
”Cuando le propuse a mi marido hacer un ranchito de chapa para los veranos en Claromecó, él se imaginó un galpón frío y desangelado. Después de un viaje a Villa la Angostura, coincidimos en revestir los interiores con machimbre de pino”
“Si no reparás en el microondas, la pava y el horno eléctrico (que tengo agrupados) te da la sensación de esas cocinas de antes”, asegura su dueña. Sin grandes inversiones, los muebles y bajomesadas son de cemento alisado, igual que los pisos. “Las mayólicas son una maravilla: parecían hechas para rodear la cocina rosa viejo. Una vez más, fui de atrás para adelante. No busqué equis cantidad; con las que encontré, armé el diseño”.
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