Con foco en el diseño interior, actualizaron los ambientes, y gracias al flamante piso sumaron otra pileta que disfrutan en intimidad.
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Marita Scurci y su marido llegaron a Punta Chica con la familia en crecimiento y, quince años después, se les hizo evidente la necesidad de refrescar su casa: “Durante la pandemia, empecé a ver cómo quería que fuera realmente. Con tiempo disponible, empezamos por cambiar la cocina y el piso de la planta baja, ¡pero terminamos renovándola por completo!”, nos cuenta Marita, maestra jardinera, asesora de imagen y creadora de Ritta Estudio, su proyecto de interiorismo.
"Cuando hicimos la casa ya tenía algo muy claro: quería que al llegar me recibieran una escalera y una vista verde que me siguiera por todos los ambientes."
Marita Scurci, dueña de casa y creadora de Ritta Estudio
El comienzo de la renovación
“Una de las primeras cosas que quisimos cambiar fue el porcelanato clarito por este, símil madera. También pintamos los marcos de las ventanas de negro, lo que terminó de darle un aire diferente a la planta baja”, cuenta sobre los primeros pasos de la obra. Pero ahí no quedó la cosa.
Volvieron a recurrir entonces al arquitecto Sergio Pistone, autor de la obra original, para que hiciera el proyecto de ampliación, y se pusieron al frente de la patriada. “Logramos la tercera planta con la que siempre fantaseábamos y un segundo espacio al aire libre, pero en altura. Llevó tiempo, pero quedó tal como queríamos”, reflexionan.
Empuje
“Primero tuvimos la cocina que pudimos. Después, una mejor y más cómoda. Ahora hicimos la que nos va a acompañar por muchos años”, asegura la dueña de casa.
Al sumar la isla, aumentaron la superficie de apoyo y de trabajo, ubicando allí las hornallas. El horno y la heladera quedaron enfrentados a la bacha, un uso integral del ambiente.
Al motivo del mural ‘enmarcado’ por un nuevo arco de medio punto lo definieron Marita y Paula Gasparrini. Luego, la artista lo proyectó sobre la pared y lo plasmó con marcadores.
Cayó la ficha
“Antes, la entrada de servicio se daba por el lavadero. Un día, me cayó la ficha de que ya no quería más entrar directo al desorden de la ropa y el lavado, y lo convertimos en esta antecocina que nos encanta”, explica sobre el último sector que renovaron. El lavadero que antes estaba ahí se mudó a la dependencia, un cambio que lo sacó del paso y agrandó visualmente la cocina.
Desde almohadones hasta grandes superficies como paredes y muebles, el azul recorre la casa. Ella explica: “Tener ambientes tan luminosos me animó a usar este color que tanto me gusta”.
De sala de juegos a escritorio
Las paredes azules se lograron con una mezcla de los tonos 8269 y 8270 de Sinteplast, la misma que se le aplicó al mueble para hacerlo “invisible”.
“Este sector era una especie de playroom donde veíamos la tele. Ahora pude armar el escritorio, que comparto con mi hija: yo trabajo y ella estudia, las dos a la par”.
El anhelado tercer piso
“Siempre habíamos soñado con que la casa tuviera una planta más, algo que ahora pudimos concretar: ganamos no solo un gran ambiente de esparcimiento, sino también una terraza equipada”.
“Como la losa era resistente, podríamos haber elegido un método tradicional para levantar el tercer piso, pero nos inclinamos por el steel frame por ser la forma más liviana de hacerlo”.
Pileta extra
“Durante la construcción, nos dio la sensación de que en la terraza iba a hacer demasiado calor. Dudamos si hacer la pileta, pero finalmente nos decidimos: solo verla ya da una sensación de frescura”.
Marcas de color
Como detalle diferenciador, la suite principal pasó a tener una pared verde: “Me gustó cómo quedaba, en contraste con la madera del piso”.
Todos los cuartos están en la planta alta. Al igual que el dormitorio principal, el de cada uno de los cuatro hijos tienen colores y equipamiento a su gusto.
El espacio al aire libre original
El jardín trasero de la casa –con pileta– está desde el comienzo, cuando construyeron la casa. Pero aquí también hicieron algunos cambios: “En este rincón solo teníamos un fogonero, y la verdad que lo usábamos mucho. Tras hacer la pérgola, ahora más todavía: si no entramos en la galería y hay que distribuir a los invitados, aprovechamos también este sector”, cuenta Marita.
Al fondo y en los laterales de la galería, el paisajismo de Mariana Sensini da un marco verde y fresco.
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