Con un presupuesto acotado y ojo para las oportunidades, estos dos apasionados por hacer lograron una casa a su gusto y medida.
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Les pregunto cómo son las casas de arquitectos. Diego Victorica y Florencia Bosisio sonríen y suspiran. Y sueltan un chiste de arquitectos. “Nunca se terminan”. Están juntos desde hace diecisiete años, y poner este PH a punto para vivir les tomó tres. ¿Se pelearon mucho? “Al principio discutimos más por el espacio. Dibujamos diez opciones hasta que nos pusimos de acuerdo en una. Fue decantando solo”, recuerda Flor.
“El mayor conflicto surgió porque en esa época yo trabajaba en relación de dependencia. Llegaba a la obra al final del día, y él ya había tomado algunas decisiones. Teníamos un presupuesto acotado y había que trabajar la parte gruesa, esa que no se luce. Entonces apareció el baño todo revestido en cemento. ¡Me quería dar un baño de inmersión y la bañadera me parecía un bebedero!”, se ríe. “Bueno”, atempera Diego, “cada paso tuvo que ver con una oportunidad: sacamos mármol de una obra, e hicimos los baños bien; conseguimos madera, y terminamos el dormitorio; era invierno, teníamos gente disponible y dijimos: ‘Hagamos la pileta’”.
Diego es socio del estudio Ottone-Victorica, dedicado a obras residenciales, comerciales y refacciones. A Florencia también la atrae la remodelación: “¡Ah! La idea de detonar una casa y hacerla a tu manera me fascina”. Su estudio, Aire, hace tanto reformas como documentación de obra de mediana y gran escala. “A veces miro la pantalla de Flor y digo: ‘¡Qué chinada!’. Hay una inteligencia muy particular en poder ver en un plano cómo van a ser las cosas”.
“Como el living está muy en relación con la cocina, casi siempre almorzamos acá. O hacemos una clase con la compu. O tomo el té ahí porque me da el sol de la tarde”, dice Flor.
"No fuimos a comprar la BKF. Mandamos a hacer la estructura, fui a Boedo a comprar el cuero, le conseguí la plantilla al tapicero. Así nos resultó accesible y de la calidad que nos gusta. Toda nuestra casa es así."
Arq. Diego Victorica, socio del estudio Ottone-Victorica y dueño de casa
Un patio recuperado
“En la escala chica, creo que lo más contemporáneo (y lo más humano) es transformar las casas. Rehabitar el lugar que habitamos, incorporar novedad y tecnología sin borrar la historia”, dice Diego. Un buen ejemplo es lo que hicieron quitándole el techo al antiguo comedor diario.
"Las vigas eran falsas, no sostenían nada. Las dejamos pensando en construir una pérgola, pero íbamos a perder mucha de la luz ganada. Y empezamos a colgar orquídeas."
Arq. Florencia Bosisio
“El tema de las orquídeas arrancó durante unas vacaciones en Brasil, cuando todavía no teníamos hijos. No sé cómo llegamos a lo de una japonesa que las cultivaba y le preguntamos si nos podía dar clases. Nos dijo: ‘Mañana tengo que trasplantar, vengan’”.
Plano detallado
Cocina con vista
“Tanto el estante sobre el horno como los que están sobre la estructura de hierro blanco son de lapacho. Hace unos años, la protección de madera del tercer riel de las vías se reemplazó por unas de plástico. Estamos a una cuadra del tren: cuando vimos que habían dejado esa madera tirada, la trajimos en el acto”.
“En cuarentena terminamos de comprobar que la construcción es súper cómoda, abierta; jamás te sentís encerrado. Con dos patios y un solo vecino, tiene más de casa que de PH”.
Espacio para crecer
“Las ampliaciones se dieron a medida que llegaron los chicos. “Cuando nació Delfina (7), el garage se convirtió en su cuarto; cuando nació Beli (4), los mudamos juntos al lado del playroom y en el garage armamos un estudio. Fuimos creciendo y el espacio se fue adaptando”.
“Encontramos dos camas que daban para el espacio y nos decidimos. Les funciona perfecto: están más cerca de nuestro cuarto y salen directo al playroom. La dinámica familiar fluyó mejor desde que Delfina y Belisario están acá. Hay un fuelle que está bueno entre nosotros y ellos, pero no están lejos”.
Playroom a puro color
Hablamos de la obra de Inés Haas (Alternativo Galería). “Al estar tanto adentro, como todo el mundo, en este tiempo vestimos más los interiores. Vimos un par de obras en Alternativo y Nora Casabianca, la dueña de la galería, vino a colgarlas para probar antes de comprarlas. Al principio a Flor no le gustó este cuadro”, dice Diego. “Es que cuando me dijiste: ‘Voy a traer un cuadro de una jirafa, me imaginé otra cosa. Pero apenas la vi, me encantó. Los colores, como quedaba acá. Es muy flashera”.
“En el playroom se juega, se trepa, se charla, se ve cine. En verano, lo usamos mucho para reunirnos con nuestros amigos: abrimos las puertas y los chicos de todos entran y salen”.
Para un arquitecto, cada casa es como un amor. Da felicidad, da trabajo, pero, sobre todo, es vital, cuentan. “Estamos considerando seriamente mudarnos. ¡No hay nada más que le podamos hacer a esta!”.
Patio tropical, con nueva pileta
“El jardín del fondo es lo que más se transformó y se usa a full. Hubo una competencia por parrilla o pileta, y ganó la pileta. Por suerte. Los chicos viven ahí en los meses de calor”.
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