Volvemos entrar en la que fuera la casa de la familia Lasalle: una sección del comedor que se convirtió en un depto de 57m2.
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Alguna vez fue el comedor del petit hôtel de la familia Lasalle, hoy es un departamento en sí mismo. Esta tipología se desarrolló en Buenos Aires, a grandes rasgos, entre 1890 y 1920. Conste que no estamos hablando de los grandes palacios frente a la plaza San Martín o sobre la Avenida Alvear, sino de casas urbanas, unifamiliares también, pero entre medianeras, porque para principios del siglo XX ya era imposible conseguir semejantes terrenos en el centro de la ciudad.
Una particularidad de estas casas eran sus cuatro niveles: un semisótano para los servicios; el famoso piano nobile (plano o planta noble) que reunía los ambientes sociales a partir de una gran escalera; los dormitorios en el piso siguiente y la mansarda, destinada a los empleados domésticos.
Construidos por familias acomodadas, los petit hoteles tenían la función, también, de mostrar el estátus de sus dueños. Por eso los comedores estaban en el primer piso: de noche, se vislumbraba su esplendor desde la calle.
Reformado para un alquiler temporario
Subdividido en los años 50, este departamento rejuveneció con una segunda reforma a cargo de Graciela Roteta, que ya había intervenido otras unidades en el mismo edificio. “Acá los muebles se eligieron sin seguir un estilo en particular, porque se pendó como una vivienda temporaria: partimos de una caja blanca con toques de color”.
"El objetivo principal fue remodelar y actualizar la cocina, el baño y la terraza. Además, modificar los solados. Las aberturas, por supuesto se conservaron."
Graciela Roteta, a cargo de la reforma
El piso original de pino tea del living fue pulido a mano para que absorbiera al máximo la pintura de alto tránsito.
Se eligió un azul vibrante para la pared de la cocina porque forma parte de circuito social del departamento. Así, se la distingue incluso desde la terraza. Es que aunque estén integrados, cada sector funciona como una unidad.
El trabajo en la cocina
“La cocina está totalmente reciclada. Por ejemplo, parte de la mesada de granito gris de la versión anterior ahora es la barra que delimita la circulación y marca su sentido. Fue la manera de incluir un comedor que antes no existía”, explica la interiorista.
A un costado de la heladera cuelga un pizarrón sostenido por tensores. “Es un recurso que diseñamos para no verla al entrar y, al mismo tiempo, permitir su correcta ventilación. Allí la dueña escribe recetas y recordatorios”, explica Roteta.
Plano detallado de la obra
Dormitorio en el entrepiso
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