Te mostramos ejemplos reales de este tipo de diseño tan cálido que capta la imaginación de muchos.
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Si las casas de campo atraen, las cocinas de campo, tal vez más. La fantasía de una ronda de mate acompañada con pan casero, mientras en las hornallas borbotean dulces y en las mesas de madera se acomodan frascos de conservas. ¡Ah! ¡Y en el sueño también llueve! Volviendo a la realidad, les proponemos varios ejemplos inspiradores para ponerles un poco de magia a los días.
Mil detalles
“¿Qué sentido hubiera tenido comprar una finca en en el campo y hacer algo totalmente nuevo?, preguntaba retóricamente el arquitecto argentino Luis Laplace sobre esta casa de Menorca que ambientó y comparte con su pareja, Christophe Comoy. De esta sensacional puesta en escena, hay muchos detalles para tomar nota: las lámparas de fibras naturales, las cerámicas y las tablas de madera a la vista, y los muebles, tan sencillos que el “bajomesada” está cerrado por cortinas. Preciosas, eso sí.
“El panel de cobre marcó el tono de la cocina y la cambió para siempre”, dice Christophe sobre la pieza colgada en la pared. “Quienes nos visitan preguntan por su procedencia, para conseguir una similar, pero fue un hallazgo único en un mercado de pulgas de París”, dice sobre una de sus rutinas establecidas: nunca se sabe por dónde salta la liebre.
Las cortinas de las alacenas vienen de Artesanía Textil Bujosa, fabricantes de las tradicionales “telas de lenguas” mallorquinas. Luis, que trabaja con ellos desde hace veinte años, les llevó a hacer su propio diseño, para el que eligió este color, entre ocre y verde.
Cálida, práctica y austera
Volvemos a la maravillosa casa de Malena López Sanabria en Chicoana, que ambientó con lo más granado del diseño salteño actual junto con su hermana Ana, “Las López” famosas cuando se habla de decoración en Salta, creadoras de la tienda y estudio de decoración Malena y Ana.
“No me gusta la globalización; me gusta la identidad. En decoración, eso para mí significa combinar objetos autóctonos: los tradicionales y los estilizados con diseño”, nos decía Malena. Esa filosofía se concreta en esta casa de campo intensamente vivida, con la magia que crea el confort unido a la calidez.
Crear un escenario
“Me apasionan la madera, las texturas y los ambientes cálidos; pero no porque me conecten con un recuerdo específico, sino por la sensación de bienestar generl que me provocan. Es gracioso, nuestra casa tiene nostalgia de algo que no viví”, nos contaba la youtuber Karla Amadori sobre su casa en la ciudad brasileña de Gramado.
“Para mí, decorar tu casa va mucho más allá de simplemente ‘cambiarla’. Tiene que ver con cómo la habitás, cómo te hace disfrutar un poco más de la vida”, nos contó. Por eso, no dudó en lanzarse junto con su pareja a una tarea sumamente artesanal, en la que se involucraron totalmente y sin prisas.
La pared principal tiene un revestimiento de rodajas de ladrillos de demolición blanqueados y desgastados a mano para conseguir el efecto rústico.
Reeditar la infancia
“Mis abuelos en Entre Ríos tenían una casa vieja con calcáreos, pisos de pinotea, baños viejos y techos altísimos”, cuenta Josefina en una evocación con la que es fácil identificarse; algunas de esas cosas (casi todas) forman parte de un imaginario compartido. Lo singular es que ella y su marido recrearon esos entornos en su propio hogar. San Martín de los Andes fue el sitio elegido y con el arquitecto Tulio Rossini pusieron en marcha el proyecto de una construcción de estilo galés, acorde a la tradición de los colonos en la Patagonia.
Presencia estelar en esta casa con alma rural, la cocina económica no se usa para cocción porque consume mucha leña, pero es perfecta a la hora de mantener caliente un puchero o levar una masa de pan.
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