Cuatro propuestas en distintas provincias del país para desenchufarse de la ciudad en entornos naturales. Con jardines botánicos o encantadores patios, son ineludibles para todo amante del paisajismo y el diseño.
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Las vacaciones de invierno están a la vuelta de la esquina y un descanso a mitad de año, al aire libre y rodeados de naturaleza después de meses de encierro, home office y clases virtuales, suena tentador. Nuestro país tiene una oferta amplia de propuestas turísticas pero algunas de ellas vienen con un valor agregado: ofrecen hospedarse entre espectaculares jardines para disfrutar del verde, caminar o simplemente sentarse a leer un libro y contemplar el paisaje.
Desde una finca salteña rodeada de árboles añosos a orillas de un río, al encanto de una posada con bodega y una colección de más de mil cactus en Córdoba, o una casa del siglo XIX en San Antonio de Areco con un patio que nos transporta a otra época, en esta nota te invitamos a descubrir estos rincones repartidos entre cuatro provincias argentinas.
De impronta provenzal y toscana
Los Tres Sietes es una hostería de campo en Concordia, Entre Ríos, chic, rústica y elegante, ideal para disfrutar unos días de tranquilidad y descanso en un escenario que combina naturaleza, estética y calidez.
Con reminiscencias de la Provenza y la Toscana, cuando Julieta Medici y Alfredo Gaviña comenzaron las actividades de esta hostería no pararon ni un solo día para poner en pie la casa, el jardín, los canteros y la huerta. De esa energía para restaurar el lugar, creen, nació un lazo más fuerte con la naturaleza.
Es un lujo caminar por los senderos y apreciar las plantas que crecen espontáneamente: Monnina cuneata, distintos eupatorium, vernonias, marcelitas, pitangas y árboles como fumo bravo, timbó, azota caballos, palo de víboras. Entre toda esta abundante flora nativa, hay una forestación de pinos y un pequeño arroyo que lo atraviesa, donde se crea un microclima ideal para el desarrollo de diferentes variedades de helechos. Tampoco faltan los frutales, hay varios guayabos nativos (Feijoa sellowiana) y guayabos comunes (Psidium guajava), higos y cítricos con los que hacen deliciosos dulces caseros.
Los Tres Sietes es un proyecto artesanal, que fue ampliando sus propuestas al ritmo del entusiasmo de sus creadores. Con paciencia, esfuerzo y una habilidad innata para disfrutar de los pequeños detalles como indicios de felicidad.
- Contacto: IG @lostressietes
Con el paisaje de los cerros salteños
En 2001, Jackie y Eric Henderson compraron una casa de 1780, en Cachi, una pequeña ciudad salteña inmersa en los Valles Calchaquíes. La casa estaba destruida y para volverla a su encanto original llamaron al arquitecto local Javier Cruz, experto en adobe. La restauración duró un año y una vez terminada la convirtieron en el lugar elegido para pasar temporadas de descanso. Pero en 2019 empezaron a recibir huéspedes y la casa se transformó en La casa del tejedor, una posada con un jardín que maravilla a cualquiera y que sigue creciendo.
Jacky y Martín, casero y ayudante del jardín y la huerta, comenzaron con el diseño del espacio exterior hace 17 años. Optaron por no tener espacios de pasto por la escasez de agua en la zona y construyeron terrazas sostenidas con pircas de piedra en la parte superior.
Al principio pensaron un jardín únicamente de plantas nativas, pero en la práctica resultó difícil y frustrante lograrlo. Se decidieron entonces a crear un espacio donde la mitad se dedicaría a plantas aptas para zonas secas, como santolinas, salvias, achileas, verbenas, erigerones, tulbagias, perovskias, entre otras, entremezcladas con gramíneas nativas. En la otra mitad plantas nativas como jarrilla, inca yerba, salvia silvestre, potentilla, cactus y arbustos.
Árboles como algarrobo, churqui, arca, chañar, cinamomo y molle, casi todos autosembrados, son los que hoy dan sombra. Crecen más rápido que en el desierto, y ahora el jardín ofrece áreas frescas donde se ubicaron bancos. En el sector de plantas que se van asilvestrando se ven rosas, tulbagias, alteas, santolinas, que dominan con naturalidad y gracia.
Dentro de este jardín silvestre también hay senderos que lo recorren. Las vistas van cambiando, con más detalles, con más exuberancia, con arte, con abras secas y el paisaje de los cerros inmutables.
- Contacto: IG @lacasadeltejedor
Descanso entre viñedos
Hace unos ocho años, Goyo Aráoz de Lamadrid y su esposa Ana Jordan sentaron su base en San Javier, Córdoba, buscando cambiar su estilo de vida. Motivados por las ganas de hacer, convirtieron su finca de 10 hectáreas en Finca El Tala hotel y bodega, un emprendimiento con viñedos propios, jardín botánico, una inmensa colección de cactus y una hostería con tres cabañas, todo bajo el paisaje serrano cordobés.
Cactus, piedras y pircas van cosiendo el lugar e invitan al recorrido entre obras de arte de artistas locales y rincones para sentarse y descansar. Las perfectas líneas arquitectónicas que dibujan los viñedos se destacan entre los pequeños montes nativos que fueron respetados.
El jardín botánico nació a partir de la adquisición de una colección muy grande de cactus de un coleccionista de Jujuy. Con un grupo de agrónomos amigos y destacados asesores, Goyo, con experiencia de años trabajando como paisajista, armó su jardín para la conservación de las especies. Actualmente, el invernáculo cobija alrededor de 1.100 cactus. Unos 18 estanques con encantadores nenúfares y lotos suman atractivo al lugar.
Hay más de 30 canteros integrados al monte nativo que se encuentran distribuidos por toda la finca, con una gran variedad de especies como Salvias, Hemerocalis, Sedum, Echinaceas, Pestemons, Aster, entre otras. En la época más fría los Picaflores Cometa son asiduos habitantes, ya que liban de las flores de las Leucantas, y demás salvias.
- Contacto: www.hotelybodega.com.ar
Encanto bonaerense de otra época
Ubicada frente a la plaza Gómez, en San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires, la Posada de la plaza se levanta sobre una casa del siglo XIX que fue transformada por Ricardo Michel e Isabel Castaño, con un patio como protagonista y un jardín increíble que permanece ajeno a las modas.
Magdalena Zerboni y Florencia Lagos fueron las paisajistas que proyectaron el lugar y que, junto con Isabel, lograron un jardín que parece haber estado siempre ahí. El trabajo consistió en ir “editando” lo que había y dejando ejemplares muy significativos, como jacarandás y algunos arbustos, más la posibilidad de tomar prestado el paisaje de las magníficas tipas de la plaza, que se incorporaron a las vistas desde el interior de la casona.
Los muros están hoy cubiertos de ampelopsis, mientras que en los resquicios entre los ladrillos y la base de los canteros vincas y hiedras reptan como cubresuelos. Alpinias, helechos y hemerocalis parecen haber sido testigos de la historia, poblando los rincones.
En el jardín trasero dominan las texturas y los diferentes verdes, con lugares de sombra para sentarse a disfrutar. Las antiguas paredes dejan crecer pequeños helechos en minúsculos espacios, y las enredaderas ayudan a mimetizar la arquitectura con el jardín, que se vuelve más frondoso.
Un clima de historia y tradiciones se instala afuera y adentro con sus doce cuartos decorados con muebles de época y detalles que abrigan el pasado.
- Contacto: www.posadadelaplaza.com.ar
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