Hace unos 25 años el matrimonio Kikuchi comenzó con el cultivo de cerezos en la localidad patagónica de Trevelin. Hoy, ampliaron su emprendimiento con la elaboración de sabores de montaña: chocolates, alfajores, licores y almíbares.
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Hisashi es un nombre japonés que significa “de larga vida” o “lo que perdura”. En honor al padre del fundador, el matrimonio de Norma y Adolfo Kikuchi decidieron comenzar con este emprendimiento hace más de 25 años y así lo llamaron. Es que los árboles de cerezos que plantaron significaron el comienzo de una nueva y larga vida.
En 1996 se establecieron en Trevelin, en una chacra que habían adquirido unos años antes. “Nuestra idea siempre fue radicarnos en el Sur y cuando nuestros hijos crecieron y se independizaron, en unas mini vacaciones conocimos Trevelin, por aquel entonces un pueblo, hoy una ciudad. Nos encantó y empezamos a soñar con una nueva vida”, cuenta Norma.
Recién mudados, comenzaron con el cultivo de cerezos, pero como buenos pioneros, debieron sortear dificultades y hacer su propio camino. “Nuestra actividad siempre fue el comercio, no la producción, así que fue todo un desafío. Además, en la zona no teníamos técnicos especializados en la materia. Hubo que salir y buscar información en otras provincias, e ir aprendiendo sobre la marcha”.
Los primeros 1.000 árboles ocuparon una hectárea de la chacra, y ya a los tres años habían plantado cuatro hectáreas. Como entran en producción recién al cuarto año, en ese intervalo se dedicaron también al cultivo de rosales, rosas para corte y bulbos de tulipán.
En el año 2001 comenzaron con la exportación de cerezas con productores de Los Antiguos, que ya contaban con una logística de transporte al Reino Unido. “Nuestra calidad de frutos nos abrió las puertas de importantes mercados londinenses, entre ellos Marks & Spencer y Waitrose & Partners. Después de cinco años de exportación, las condiciones económicas se volvieron desfavorables, sobre todo para pequeños productores como nosotros, así que decidimos vender la producción únicamente en el mercado nacional”.
La temporada de cosecha de cerezas comienza en enero. Son 14 horas de trabajo diario durante 20 intensos días, manualmente. Se emplean de cuatro a ocho jóvenes en esta época y se trabaja con mucho calor y tratando de evitar las chaquetas, unos insectos similares a abejas que son atraídos por la fruta.
Se levantan los pedúnculos hacia arriba y se cosechan con la ayuda de escaleras con características especiales. Cada hora y media se recolectan con un cuatriciclo, para luego seguir su proceso con un “hidrocooling”, antes de pasar a una cámara húmeda.
Luego se clasifican y empaquetan en bolsas de un kilo o en cajones de 5 kg. Se cultivan variedades tempranas, intermedias y tardías. La cereza negra tiene un dulzor más ácido; la guinda es más ácida y es procesada; la cereza es más dulce y se come.
Se cosechan aproximadamente unos 10.000 kg de fruta por temporada. Hoy su hija Melania y Hernán, su pareja, se sumaron al emprendimiento familiar. Con ellos se incorporó la elaboración de chocolates, bombones y alfajores para ofrecer a los turistas y visitantes locales. “Los chocolates y alfajores surgen cuando se abre el cultivo al público. La gente quiere llevarse algo”, cuenta Hernán.
Desde hace unos años comenzaron a incursionar también en la elaboración de dulces, licores y cerezas deshidratadas, para agregar valor. Melania y Norma se dedican a la elaboración diaria de chocolates y alfajores. Hernán y Adolfo son los encargados de hacer los licores y almíbares de cereza y guinda, con maquinarias especiales.
"La calidad y cantidad de azúcares que contienen las cerezas está dada por las temperaturas y por el suelo del lugar. Pero también se cuida mucho el proceso de recolección."
Completan la oferta de productos los dulces de guinda y cereza, por supuesto, pero también de frambuesa y rosa mosqueta. Venden todo el año en el establecimiento y realizan visitas guiadas en el verano, a pedido del público. Un imperdible espectáculo en octubre con los árboles en flor y en enero con los cerezos en plena fructificación.
IG: @establecimientohisashi
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