En Italia, donde nació, Gabriella Spalletti pasaba los veranos en el campo. Autodidacta, su pasión por la jardinería se fue acrecentando desde que llegó a la Argentina y se consolidó en este jardín de inspiración mediterránea.
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Los primeros años en nuestro país, Gabriella Spalletti los pasó en un campo que tenía un parque muy grande, con coníferas que sufrían los avatares del clima; entonces, para resolver este problema y mediar un poco entre las diversas opiniones de los familiares sobre lo que había que hacer, decidieron llamar a los Blackburn, una pareja de paisajistas ingleses, que se instalaron varios días en la propiedad para diseñar el espacio.
“Con ellos empecé a entender más de diseño, porque los escuchaba y veía con el amor y la pasión que hacían su trabajo. Una vez me hicieron un comentario sobre un jardín donde la dueña les había pedido rosales del color del sillón del living, en ese momento me pareció algo un poco loco, pero con el tiempo lo entendí y de hecho fue mi comienzo con la jardinería”, cuenta.
En el año 2000, luego de la división de un campo en Luján, Gabriella y su familia recibieron el haras y una superficie de 2 hectáreas lista para ser reformada. Con la valiosa ayuda de Nora Bensi y Estela Frías planearon sobre todo lo que había que sacar y los arbustos para propiciar un marco a la casa.
Más tarde, se unió a un grupo de jardinería con el asesoramiento de Coki Naon, del que hasta el día de hoy forma parte, porque le resulta muy enriquecedor y estimulante aprender a partir de las experiencias de otros y además siempre todos están dispuestos a compartir un gajo o una semilla.
En lo que hoy es el jardín se encontraban los vestigios de la que fue la entrada principal de la vieja estancia, conformados por renovales de acacia negra, paraísos, ligustros y eucaliptos centenarios.
"La idea de Gabriella siempre fue seguir sus impulsos, no obedecer a un proyecto mayor, sino pensar en lo que le gustaría ver, año tras año."
Gajos que son recuerdos
Los diferentes espacios fueron naciendo poco a poco, sin ningún dibujo, más como una cuestión instintiva, con la multiplicación de plantas ya existentes, con gajos regalados, donde muchas plantas son recuerdos de tanta gente querida.
Así, fueron viviendo el lugar y viendo las exigencias de cada estación.
El jardín está en constante cambio y la naturaleza no deja de sorprender cuando florecen aquellos bulbos olvidados.
Alrededor de la casa hay muchas especies de follaje gris como lavandas, perovskias, cinerarias, romeros, todas de estilo mediterráneo, que contrastan con el color anarajando de las paredes.
Para lograr el típico tono de las casas de Roma, pero más aguado, Gabriella trajo ferrites de Italia. No fue fácil encontrar alguien que pinte a la cal y cada 7 u 8 años se vuelve a pintar para conservar bien el color.
En otoño, las estrellas del jardín son las grandes masas de bulbos de Lycoris radiata, del mismo tono que las paredes de la casa, que le regaló Ignacio Steverlynck, gran conocedor de plantas y muy amigo de la familia.
Al principio fueron plantadas debajo de las Maclura pomifera y se multiplicaron fácilmente.
"Florecen entre fin de febrero y marzo sin follaje, después brotan las hojas verdes acintadas que luego se marchitan, pero hay que dejarlas hasta que el bulbo se nutra para cortarlas"
La pérgola es un sitio recurrente, ideal para leer en el verano, rodeada por plectrantus que se fueron reproduciendo haciendo gajos y la Thunbergia grandiflora que trepa y da racimos colgantes de flores celestes aliladas.
Las plantas que más satisfacciones le dieron son las salvias, porque son nobles y se ponen muy lindas en otoño. Tiene varias del vivero de Matías Busch, especialista en estas especies de bajo mantenimiento.
Las rosas son otras de sus preferidas, en el jardín hay ejemplares de color té, naranja, salmón, más claras, coloradas y bordó.
Tengo más de 200 plantas de rosas, también muchas hortensias, casi todas hechas de gajo, después intenté con las Hydrangea quercifolia y nunca me dieron bien, es un pendiente
Las camelias forman como un bosquecito en donde hay varias, entre ellas, las Camellia sasanqua que tienen perfume.
En el parque también habitan distintos árboles: 3 catalpas frente a los boxes, donde funcionaron bien; un kiri al que le costó adaptarse; y frutales, en donde predominan los cítricos.
El bosque de ligustros y paraísos se fue limpiando para buscar abras, en el sector más tupido se pusieron plectrantus y hiedras, y en otra parte se mantiene el pasto cortado.
El cantero de la pileta es diseño de Nora Bensi, allí hay Gaura lindheimeri, Salvia greggii, Pennisetum villosumy los sauces que son la sombra tan preciada en el verano.
Los fines de semana Gabriella se dedica a observar el espacio, se ocupa de quitar el gramón, un trabajo constante, y cuida con dedicación su jardín, pero el logro, asegura, es gracias al entusiasmo de sus colaboradores: Ricardo que con su sabiduría y experiencia fue un pilar muy importante, además de formar a David y más tarde a Jorge.
A futuro, la intención es seguir plantando según la inspiración, tal como lo indiquen las estaciones y las necesidades de este magnífico espacio en el campo bonaerense.
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