Con el desafío del clima marítimo, la dueña de casa junto con el Grupo Jardín Necochea Quequén fue diseñando y logrando un jardín con flores y buenas ideas.
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El arte de la jardinería une a las personas. Con esa visión surgieron los Grupo Jardín, que en forma rotativa organizan una reunión mensual en parques o jardines con el asesoramiento de un profesional.
A partir de la jardinería y el trabajo en equipo se aprende e intercambia conocimiento. Se trabaja sobre la base de objetivos y las distintas miradas van aportando soluciones o ideas disparadoras, siempre con un asesor que introduce su mirada técnica.
El jardín de Monique es un espacio donde se trabaja con esta modalidad con el Grupo Jardín Necochea Quequén, formado hace más de 35 años en el sudeste de la provincia de Buenos Aires. Diecisiete mujeres se reúnen una vez por mes, doce veces al año, de 9 a 17, con el objetivo de seguir aprendiendo sobre jardinería y diseño.
Cada una aporta su conocimiento desde su formación y cultura. Es un grupo con raíces criollas, canadienses, inglesas, escocesas, francesas, danesas y vascas. Cada una con un jardín especial y único creado a partir de formar parte del grupo.
La primera asesora del grupo fue Elsita Schulte, le siguió Eduardo Stafforini y también Cristina Le Mehauté formó parte durante algunas temporadas. En la actualidad, desde hace quince temporadas, el asesor es Ignacio Van Heden. Monique se sumó al grupo hace más de diez años con un jardín que fue todo un desafío. Porque es un jardín que “crece bajo la ola”, como le gusta decir a su dueña, un jardín marítimo en el que el mar es protagonista y enemigo al mismo tiempo si no se sabe convivir con el viento y la sal.
El jardín inicial comenzó a gestarse en 2003, cuando se niveló el terreno con varios camiones de tierra negra y se plantaron algunos arbustos para reparar del viento. Más tarde se instaló un sistema de riego y se sembró césped.
A medida que los años pasaban, el viento iba moldeando y limitando el crecimiento de las plantas. La tarea consistía en plantar y replantar cada temporada para poco a poco conseguir algo de reparo. Las Acacia longifolia, coprosmas y azareros fueron las especies pioneras. Durante la primera reunión definieron el principal objetivo: generar un jardín con flores, y con ese gran desafío se trabajó también las siguientes. Primero había que reforzar el reparo del viento para lograr un microclima y tener las flores esperadas. Se planteó una cerca de madera como protección física del viento y delante de ellas se fue plantando.
También surgió la idea del color azul en una de las paredes para traer la idea del mar al “jardín de atrás” junto a tamariscos ‘Pink Cascade’ arbustivos para bajar la escala de la casa y, a través de sus troncos, ver el color azul. La gran resolución de esa primera reunión fue que sería un jardín para hacer en etapas, a medida que se dominara el viento. Reunión tras reunión y año tras año, el jardín fue creciendo y surgieron nuevos objetivos y sugerencias. Una pérgola a la salida del jardín, unos escalones para suprimir la loma y generar otra escala, una terraza de césped y el gran cantero para traer las flores más cerca.
Luego de años de trabajo en equipo, las flores son una realidad. En gran parte, gracias al trabajo semanal de Adrián Eliseche, que se ocupa del jardín y lleva adelante las sugerencias del grupo junto a Monique.
Cada planta tiene un origen especial y muchas se someten al sistema de prueba y error. La jardinería no es una ciencia exacta y muchas veces una planta que no debería funcionar en esas condiciones, quizás sí prospera.
EL JARDÍN SOBRE EL MAR
En ocasiones, el asesor trabaja en forma particular para alguno de los integrantes del grupo. El jardín sobre el mar fue un pedido especial para que el asesor Ignacio Van Heden realizara un proyecto puntal. Así surgió el diseño de este sector, un jardín de recuerdos donde se rinde homenaje a los seres queridos.
La jardinería y el trabajo en equipo pueden llevar a objetivos impensados. Aprender en grupo, con el grupo, con el espíritu de compartir sin competir son los lemas que guían los Grupo Jardín.
Durante los primeros años, el espacio era una gran alfombra de césped. El grupo sugirió dejar de cortarlo y simplemente permitir que evolucione. Fue así como año tras año aparecieron las gazanias, las uñas de gato y otras tantas especies nativas y exóticas.
Con esas plantas como tapiz se proyecta “el jardín de los recuerdos”, un jardín para estar pero principalmente para contemplar desde el primer piso de la casa donde se ubican el living y el comedor. Un jardín que dialoga con el mar y los recuerdos. La premisa fue generar un espacio de reflexión y conexión. Un sendero recorre el jardín de flores de mar y durante el paseo van apareciendo situaciones y recuerdos: un pequeño patio hundido donde protegerse del viento y poder contemplar el paisaje y un sector de fuego para las noches de verano.
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