Son fáciles, tienen beneficios para el resto de los vegetales a su alrededor y son una delicia que se puede disfrutar directamente desde la planta. Consejos de una experta para hacerles un lugar en la huerta.
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Las arvejas (Pisum sativum) son uno de los cultivos de estación fría más valiosos por su importante carga nutritiva y la facilidad de sus cuidados.
Existen numerosas variedades de arvejas, pero la mayoría de las cultivadas en la huerta familiar requieren de tutores para desarrollarse saludablemente.
Estas plantas tienen zarcillos con los cuales se aferran a hilos, alambres, tutores u otras plantas que les sirven de sostén en su búsqueda por el sol. Se adaptan bien a casi todo tipo de suelos, aunque prefieren los profundos y húmedos, ricos en materia orgánica.
A fines de otoño o comienzos del invierno se siembran directamente en el cantero o en el cerco de la huerta, en hoyos espaciados por 25 cm.
En cada uno de estos hoyos se colocan 3 o 4 semillas. El encañado tradicional soporta dos líneas de cultivo con una separación de de 40 a 60 cm entre ellas. Que la tierra esté húmeda y fresca estimulará la germinación de las semillas; en cambio el exceso de humedad por abundante riego podría deteriorarla en esta etapa.
Las arvejas son Fabáceas, por lo tanto fijan nitrógeno gaseoso enriqueciendo el suelo. En la huerta, a muchas hortalizas les gusta su compañía: rabanitos, zanahorias, nabos, lechugas, espinacas, radiccios y pequeñas crucíferas, como el repollo corazón de buey, se desarrollan muy bien a su lado.
Cebollas y ajos tienen fama de tener un efecto negativo en el crecimiento de las arvejas. Su época de desarrollo coincide con períodos de lluvias, así que deberíamos ser cuidadosos en no excedernos con el riego. Pasarán entre 2 y 3 meses, según la variedad, para que podamos cosechar las vainas verdes bien graneadas.
Estas legumbres son de las pocas que pueden comerse verdes -ya sean crudas o cocidas- o bien maduras y secas, enteras, partidas y aun molidas en forma de harina.
Es un alimento excepcionalmente rico en vitamina B1 y 100 gr de arvejas crudas aportan 5,8 gr de proteínas, fibras y sólo 69 calorías. Sin duda, las arvejas son una experiencia hortícola que merece ser vivida.
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