Son ricos en azufre y promueven la reparación del ADN, algunos incluso previenen enfermedades graves como el cáncer.
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¿Sabías que el azufre es el tercer mineral más abundante en el cuerpo?. Está presente en la metionina y la cisteína, que son dos de los aminoácidos que el cuerpo utiliza para producir proteínas.
Estos aminoácidos son responsables de la salud de la piel, el cabello y las uñas. Sin ellos los tejidos pierden fuerza, flexibilidad y vitalidad y aparecen los daños tan característicos en el pelo, uñas y piel, que generalmente nos toman por sorpresa y no sabemos cómo solucionar.
El cuerpo, además, necesita azufre para construir y reparar su ADN y para proteger sus células de daños que podrían terminar en enfermedades graves como el cáncer.
El azufre ayuda al cuerpo a metabolizar los alimentos y contribuye a la salud de la piel, los tendones y los ligamentos
¿De dónde obtiene el cuerpo el azufre?
Existen dos fuentes vegetales principales de azufre, que si no se incluyen debidamente en la dieta diaria pueden provocar el envejecimiento prematuro de la piel, el pelo y las uñas.
La primer fuente vegetal de azufre son las verduras del género Allium: ajo, puerro, cebolla, cebolla de verdeo y echalotes.
Las verduras crucíferas son otra fuente principal de azufre en la dieta. Lo proporcionan en una forma conocida como glucosinolatos. También tienen un alto contenido en fibra y se asocian con una dieta saludable: brócoli, la coliflor, repollo, rúcula, coliflor y rabanitos.
Un reparador natural del ADN
Las evidencias de que el azufre es un potente escudo que protege el organismo de enfermedades peligrosas como el cáncer, se comprobó científicamente: un grupo de investigadores reunió a personas fumadoras y les pidió que consumieran 25 veces más brócoli que el occidental medio (concretamente, un tallo por día).
Las verduras crucíferas son una de las principales fuentes de azufre en la dieta. Además, contienen fibra y se asocian con una dieta saludable: brócoli, la coliflor, repollo, rúcula, coliflor y rabanitos
En un seguimiento realizado durante 10 días, los fumadores que consumían brócoli, en comparación con los fumadores que no lo consumían, presentaron un 41 por ciento menos de mutaciones de ADN en su torrente sanguíneo.
Para darle más entidad al estudio, se extrajo ADN de los fumadores para exponerlo a un agente químico que se sabe que daña el ADN. El resultado fue contundente: el material genético de los que habían consumido brócoli presentó daños significativamente menores, lo que sugiere que comer verduras como el brócoli podría reforzarnos a nivel subcelular.
Según un estudio del doctor Michael Greger, que ha dedicado su carrera a estudiar cómo las opciones de estilo de vida pueden ayudar a vivir más tiempo, el brócoli y las crucíferas contienen algunas sustancias que podrían detener la metástasis del cáncer.
En un estudio de 2010, los científicos depositaron una capa de células cancerosas procedentes de un pulmón humano en una placa de Petri y limpiaron la franja central. Al cabo de 24 horas, las células cancerosas habían empezado a propagarse y al cabo de 30 ya habían vuelto a cubrir el espacio completamente.
Entonces, los científicos vertieron algunos compuestos procedentes de verduras crucíferas sobre las células cancerosas y éstas dejaron de propagarse. Aún no se ha comprobado en ensayos clínicos si comer brócoli ayuda o no a prolongar la supervivencia de los pacientes con cáncer de pulmón, pero lo bueno de las intervenciones dietéticas saludables es que, como no tienen efectos secundarios nocivos, pueden sumarse cualquier otro tratamiento que se haya elegido.
LA NACION