Naturalia es el único productor de irupés en el país. Además de poder apreciar estas impactantes plantas, sus estanques orgánicos bien valen una visita al lugar.
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Ezequiel Juarez y Javier Tarillo Egner tienen un vivero desde hace 20 años. Inicialmente se dedicaban a la reproducción in vitro y venta de orquídeas, pero desde hace ya nueve años comenzaron con el cultivo de acuáticas y palustres principalmente.
Apasionados por lo que hacen, hoy sugieren: “Un estanque jamás pasa desapercibido en ningún jardín y realmente creemos que todos deberían tener al menos uno. Para los chicos es un espacio mágico donde desarrollan su imaginación y juegan con los anfibios, peces e insectos; y nuestras plantas forman parte de ello”.
Ubicado en Guernica, provincia de Buenos Aires, todas sus plantas son de producción propia, obtenidas desde semilla o por división de matas. El cliente puede acercarse directamente al cultivo o comprar en su tienda virtual.
Varios de sus estanques de producción fueron realizados de manera orgánica para ensamblarse al jardín formando un espacio más amigable visualmente. También realizan plantaciones y mantenimientos de estanques.
Tienen la más amplia variedad del país en lirios, nenúfares, lotos y colocasias.
Constantemente están incorporando nuevas variedades importadas y realizando sus propias hibridaciones. Cada vez que logran un híbrido o adquieren uno, los testean para observar su comportamiento en nuestra región: cómo se desarrolla el follaje, si es de buena floración, si se reproduce bien. Si reúne todas estas características, recién ahí comienzan a multiplicarlo para ofrecerlo al mercado.
Ya han logrado híbridos propios de lirios, lotos y también de nenúfares, incluso algunos están registrados ante la IWGS (International Waterlily & Water Gardening Society), una organización sin fines de lucro que promueve la educación, investigación y conservación de acuáticas.
Consideran a los irupés (Victoria cruziana) como la “figurita” más difícil de propagar en su cultivo, a pesar de ser una planta nativa.
“En nuestra latitud, el clima es bastante más frío que donde crecen naturalmente; los irupés necesitan que el agua esté a una temperatura de entre 28 y 32° C”. Así, para lograr su germinación, siembran a comienzos del mes de septiembre en uno de sus invernáculos, con un estanque calefaccionado. Una vez que la temperatura es más estable en el jardín (generalmente en octubre), los sacan al exterior, donde rápidamente crecen sin parar hasta llegar a su tamaño adulto. Las hojas de mayor dimensión en el cultivo llegaron a medir hasta 1,70 metros de diámetro.
Con la propagación de nenúfares comienzan en agosto: cortan los rizomas –siempre dejando una punta de crecimiento– y los plantan en macetas de gran diámetro y poca profundidad. Se fertilizan tres veces (desde primavera hasta el otoño), para asegurarse una excelente floración.
"Un estanque con plantas acuáticas jamás beneficiará el desarrollo de mosquitos, ya que ellos no eligen estos espacios con ecosistemas armados, únicamente se reproducen en recipientes sin plantas que acumulan agua"
Luego continúan con los nenúfares tropicales que, sin duda, son de lo más llamativo en el vivero. La reproducción se realiza a través de división de cormos y la época ideal es apenas se ven signos de brotación activa, generalmente a comienzos de octubre.
En el otoño es tiempo de dividir los rizomas de los lirios y enmacetarlos. A las colocasias las reproducen por división de hijuelos y estolones. Estas plantas, muy adaptables, resaltan en cualquier jardín, ya que sus hojas son extremadamente vistosas por sus diseños, tonalidades, texturas y formas. Pueden estar plantadas en zonas encharcadas o en cualquier lugar del jardín con riego normal, a media sombra o incluso a sol pleno.
Nada es tan importante en un estanque como tener la mayor cantidad de horas de sol directo durante los meses más cálidos
Lo ideal es un mínimo de 5 horas de sol para garantizar una excelente floración en nenúfares, lotos, etc., complementadas con tareas de mantenimiento, como replante y fertilización específica, para que además de lograr una composición adecuada para el buen desarrollo de las plantas, no favorecer el desarrollo de las algas ni dañar a los peces si los hubiera.
“Realmente las plantas acuáticas son de muy fácil cultivo, y siguiendo pocos tips logramos una abundante floración”.
Un estanque cambia la energía de cualquier jardín. Los entornos con agua incluso hasta refrescan visualmente esos días súper calurosos del verano, atraen insectos como libélulas y también aves. Muchas variedades de nenúfares y lotos, desde que comienzan su floración en primavera, no paran de hacerlo hasta la llegada del frío. Así, frescura, abundante floración y bajo mantenimiento son sus mayores virtudes.
LA NACION