Hay muchas variedades de azaleas, pero la gran mayoría tienen algo en común: suelen tener problemas que pueden ser devastadores en caso de no actuar a tiempo.
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La clave para que estas plantas con hermosa flores vivan años, está en la prevención. Es que habitualmente las azaleas son atacadas por una enfermedad de características devastadoras. Los síntomas aparecen solamente durante la etapa final de la floración, tanto en los pétalos de las flores abiertas como en los pimpollos cerrados.
Los primeros síntomas se manifiestan como pequeñas manchas redondeadas, de 1 a 2 milímetros de diámetro, de color blanquecino en las flores rosadas y castaño en las blancas. Cuando ataca a los pimpollos pequeños, estos mueren antes de abrir.
Las flores de azaleas atacadas, rápidamente se decoloran por completo y adquieren un color castaño uniforme. Si durante la primavera hay condiciones de baja humedad ambiente, estas flores secas liberan un polvillo blanquecino al tocarlas y si la humedad es elevada las manchas se extienden rápidamente, adquiriendo aspecto aceitoso e invadiendo toda la flor.
Desde la aparición de los primeros síntomas hasta la muerte de las flores transcurren solamente de 3 a 4 días. Estas flores caen sobre las hojas vecinas, el suelo o el sustrato de las macetas y son la fuente de contagio en futuras infecciones.
Esta terrible enfermedad es causada por un hongo patógeno llamado Ovulinia azaleae Weiss.
¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Hay varias medidas preventivas que podemos tomar:
- Las podas invernales contribuyen a prevenir la enfermedad ya que aumentan la irradiancia, evitando el estrés que es la puerta de entrada de la enfermedad.
- A fines del invierno hay que tomar la precaución de sacar del suelo los restos vegetales de azaleas ya que allí se encuentran las esporas de hongos que infectarán la planta.
- Cuando los pimpollos tengan el tamaño de una semilla de cítrico, es recomendable pulverizarlos. De manera orgánica se puede usar una disolución de 3 gramos de canela en un litro de agua.
Debajo de las azaleas, cubrir el suelo con pinocha o corteza ya que las esporas de hongos que pudieran haber quedado no pueden eclosionar en pH ácido.
- En primavera comienza la etapa de crecimiento activo y desarrollo floral de las azaleas, ello conlleva a un mayor consumo de nutrientes del suelo por eso conviene fertilizar con productos que contengan nitrógeno, fósforo y potasio y complementar con un fertilizante floliar con quelato de hierro.
- La disminución del oxígeno en el suelo, producto de largos períodos de encharcamiento, genera daños en las raíces. Agregar arena gruesa en las zonas bajas del jardín puede paliar este problema.
Problemas primaverales
Las hojas de las azaleas son atacadas durante la primavera por diversas plagas, entre ellas los trips y la polilla de la azalea. Sus efectos pueden ser devastadores.
Los trips son insectos pequeños, de no más de 1 o 2 milímetros. Se observa un jaspeado plateado sobre la hoja. También es frecuente el ataque por Frankliniella occidentalis, transmisor de una importante enfermedad conocida como peste negra, especialmente cuando las azaleas sufren de estrés hídrico.
- No dejar de regar las azaleas, especialmente en primavera y verano.
- Pulverizar el follaje con purines de ajo, ortiga, romero para prevenir la aparición de trips.
- Para evitar la polilla de la azalea se usan trampas amarillas, pueden ser bidones o plásticos de color amarillo embadurnados con grasa de litio. La polilla es atraída por el color y queda pegada por efecto de la grasa. A partir de agosto se puede regar con agua y vinagre de alcohol (50ml de vinagre en un litro de agua) una vez por mes. El pH ácido del vinagre inhibe la eclosión de los huevos de la polilla.