Se trata de un cultivo ideal para principiantes que dará muchas satisfacciones. El otoño es el mejor momento para sembrar sus semillas, que pueden ir al suelo o en macetas. Qué cuidados necesitan y cómo disfrutarlos en la mesa.
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Cuando algo se vuelve tan corriente y cotidiano podemos perder de vista lo especial que es. Los rabanitos son un ejemplo: por su forma, color y sabor son realmente peculiares y hasta exóticos y todo eso hace que valga la pena la experiencia de cultivarlos en casa, verlos crecer en la huerta y llevarlos al plato.
Los rabanitos son plantas herbáceas, anuales, que necesitan suelos fértiles y profundos. Pertenecen a la familia de las crucíferas. La parte que se come habitualmente es el órgano que se conoce como “hipocótilo”, de sabor picante y propiedades medicinales diversas: es diurético, digestivo y regulador de la hipertensión, entre otras virtudes. Sin embargo, las hojas también son comestibles en ensaladas y pestos sabrosos.
Si bien pueden sembrarse todo el año, el otoño es ideal para este cultivo. En verano son más propensos a sufrir variaciones de humedad que pueden contribuir al deterioro temprano de la raíz.
Consejos para cultivar rabanitos
Estos vegetales soportan grosso modo cualquier temperatura, pero prefieren climas templados o templados frescos.
El rabanito es un buen cultivo para principiantes. Se propaga por semilla y es apto para sembrado directo, en suelo o en macetas. En este último caso, el contenedor deberá tener una altura y un diámetro de al menos 12 centímetros, en el cual se podrá cultivar una sola planta para obtener un tamaño suficiente.
La tierra debe ser suelta, con buen drenaje; y el riego, frecuente y regular para formar rabanitos sanos y turgentes. Ante la falta de agua, la planta tiende a florecer. Si eso pasa, mejor dejar que fructifique y obtener semillas para la próxima siembra.
El tiempo desde la siembra hasta la recolección va de 30 a 40 días, momento en el cual pueden observarse los rabanitos en la base de los tallos y se deberá arrancar con cuidado la planta entera.
Conviene escalonar la siembra cada quince días, para que brinde rabanitos frescos continuamente.
La siembra se realiza a una distancia entre plantas de 5 cm y entre líneas de 30 cm. Se lleva muy bien con aromáticas y plantas de jardín como el taco de reina. También con verduras de hoja y arvejas. Son una excelente opción para asociar a plantas que crecen lentamente como la zanahoria, la cebolla y el puerro. Luego de que broten, se aconseja realizar un raleo para dejar las plantas bien separadas entre sí y libres de malezas.
Si se exceden los 30 a 40 días sin cosechar, los rabanitos se endurecen y crecen excesivamente, rajándose y ahuecándose, por lo que es mejor no superar esa cantidad de días.
Las temperaturas más frescas hacen posible que puedan dejarse en la tierra un poco más que en verano, algunos días después de que estén listos para la recolección, sin que pierdan calidad. Sin embargo, las heladas también pueden hacer que la raíz se ahueque, así que es importante cosecharlos antes de que lleguen temperaturas por debajo o cercanas a 0º C. Por eso, si bien ya indicamos que se pueden cultivar todo el año, el otoño es la temporada ideal para los rabanitos.
Recetas
Rabanitos asados
Una forma simple y poco usual de disfrutar los rabanitos de la huerta: asarlos con pocos y deliciosos ingredientes. Quedan turgentes y de sabor más suave, ideales para compartir con paladares más selectivos ante su picor natural en crudo.
Ingredientes:
1 atado de rabanitos, 3 cucharadas de aceite de oliva, jugo de limón o aceto balsámico, sal y pimienta. Opcionales: 1 diente de ajo, romero, ralladura de limón, salsa de soja, comino.
Procedimiento:
- Calentar el horno a 210 grados. Lavar los rabanitos, condimentarlos con todos los ingredientes y revolver asegurándose que queden aderezados de forma pareja.
- Llevar al horno en una placa o asadera, sin cubrir, y cocer entre 20 minutos y media hora, pinchando con un tenedor para saber cuándo están tiernos.
- Si la cocción se hace larga, se puede agregar un chorrito de agua y sacudir un poco la asadera para distribuir bien.
Okroshka (sopa fría rusa)
Esta es una receta tradicional rusa de verano. El kéfir de leche es semejante al yogur natural, aunque de sabor más profundo y complejo: se obtiene a partir de unos nódulos, del mismo modo que el más famoso kéfir de agua. Como es posible que no se consiga o no lo consuman en sus casas, la alternativa es claramente utilizar yogur natural.
Ingredientes para 4 porciones:
500 ml de kéfir de leche (o yogur natural), 2 papas cocidas con piel, 1 pepino, 5 a 7 rabanitos, 2 huevos, perejil, cebolla de verdeo, eneldo a gusto, sal, pimienta negra.
Procedimiento:
- Hervir las papas con piel o cocinarlas al vapor. Cocinar los huevos duros (7 a 8 minutos). Dejar enfriar ambos.
- Cortar el pepino en daditos pequeños y los rabanitos en láminas. Picar el verdeo.
- Mezclar pepinos, rabanitos y la parte blanca del verdeo picado con el kéfir o yogur, sazonar con sal y pimienta. Dejar reposar 2 horas en la heladera.
- Si luego del reposo, durante el cual los vegetales desprenderán líquido, la sopa resulta aún demasiado espesa, agregar un poco de agua. Si no, agregar perejil, la parte verde del verdeo y el eneldo, las papas en cubos.
- Completar el plato con medio huevo duro (opcional) y servir.