Los pasos preliminares al diseño y la planificación del paisaje son la selección y la ubicación apropiadas de las especies que lo conformarán
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El concepto que implementó la jardinera Beth Chastto es sencillo, pero novedoso: las plantas se desarrollan mejor en condiciones similares a las de su hábitat natural. Cumplirlo puede prevenir problemas frecuentes asociados al fracaso de un jardín, además de facilitar su mantenimiento.“La planta correcta en el lugar correcto” incorpora conceptos de paisajes basados tanto en el arte como en la ciencia. Significa seleccionar las especies de plantas que se adapten a la ubicación y situación en la que se colocan.
El cumplimiento de este concepto requiere del conocimiento de las características de la planta y del sitio, incluidos los requisitos ambientales y de crecimiento, la función y la estética.
Qué funcionalidad en el paisaje se busca con una especie (escala, pantalla, reparo, control de erosión, etc.); qué condiciones requiere esa especie para mostrar todos sus atributos específicos (magnitud, floración, fructificación, ramificación, entre otros).
Por otro lado, los deservicios que puede presentar la especie: toxicidad (muchas Euphorbia), aguijones o espinas (Ceiba, Parkinsonia, Rosa), hojas de borde cortante (Cortaderia), son algunos otros rasgos a considerar.
Fallas en el follaje, crecimiento por debajo del promedio, problemas sanitarios, por lo cual no cumplen el rol previsto: son los síntomas que denotan una mala elección de la vegetación.
Si se consideran las condiciones del sitio y los requisitos ambientales, los suelos pueden ser críticos para la supervivencia de una planta cuando se desconocen sus características. El pH y la salinidad son a menudo difíciles de manipular, por lo que es importante seleccionar materiales vegetales que toleren las condiciones del perfil a ocupar.
También es importante seleccionar plantas que coincidan con el régimen de humedad natural del sitio, teniendo en cuenta además la topografía: las áreas bajas son más húmedas, mientras que las lomas y los puntos altos no son buenos lugares para las plantas con altos requerimientos de agua.
La selección de plantas adecuadas para las condiciones de humedad natural del lugar disminuye o elimina la necesidad de riego o drenaje adicional. En cuanto al asoleamiento, los edificios y otras estructuras pueden afectar la cantidad de luz que recibe el sitio.
Los árboles y otras plantas preexistentes en el paisaje también pueden alterar la cantidad y calidad de luz en un punto determinado. Algunos árboles proporcionan sombra más densa que otros, y esto ayuda a determinar el éxito de las plantas que crecen debajo, si son sensibles al sol intenso.
Si las especies no reciben suficiente luz, a menudo crecen de manera etiolada, son sensibles a enfermedades y mueren (como ocurre frecuentemente con las durantas, olivos, teucriums, santolinas, bulbines y muchas otras ubicadas a la sombra) o no exhiben sus valores ornamentales (geranios, petunias, rosales, muchas acuáticas de flor).
Las plantas adaptadas a la sombra y a la poca luz generalmente muestran signos de quemaduras solares cuando se plantan a pleno sol (acantos, azaleas, calas, clivias, violas, entre otras). Las temperaturas nocturnas son una consideración generalmente desatendida cuando se selecciona material vegetal. Muchas plantas tienen requisitos de temperatura durante la noche que son diferentes a los requisitos de temperatura durante el día. Varias especies de la región patagónica no prosperan en el área pampeana ante la falta de amplitud térmica necesaria.
¿Cuáles son las especies que fracasan en zonas urbanas?
1. Los abedules (Betula pendula) suelen destinarse a jardines frontales, generalmente en número impar. Son originarios de Europa y norte de Asia, requieren luz o sombra ligera y agua de forma regular (desarrollan raíces superficiales). Toleran el frío y varios tipos de suelos, pero no resisten temperaturas elevadas en verano, largos períodos de sequía ni la baja humedad ambiental. Pretender cultivar peonías en jardines del AMBA es fallar en la selección, ya que no soportan los calores intensos.
2. Otra especie que acumula historia de fracasos en áreas urbanas bonaerenses es la Lavandula stoechas. Es una especie que requiere baja humedad ambiental y pleno sol, suelos livianos, aunque sean pobres en nutrientes y materia orgánica. Es de bajo mantenimiento y pocos requerimientos, siempre y cuando se ubique en el sitio adecuado: un exceso de riego o de fertilidad del suelo puede producir plantas demasiado frágiles, e incluso puede provocar la muerte de la planta por asfixia.
3. Prunus cerasifera ‘Atropurpurea’, frecuentemente comercializado como ‘Pissardii’, es de gran impacto ornamental en los jardines por su follaje morado. Se lo suele plantar como ejemplar aislado, formando setos altos o como arbusto multitronco, por el efecto de contraste de color con otras especies y la espectacular floración. Es elegido en algunas ciudades como arbolado urbano para alineación, sobre todo en Patagonia, pero los veranos tórridos y a veces secos de Buenos Aires, bajo este uso, no prospera.
4. Araucaria araucana (pehuén) tiene un rango de distribución acotado a una pequeña región entre Argentina y Chile. En nuestro país se encuentra solamente en la provincia de Neuquén, Caviahue y Copahue por el norte hasta el lago Huechulafquen; en el sur de Chile en la provincia de Arauco. La perjudican los calores excesivos, los aires secos y los suelos calizos.
5. Embothrium coccineum (notro) es un pequeño árbol de la familia Proteaceae, con una bellísima floración rojo escarlata en el verano. Es una especie nativa muy frecuente que aparece en sitios abiertos del bosque patagónico con suelos húmedos, especialmente en bosques secundarios. Requiere amplitud térmica en verano para desarrollarse óptimamente, lo que no suele suceder en áreas urbanas.
6. Luma apiculata (arrayán) es un árbol mediano que se caracteriza por el color naranja amarronado de la corteza, lisa, sedosa y fría al tacto, con manchas más claras que deja la corteza vieja al desprenderse. Crece en terrenos muy húmedos como riberas de ríos y lagos, donde aparece, incluso, sumergida. Aparece en sitios puntuales entre el sur de Neuquén y el norte de Chubut. Solo en algunos parques bonaerenses con bosquecitos que lo protegen puede llegar a desarrollar lentamente, aunque no tendrá el porte ni los rasgos típicos que muestra en su hábitat. Es sumamente apetecible para las hormigas, que lo devastan.
7. Una especie que nos tienta traer a jardines suburbanos es el chivato o flamboyán (Delonix regia). Por su uso extendido en provincias del noreste se lo cree nativo, pero es un árbol proveniente de Madagascar. Tiene porte mediano, una copa aparasolada y una intensa floración rojo escarlata que cubre su copa. Los intentos de criarlo en AMBA siempre fallan: crecen lento y no llegan nunca a expresar su potencial. Lo mismo ocurre con el tulipanero de Gabón (Spathodea campanulata).
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