Algunas técnicas antilágrimas nos pueden liberar de la tarea poco grata de pelar y cortar cebollas.
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La cebolla es un ingrediente básico de platos cocidos y ensaladas argentinas. La salsa criolla y la ensalada mixta, por ejemplo, le deben la clave de su éxito.
Sin embargo, las preparaciones no están exentas de lágrimas, pero ¿por qué? ¿qué es lo que nos hace llorar inevitablemente al cortar la cebolla?.
La respuesta está en la química. La cebolla tiene compuestos derivados del sulfóxido de cisteína, sustancia responsable de las lágrimas. Estos compuestos están contenidos dentro del tejido celular de la cebolla y al cortarla se liberan.
Pero existe un truco para aliviar el ardor de los ojos: si remojamos la cebolla, se diluyen en agua los compuestos responsables de las lágrimas y se experimenta menos picor.
Otra opción antilágrimas es poner las cebollas en la heladera o en el freezer (durante 10 minutos) antes de picarlas.
Si se brota una cebolla se puede plantar en la huerta para aprovechar sus hojas como verdes
¿Cómo se cultiva?
De febrero a marzo se cultiva en almácigo, los brotes tardan entre 10 y 20 días en aparecer. Se trasplanta en abril o mayo, cuando los plantines de cebolla tengan el grosor de un lápiz.
También se puede hacer siembra directa, en este caso se deberá hacer en la segunda quincena de abril.
La cebolla necesita pleno sol, suelos bien trabajados, profundos, con buen drenaje. Hay que esperar varios meses para que forme el bulbo, por esta razón en la huerta familiar es más útil cultivar la cebolla de verdeo.
En caso de optar por el cultivo del bulbo, cuando las hojas estén marchitas y decoloradas, es señal de que está listo. En ese momento se pueden ver los bulbos emergiendo del suelo. Se recomienda no regar durante una semana antes de la cosecha.
LA NACION