Los especialistas detallan los distintos diseños de piscinas y sobre las plantas que acompañan mejor aprovechando el espacio
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El agua refleja, refresca, crea ilusiones ópticas, calma la mirada, relaja. El agua como punto de partida del proyecto de la arquitectura o el paisajismo nos somete a un análisis de cómo utilizar este recurso para enriquecer la propuesta desde la estética y sacar provecho de sus cualidades físicas. Los diferentes diseños de piletas que presentamos nos amplían el abanico de posibilidades, dan ideas originales y destacan el agua como protagonista del jardín. La tecnología contribuye con el mantenimiento y su sostén en el tiempo.
Espacio continuo
La pileta es corazón del proyecto, el agua coloniza toda la superficie libre entre la casa y el quincho. La elección pasó por estudiar las líneas predominantes y los ejes geométricos de los dos lotes que se unen por el sector posterior en forma oblicua. Las visuales desde el comedor y el estar, más el quincho y la galería, se integren plenamente a la piscina que funciona como una vasija contenedora. Se generó una caja en el remate de ésta con la triple función alojar el equipamiento de pileta, contener una cascada y generar del otro lado un bar y un solárium adicional. Para mejorar aun más esta condición se planteó una línea de fuego que es, además, un gran macetero por sobre la caja, revestida en granito negro. Los solados fueron resueltos con mármol travertino. El revestimiento interior continuo se realizó in situ con mismo tono que el solado.
Sobre la expansión de la galería se armó una playa húmeda que los más chicos disfrutan a pleno. Al hidromasaje se le colocaron bombas especiales que generan un efecto de desborde que le da dinámica a la pileta. En la salida del balcón de la suite se sumó una tina.
La arquitectura contiene la pileta en tres lados, y para recibir sol por más tiempo el lado Norte se limitó con un cerco vivo. Así se logró la intimidad deseada en el área. Se agregó un deck solárium de madera de polímeros recuperados que, por su posición y altura, arma un lugar de fuego lateral al agua.
Entrar afuera
La arquitectura en una planta con forma de ele aloja a la pileta contenida por un gran solárium de deck de lapacho. La premisa fue poder visualizarla desde todos los ángulos. El agua refleja el cielo y el paisaje circundante como un espejo, efecto que fue logrado con la selección del color gris oscuro del revestimiento interno.
El diseño de la pérgola, que beneficia con la proyección de sombra a toda el ala de los dormitorios con salida directa hacia este sector, fue resuelta con una dinámica disposición de los travesaños de madera, sin columnas para no interferir con las visuales hacia el exterior.
Un añoso liquidámbar como remate final junto con el cerco siempre verde de ligustro texano consolidan el mejor telón de fondo para valorar la continuidad de lo natural. Las cañas de ámbar aportan perfume a esta zona en verano y sus flores blancas se aprecian también de noche.
La galería continua, como expansión del estar y comedor, equipada para disfrutarla durante todo el año, posee una perforación circular en el techo por donde se asoma un Jacaranda mimosifolia.
El lateral de la pileta que linda con el jardín fue resuelto con desborde infinito que otorga fluidez. Las tablas de lapacho del deck fueron cortadas a 45 grados para llegar más cerca del agua y simplificar los encuentros de materiales, evitar cruces y no competir con la llamativa trama de la pérgola. El revestimiento oscuro de la pileta se realizó in situ, con cemento, cuarzo, mármol, polímeros y aditivos. Existe una variada gama de colores para elegir, que permanecen inalterables en el tiempo gracias a la tecnología que permitió combinar pigmentos especiales con piedras naturales.
Todos los materiales y decisiones que se fueron tomando para materializar todo el proyecto se ensamblan, se acompañan, se realzan entre sí.
Agua y fuego
La forma simple de la pileta –que se hizo en el mismo nivel del jardín– se enriqueció incorporando el recurso de desborde hacia el sector del fogón, creando una pequeña cascada que suma sonido y frescura. Agua y fuego confluyen entonces en este sector que aprovechó el desnivel del terreno.
El lateral de la pileta de hormigón posee un nicho de hierro artesanal de 5 metros de largo que se usa de leñero. Especies de hojas acintadas contienen los diferentes espacios exteriores: formios (Phormium tenax) y dietes (Dietes bicolor) plantados en líneas interrumpidas por césped permiten el acceso a la pileta por distintos lugares. El área de solárium y borde de pileta fueron resueltos con deck de cemento premoldeado. Se dispusieron reposeras Justina oversized (Flora Home Bs. As.) en guayubira maciza y se dejaron sin tratar para que envejezcan en gris con el paso del tiempo.
Se accede al espacio del fogonero a través de una escalera de quebracho que baja unos 70 cm desde el nivel de la pileta y el jardín. Se logró crear un espacio íntimo, muy cómodo, de encuentro con amigos y familia, recubierto con granza color crudo para minimizar el mantenimiento.
La disposición en U de los profundos camastros de quebracho permite crear una ronda alrededor del fuego. Las colchonetas grises se hicieron en lona náutica acrílica, apta para intemperie, y se aportó calidez con las texturas de suaves de los almohadones.
Tres elementos
La “Casa 3 elementos” es una vivienda unifamiliar de 150 m² situada en Río Ceballos, Córdoba. Está implantada en un terreno que presenta una geometría irregular y una topografía accidentada, típica de la zona de Sierras Chicas.El concepto arquitectónico deviene de una búsqueda por lograr lo simple, sin caer en la simpleza.
La casa cuenta con dos ingresos: el ingreso cotidiano se da por la parte baja del lote, mientras que el ingreso principal se presenta en la parte superior. El nivel de la calle está por encima de la cubierta, la cual actúa como una gran plaza-mirador de recepción, desde donde se aprecia una imponente visual hacia las sierras y hacia la ciudad de Córdoba. Esta cubierta de hormigón armado se inunda y surge así la pileta baja tipo playa húmeda, de 20 cm en un sector y con mayor profundidad en otro, aportando equilibrio térmico y energético en el interior, a bajo costo y respetando el ámbito natural.
Como respuesta a una pendiente de 15 m entre los extremos del lote y de un ancho de 13 m, se propuso una viga Vierendeel con un extremo encastrado en la montaña. Así, se genera un tubo de hormigón armado, visto, en cuyo interior se aloja el programa arquitectónico de una vivienda para una pareja. Se usaron materiales nobles en bruto, desnudos, expresando su naturaleza y generando una relación respetuosa con el entorno. Además de hormigón, se utilizó piedra del lugar, madera y vidrio.
Líneas orgánicas
El diseño orgánico de la pileta busca fluidez entre el adentro y el afuera e intensificar la vinculación constante entre el agua y el verde. Se proyectó una pileta como expansión de la casa, totalmente integrada, pero con curvas para aflojar las líneas ortogonales de la arquitectura. Se respetó la naturaleza topográfica del terreno y se aprovecharon los desniveles. Incluso se suma la laguna como otro espejo de agua propio. Los arboles estratégicamente ubicados generan intimidad respecto de los vecinos de enfrente y sombra para estar a orillas de la laguna.
Se diseñaron tres espejos de agua: en el espacio del patio más cerrado se construyó una pileta chica de nado contracorriente, otra pileta tipo “playita”, con poca profundidad para disponer reposeras en el agua, que desborda por toda una pared de piedra hacia la pileta grande de forma curva, con un deck de madera dura como solárium. El sector del fogonero hacia el lateral del jardín repite la piedra que conecta todo el proyecto.
LA NACION