La exprimera dama comparte su experiencia en la búsqueda del bienestar, que la llevó a cultivar sus propias verduras y frutas y optar por la alimentación consciente.
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Juliana Awada acaba de publicar su libro Raíces, el camino a una vida simple, auténtica y natural, en el que profundiza sobre su relación con la naturaleza, sus experiencias con la huerta y la cocina y también sobre el camino que emprendió hacia una vida —y una alimentación— más consciente: “Prestar atención a cómo nos nutrimos, movernos más, hacer deporte, pasar tiempo al aire libre, compartir momentos con nuestros afectos”.
La diseñadora descubrió en ese proceso la importancia que tenía para ella la producción de sus propios alimentos. “Siempre disfruté del vínculo con la naturaleza, sumado al amor por la cocina. Cuando era chica mi hermana mayor vivía en una quinta en Ingeniero Maschwitz y ahí fue la primera vez que tuve contacto con la huerta”.
Juliana Awada relata cómo comenzó su experiencia personal con la huerta: “Al principio eran dos cajones, ahora tengo cuatro: empecé de a poco con algunas aromáticas y después fui sumando distintas clases de lechugas, rúcula, acelga y espinaca. Hoy también cultivo rabanitos, zanahorias, tomates cuando es la época y algunas otras verduras de estación”.
En su jardín, la empresaria también fue sumando frutales: naranjo, mandarino, limonero, higuera y ciruelo. Incluso tiene sus propias gallinas y un invernadero que siente como su refugio personal.
“Demasiadas veces, disfrutar de lo sencillo no está en nuestras prioridades. Por eso es importante volver a mirar hacia adentro y valorar lo que tenemos: la familia, los seres queridos, el hogar, la paz de lo silvestre, pisar el pasto descalzos. Es allí donde encuentro la fortaleza, la esperanza y el optimismo que me sostiene día a día.”
Awada logró armar su propio espacio en el jardín donde tiene sus herramientas. Es un invernadero que se convirtió en un punto de encuentro rodeado de verde y naturaleza. Ahí es donde arma plantines y lava lo que cosecha.
"Cada instante cuenta y muchas veces los momentos más simples son los que más plenitud generan"
Las aromáticas de la huerta de Juliana Awada pasan a su cocina para transformar comidas sencillas en platos especiales: “Cortar el romero para acompañar un pollo al horno o separar unas hojas de albahaca fresca para sumar a una salsa de tomates”.
Empezar el día con energía
En su camino hacia una vida más simple y natural, Juliana Awada dejó de dar por sentados algunos malestares crónicos, como la distensión abdominal, el dolor de cabeza, la anemia y las menstruaciones abundantes. Entonces fue cuando decidió prestar atención a lo que comía para entender el efecto que determinados alimentos tenían en su organismo. Así descubrió cierta intolerancia al gluten y el intestino permeable.
A partir de ese diagnóstico fue incorporando nuevos alimentos y cambiando rutinas. Una de sus costumbres a la mañana es tomar agua con limón. Ese ritual la ayuda a preparar el cuerpo para todo el día: “Por la mañana, medio vaso de agua con limón solo o con jengibre es una buena manera de aumentar las defensas y eliminar toxinas. Siempre trato de esperar media hora entre el agua con limón y cualquier otra infusión para darle tiempo al cuerpo”.
Otro de los aliados matinales de Awada es el jugo de apio, una infusión que prepara simplemente con los tallos lavados y frescos del apio que cosecha en su huerta. “Consumirlo en ayunas tiene efectos beneficiosos sobre la salud de la piel, ayuda a tener una mejor digestión y es antiinflamatorio. Además de desintoxicar el cuerpo, favorece el sistema inmune y estimula la circulación”.
“Llevar una vida saludable de una manera natural implica cuidar el cuerpo desde adentro hacia afuera y, en este camino, somos nuestra propia brújula”, asegura Awada.
LA NACION