Josefina Casares es ingeniera agrónoma, paisajista y codirectora de la escuela de diseño de jardines Pampa Infinita. En esta charla, nos habla de los paisajes que la conmueven e inspiran.
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¿Tenés un sello personal?
En cuanto al paisajismo me gusta pensar los jardines desde la espacialidad, las proporciones de espacios llenos y vacíos lo son todo para mí.
Me gustan los espacios que conmueven más allá de la materialidad. Un diseño que implique colaboración con la naturaleza, el diseñador como editor y escultor del espacio y la naturaleza expresándose libremente.
¿Tenés un capricho?
No puedo pensar sin lápiz en la mano y papel cerca.
¿Qué cosas te inspiran?
El arte, la literatura y los paisajes naturales, las interrelaciones entre seres vivos y el medio natural. Los otros.
¿Qué jardín te impresionó?
Muchos: la Alhambra, Rousham, Vaux le Vicomte. Más allá de los estilos, todos ellos tratan sobre el espacio y el recorrido del hombre de esos espacios. Son diseños que salen de la tierra, del espíritu y la cultura de su época.
¿Hay una regla de oro en el diseño?
Detenerse a observar y mirar, ser humildes para escuchar lo que el sitio tiene para decirnos. Es sacar a la luz, hacer audible la voz de ese lugar. No imponer sino facilitar, hacer brillar su esencia. Convivencia y colaboración.
¿Hay algo prohibido?
Hacer tabula rasa. No respetar la tierra. Erradicar, destruir, imponer.
¿Algo que nunca falla?
Ver las líneas del paisaje, su textura, su paleta, la cultura del lugar. Ver las líneas de la casa, sus materiales y su paleta. Escuchar al cliente. Ver qué crece ahí, por qué y cómo, y con qué animales interactúa. Trabajar con todo eso.
¿El error más común en los jardines?
El error más común es pensar primero en lo que agregamos, pensar en canteros o elementos en vez de pensar en la forma y proporción del vacío, de los espacios que vamos a crear.
¿Hay un estilo argentino?
Sí, un estilo en evolución, pero que tiene un sello muy claro en la escala de cielo abierto, de espacios que se abren a la vista, de un diseño fuerte en la unión entre hombre y naturaleza, y en la historia de esa relación. Cada región argentina responde a esto, aunque después use materiales y colores distintos.
Nativas, ¿sí o no?
¡Siempre! Ellas son la clave para que nuestro jardín sea sustentable, amigable con el medio ambiente y la fauna.
¿Qué se viene?
Un estilo de jardín más silvestre y libre. La posibilidad de vivir el espacio sin tantas exigencias, pensando el jardín como la oportunidad de ser parte de procesos naturales, del nacer y del morir, de brotar y germinar, de la desnudez y de la plenitud. Jardines vivos, cambiantes.
Sin copiar modelos extranjeros sino buscando la identidad de cada lugar.
¿Una buena combinación?
Lo que sucede naturalmente. Las formas redondeadas y compactas de los neneos y las gramíneas plumosas y sueltas; los ceibos, las chilcas y las cortaderas.
¿Tu forma predilecta?
"Si son audaces y claras, me gustan todas, siempre que se ajusten al entorno."
Josefina Casares
¿Qué te quita el sueño?
Los paisajes que se pierden, los sitios a los que se les hace tabula rasa, los ecosistemas que se destruyen, los suelos que se desnudan y se erosionan en nombre de un paradigma de belleza que ya fue.
¿Tu último descubrimiento?
La profundidad a la que llega la idea de equilibrio en la naturaleza. Cada cosa que aprendo, escucho o descubro me abre nuevas facetas de esta realidad. Un equilibrio dinámico.
LA NACION