Por el mismo motivo que solemos alejarnos de las ortigas, podemos acercarlas como aliadas de nuestras plantas para aumentar la resistencia a plagas y enfermedades, te contamos cómo hacerlo.
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¿Alguna vez rozaste una ortiga? Entonces sabés por qué no es una planta muy querida: su contacto con la piel, causa picazón, ardor y genera la aparición de ronchas, que si bien desaparecerán en poco tiempo, son molestas y dolorosas. De hecho, la palabra “urticaria”, en efecto, proviene del nombre científico de esta especie, Urtica urens.
Sin embargo, a pesar de su fama de peligrosa, la ortiga tiene muchos beneficios si se sabe emplear. Eso sí: para manipularla, habrá que hacerlo con guantes o una pinza y mucho cuidado, de esa manera se podrá evitar una reacción incómoda en la piel.
Fertilizante casero para el jardín
La planta de ortiga sirve para preparar un fertilizante líquido, rico en nitrógeno, que ayudará a las plantas a tener mayor resistencia a plagas y enfermedades en general, tanto en la huerta como en el jardín.
El proceso es muy simple:
- Recoger las plantas de ortiga con guantes para protegerse de los pelos urticantes (se pueden reemplazar por consuelda).
- Colocarlas en un recipiente con agua en la proporción de 1 kilo cada 10 litros de agua.
- Mezclar para que las plantas queden sumergidas.
- Tapar la preparación y dejar reposar durante varias semanas, revolviendo cada tanto.
- Cuando la mezcla esté podrida, se puede filtrar.
- Utilizar el líquido diluido en 10 partes de agua.
- La materia sólida puede incorporarse al compost.
Los abonos líquidos pueden tener un aroma desagradable cuando se los prepara, pero lo pierden al incorporarlos al suelo
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