Son fundamentales para el desarrollo de muchas comunidades locales y cada vez cobran más valor en el universo gastronómico y entre quienes buscan una alimentación saludable. Algunos ya se comercializan en verdulerías.
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En las diferentes ecorregiones de nuestro país, podemos encontrar un inmenso mundo de frutos silvestres y nativos poco conocidos por la mayoría de la gente. Estos son fundamentales para la vida diaria y el bienestar de comunidades indígenas, criollas y pequeños colonos que viven en y del bosque nativo, los cuales hoy, de a poco, se están acercando a nuestros hogares.
En los últimos años, estos frutos han empezado a generar un mayor interés, ya que las personas de las grandes ciudades, en especial los sectores gastronómicos y de alimentación saludable, están tomando más conciencia de que son fundamentales para nuestra seguridad y soberanía alimentaria, además de tener un enfoque socioambiental y cultural muy importante.
En la gran mayoría de los casos, estos recursos se manejan y cosechan de manera sustentable, sin causar daño a la biodiversidad que los rodea. Todos estos frutos nativos se utilizan, principalmente, con fines alimenticios, medicinales, forrajeros, ornamentales, artesanales y tintóreos, entre muchos otros. También, como materia prima para el desarrollo de innumerables industrias que los procesan como aceites esenciales, alimentos, productos farmacéuticos, químicos y de fitocosmética.
Existen varios factores que afectan la continuidad de los bosques como proveedores de alimentos; entre ellos, se encuentran la degradación, la deforestación y los cambios culturales. Resulta de suma importancia rescatar el conocimiento acumulado a nivel popular a través de los años, para que sirva como salvaguarda de la permanencia de las comunidades indígenas, sus tradiciones, su lengua y su cultura.
Chilto o tomate de árbol
(Solanum betaceum Cav.)
El chilto, también llamado tomate de árbol, es una especie originaria de América del Sur, domesticada y cultivada por las comunidades indígenas.
El fruto es muy apreciado por sus colores, su textura y su sabor agridulce, único y refrescante. Países como Colombia, Ecuador y Nueva Zelanda ya poseen producciones comerciales, marcando tendencia en el mercado mundial. En la Argentina, existe una notable diversidad de colores y tamaños, y se lo puede localizar en la región de las Yungas, comprendida por las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca. Las comunidades campesinas son las que más promueven el desarrollo de este fruto, por su gran arraigo cultural.
El chilto tiene una cáscara fina, lisa y de sabor amargo, la cual debe retirarse para consumirlo fresco. Se consume como fruto fresco o en ensaladas como acompañamiento de carnes y pescados. También se lo puede utilizar para preparar jugos o licuados. Es un insumo básico en la industria de compotas, salsas, chutneys, jugos, helados, almíbares, mermeladas y pulpa congelada. Es una excelente fuente de vitaminas, minerales y compuestos antioxidantes. Algunas verdulerías porteñas ya lo sumaron a su stock.
Pitanga o ñangapirí
(Eugenia uniflora L.)
La pitanga o ñangapirí, también llamada arrayán, es un arbusto perenne que crece principalmente en la ecorregión Bosque Atlántico.
Es un árbol pequeño, de no más de 7 m de alto, cuyo tronco tiene un diámetro de 20 a 30 cm. Posee hojas simples, opuestas, y se deshoja tardíamente. Antes de que las hojas se caigan, toman un color rojizo. Sus flores son pequeñas y blancas. El fruto es una baya globosa deprimida, roja u oscuramente púrpura, que cuando madura, queda bien brillante. Da de una a varias semillas subglobosas, de color castaño claro y duras, de unos 8 mm de diámetro. Florece de agosto a septiembre y el período de fructificación es entre octubre y noviembre.
La distribución geográfica en la Argentina es en Catamarca, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, Misiones, Salta, Santa Fe y Tucumán. La distribución geográfica en Sudamérica es en Brasil, Bolivia, Paraguay, Perú y Uruguay. Los frutos se consumen frescos y a partir de ellos se preparan jugos, vinagres, licores y dulces. Posee muchas propiedades medicinales. Es común encontrarla asociada a suelos pedregosos, en cercanías de arroyos. Es tolerante a las heladas y requiere mucho sol y agua para su desarrollo; de todas maneras, es una especie rústica que se adapta muy bien a distintas condiciones.
Algarrobo
(Prosopis sp)
Los algarrobos son árboles pioneros y esenciales en la ecología del norte argentino, que se han adaptado a la aridez, salinidad y duras condiciones climáticas de la zona. Resultan ideales para recuperar tierras degradadas y también representan un refugio para la biodiversidad nativa.
Además del algarrobo blanco (Prosopis alba), existen otras especies que habitan las ecorregiones del Chaco, Espinal y Monte, entre las que se destacan el algarrobo negro (Prosopis nigra), el dulce (Prosopis flexuosa) y el chileno (Prosopis chilensis).
La harina de algarroba es el producto que se obtiene de la molienda de los frutos del algarrobo y es ideal para dar sabor a tortas, budines o postres. Al mezclarla con otras harinas, los productos panificados adquieren un sabor exquisito. También se utiliza para preparar bebidas, pues es un sucedáneo del café y el chocolate. Posee alto contenido de calcio, bajo contenido de sodio y es apta para celíacos.
Calafate
(Berberis microphylla G. Forst)
El calafate crece en la ecorregión Bosque Andino Patagónico. En la Argentina, lo podemos encontrar en las provincias de Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Botánicamente se lo puede describir como un arbusto espinoso, de 1,50 m de alto. Sus ramas jóvenes son de color rojo oscuro y las viejas son grises, ásperas y agrietadas. Posee espinas, sus hojas están agrupadas sobre tallitos cortos y sus flores son amarillas, solitarias. Su fruto es una baya globosa, de 8 a 10 mm de diámetro, negruzca, recubierta por una cera blanquecina. La época de floración es en la primavera y la de cosecha, en verano.
Se lo puede encontrar en bosques bajos y altos, matorrales, praderas y estepas, entre otros paisajes. Sus principales usos son el alimenticio, el ornamental, el tintóreo, el cosmético y el medicinal. Los frutos se pueden consumir frescos o para elaborar, por ejemplo, mermeladas, jugos, helados y jaleas. Como ornamental, es una especie ideal para lugares asoleados y secos, ya que requiere poco riego y es resistente a la nieve. Como medicinal y cosmética, posee propiedades antioxidantes y nutritivas.
Palmito
(Euterpe edulis Martius)
El palmito es una palmera endémica del Bosque Atlántico, que también se conoce con el nombre de jejy’a (“fruto de palmito” en mby’a, lengua de los pueblos guaraníes que habitan esta ecorregión). Pertenece a la familia Arecaceae y se distribuye desde el noreste de Brasil y Paraguay hasta el norte de la provincia de Misiones en la Argentina. El fruto es una drupa en forma de globo (1 a 2 cm de diámetro), de color negro, que contiene una única semilla de 1 a 1,5 cm.
Es muy importante que el palmito se desarrolle bajo la protección de un “techo” o dosel de la selva para poder sobrevivir y reproducirse. Florece en grandes racimos con abundantes flores, las cuales son visitadas por numerosos insectos, como la yateí (una abeja nativa sin aguijón que produce una miel muy rica y saludable). Da frutos entre los meses de febrero y agosto, según el año. Desde hace unos años, sus semillas se comercializan con fines ornamentales. Actualmente se está utilizando la pulpa de los frutos para elaborar jugos, helados, mermeladas, y aderezos para carnes y pescados, de modo similar al açaí de Brasil (extraído de otra especie de Euterpe).
Nogal criollo
(Juglans australis)
El nogal criollo es un árbol perenne y nativo, que pertenece a la familia Juglandaceae. En lugares propicios para su crecimiento, puede alcanzar unos 30 m de altura y su tronco puede llegar a medir 1,10 m de diámetro. Este árbol posee flores con sexo separado, pero en un mismo pie. Su época de floración es entre agosto y octubre, y su período de fructificación, en otoño. En la Argentina, se distribuye geográficamente en las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca y Jujuy; en Sudamérica, en Bolivia y Brasil.
Es un árbol con muchos usos: maderero, ornamental, alimenticio, aromático, medicinal y tintóreo.
Pehuén
(Araucaria araucana (Molina) K. Koch)
El pehuén es un árbol perenne que crece en la ecorregión Bosque Andino Patagónico. Es endémica de los bosques subantárticos, tanto en territorio chileno como argentino, donde se lo puede encontrar en las provincias de Río Negro y Neuquén.
Crece formando grupos o manchas compactas en comunidades abiertas. Es una especie de lento crecimiento y larga vida, que puede alcanzar los 1000 años. Posee usos maderables y no maderables. El fruto o piña encierra de 100 a 200 semillas o piñones, que tardan de un año y medio a dos en madurar. Los piñones son comestibles y de gran valor nutritivo, contienen 35% de almidón y 14,56% de proteínas. Pueden molerse para obtener una harina muy sabrosa que se utiliza en repostería y gastronomía.
Jaboticaba
(Plinia trunciflora (O. Berg) Kausel)
La jaboticaba, también llamada yabuticaba, jabuticaba, guapurú o yvapuru, pertenece a la familia Myrtaceae. Es un árbol perenne, de porte mediano, copa ramificada y corteza lisa.
Sus hojas son simples, lisas y brillantes. Tiene flores de color blanco, que crecen en el tronco y en las ramas principales. Sus frutos son bayas esféricas que producen la impresión de estar pegadas en el tronco, una de las características más distintivas de la especie. Verdes al inicio, se tornan de color negro brillante al madurar.
Florece dos veces al año, en julio-agosto y noviembre diciembre, y fructifica en enero-febrero y agosto-septiembre. La distribución geográfica en la Argentina es en Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones; en Sudamérica, en Brasil y Paraguay. Los frutos se consumen frescos y a partir de ellos se pueden preparar jugos, vinagres, licores y dulces. Posee muchas propiedades medicinales.