Después de la gran sequía en el país, el suelo no está en condiciones aptas para que las plantas se mantengan con buena salud. Un especialista nos da tres consejos para prevenir y combatir la plaga
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Desde hace dos años, y mucho más intensamente durante el último verano, gran parte del país está bajo una situación de sequía. Las plantas de jardín poseen sus raíces en condiciones desventajosas para protegerse de una enfermedad que causa estragos con los cambios bruscos de la humedad en el suelo.
Los nematodos constituyen una enfermedad importante en la mayoría de las plantas ornamentales, tanto por sus daños directos como indirectos (predispone a la planta a otras adversidades). Los daños mayoritariamente se presentan en raíces y, en menor medida, en tallos y partes foliares.
Se trata de diminutos organismos transparentes, de forma cilíndrica (con el diámetro reducido en los extremos), que miden 0,5 mm de largo y poseen los principales sistemas fisiológicos de los organismos superiores (con excepción del respiratorio y el circulatorio). Tienen un estilete hueco con una abertura central que le sirve para penetrar y alimentarse de las células de las plantas, es decir, parasitarlas.
Por lo común, los síntomas de enfermedades producidas por los nematodos son los que se refieren al deterioro de la raíz, cuyo efecto en la planta hospedera se manifiesta en forma de poco crecimiento, clorosis, marchitamiento, baja productividad y, en casos severos, muerte de la planta. Con frecuencia es difícil probar si el deterioro de las raíces se debe a los nematodos o a otros microorganismos.
Incluso, en las herbáceas perennes, forman nódulos radiculares que no solo las afectan en forma directa, sino que también predisponen muy fuertemente a la planta al ataque de hongos patógenos que habitan en el suelo.
Las condiciones ideales son sustratos ligeros con exceso de humedad, temperatura de 25 a 30° C y el uso de herramientas con partículas de sustrato contaminado. Además, existen también nematodos que atacan hojas y tallos; ellos típicamente son introducidos en el invernadero en los esquejes y plantas enraizadas.
¿Por qué hay una proliferación de esta enfermedad posterior a un período prolongado de sequía?
Durante el período de sequía se acentúan los cuadros de estrés hídrico, que afecta varios aspectos de su funcionamiento, desde el metabolismo celular (incluida la fotosíntesis) hasta el crecimiento vegetativo.
Daña a las plantas del jardín, aunque esté regado permanentemente, porque el viento seco con baja humedad relativa no solo deteriora al follaje y flores, sino que también genera una altísima demanda de agua del sistema radical, el cual queda en situación de estrés permanente, perdiendo así pelos radicales y queda con microheridas que lo exponen al ataque de organismos patógenos.
Si hubiera un cambio brusco en la humedad del suelo y el aire, como se pronostica en este otoño con la llegada de las lluvias, los nematodos se encontrarían en un ambiente ideal para su reproducción y con numerosas “entradas” a las plantas por las microheridas mencionadas.
Tres consejos que te van a ayudar a combatir esta plaga
Primer consejo
Actuar en forma preventiva antes de que aparezcan, porque una vez establecida la enfermedad, la aplicación de productos químicos será lamentablemente el único método de control. Si bien provoca la drástica reducción de la densidad de población de nematodos, los nematicidas químicos traen un riesgo de contaminación medioambiental elevado.
Por ello, es fundamental el siguiente manejo preventivo, para realizarlo a fines de abril, principios de mayo: Para que se produzca la enfermedad deben estar presentes a la vez el patógeno (nematodos), el hospedante (la planta) y el ambiente propicio ( las microheridas en la raíz). Si uno de estos tres factores no está, no se desarrolla la enfermedad.
El manejo preventivo consiste en modificar el ambiente, curando las microheridas del Desde hace dos años, y mucho más intensamente durante\el último verano, gran parte del país está bajo una situación de sequía.
Las plantas de jardín poseen sus raíces en condiciones desventajosas para protegerse de una enfermedad que causa estragos con los cambios bruscos de la humedad en el suelo.
Para esto, lo más eficiente y orgánico es fertilizar el jardín regularmente con productos a base de extracto de algas. Los extractos de algas no responden a la clásica definición de fertilizantes. Lo sorprendente de las algas –y esto en parte puede ser debido a su hábitat hostil– es la cantidad de polisacáridos complejos que no están presentes en las plantas terrestres.
Contienen diferentes tipos de polisacáridos (laminarinas, fucoidanos, alginatos), y mediante bioensayos también se ha demostrado que sus extractos pueden inducir la producción de auxinas y citoquininas naturales en las plantas sobre las que se aplican. Por ello las raíces tratadas con extracto de algas cicatrizan casi inmediatamente, y evitan así la entrada de nematodos en la planta.
Esta es una de las cualidades por la cual los extractos de algas son unos de los mejores bioestimulantes del mercado. Ensayos en vías de publicación evidencian que fertirrigar cada 15 días con extracto de algas produce, entre otras virtudes, una reducción del 87% de plantas afectadas por nematodos.
Segundo consejo
Incorporar al jardín repelentes de nematodos como, por ejemplo, piretro (Tanacet um cinerariifolium), dalia (Dahlia sp.), copete (Tagetes minuta), ricino (Ricinus communis), tusca (Chamaecrista fasciculata), mucuna (Mucuna pruriens), ruda (Ruta graveolens) y caléndula (Calendula officinalis).
Tercer consejo
Triturar frutos de paraíso (Melia azedarach) y hacer un purín que, agregado al agua de riego, deberá esparcirse en el jardín quincenalmente desde mayo hasta la primavera.
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