Una herramienta que dará una nueva respuesta al problema del uso excesivo e indiscriminado de agroquímicos sintéticos en nuestros espacios verdes y, como consecuencia, cuidará la salud del suelo y de los ecosistemas
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En un futuro muy cercano será común escuchar estas afirmaciones: “se podrán pulverizar 100 metros cuadrados de césped contaminado con plantines de cebollín con apenas 15 mililitros de herbicidas”, “podremos fumigar jardines completos infestados con pulgones con apenas 2 mililitros de insecticida por metro cuadrado”. Y, además, prácticamente con riesgo cero de contaminación, tanto a los vegetales como a animales y al ecosistema. Esto será posible gracias al advenimiento de la nanotecnología en el cuidado del jardín, una herramienta que dará solución al problema del actual uso excesivo e indiscriminado de agroquímicos sintéticos.
Esto no solo conduce al deterioro de la salud del suelo y a la degradación de agroecosistemas, sino que causa problemas relacionados con la contaminación del ambiente y genera resistencia a los pesticidas en insectos y microorganismos fitopatógenos. Además, en pulverizaciones masivas de árboles y arbustos y en los tratamientos en los céspedes se agregan a los agroquímicos sustancias para mejorar su adhesión o penetración en las plantas, llamadas adyuvantes, que pueden aun ser másnocivos que los agroquímicos aplicados.
Dentro de este contexto, la Universidad de Buenos Aires –la Facultad de Agronomía y la de Ciencias Naturales trabajando en conjunto– está desarrollando herbicidas en nanocápsulas, mediante la producción de sustancias que al ser pulverizadas liberan nanopartículas tan pequeñas como los microorganismos.
Las nanocápsulas son cápsulas biodegradables del tamaño de una bacteria, unos 350 nanómetros (un nanómetro: una millonésima parte de un milímetro). Esparcido sobre los vegetales, el efecto del agroquímico dentro de la nanocápsula se potencia tanto en eficiencia como en cobertura.
Esto permite reducir drásticamente los volúmenes del producto en cada aplicación y obviar el uso de coadyuvantes. Los resultados de los experimentos ya realizados son alentadores. En uno de ellos se usaron nanocápsulas con herbicidas utilizando apenas un 7% de herbicida comparado con el método tradicional y se logró una acción herbicida similar a la de la aplicación convencional. Dicho herbicida consiste en unas pocas moléculas de atrazina en cápsulas biodegradables hechas de quitosano o alginato, los cuales protegen al químico y lo liberan lentamente al medio. Nuestro país está a la vanguardia de esta nueva tecnología.
Actualmente, desde la Fundación Argentina de Nanotecnología están corriendo ensayos en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y Santa Fe, tanto en campos de productores como en universidades y empresas. Además del mercado local, sus objetivos incluyen la expansión a otros países como Brasil, Paraguay, Uruguay y Estados Unidos. Pero esto no es todo.
También se han desarrollado las nanopartículas metálicas, poliméricas, inorgánicas y las derivadas del carbono para crear otros nanomateriales, como nanofertilizantes, nanopesticidas, nanoherbicidas. Y se avanzan las investigaciones que planean diseñar nanoinsumos que no dependan de los principios activos de los agroquímicos comerciales, creando nanopartículas que por sí mismas tengan los efectos deseados. Las nanopartículas, según su composición, pueden tener distintos efectos en las plantas y también podrían funcionar como fertilizantes o como reguladores del crecimiento. Es un mundo muy amplio y con muchas aplicaciones para el sector.