Además de colaborar con el equilibrio de la naturaleza, la rotación de cultivos puede tener muchos beneficios que ahorrarán trabajo en el jardín.
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“La rotación de los cultivos es una práctica muy beneficiosa para el ambiente y para nuestro planeta. Está dentro de lo que es el plan de conservación del suelo, la sustentabilidad de los ambientes, biomas y también los ecosistemas”, explica la ingeniera agrónoma Anabel Didlaukis. Además de colaborar con el equilibrio de la naturaleza, puede tener muchos beneficios para nuestra huerta casera y para nuestras plantas. La especialista nos explica por qué aplicarlo lo antes posible.
Algunos beneficios de la rotación de cultivos:
1. Raíces y oxígeno:
Cada especie tiene un sistema radicular (de raíces) diferente. Las raíces exploran profundidades del suelo según sus requerimientos, dejando a su paso sistemas de poros que van a conservar aire y agua. Dándole vida, mucha vida al suelo. El aire de los poros se encarga de oxidar los nutrientes para luego ser tomados por las plantas y el agua es el que se encargará de transportarlos. Así, rotar los cultivos brinda ese oxígeno a las plantas que luego agradecerán.
2. Residuos beneficiosos:
Cada variedad de especie deja distintos residuos en la tierra: tallos, hojas, flores secas, frutitos. Todo eso se irán descomponiendo, e incorporando materia orgánica sobre el perfil del suelo, también reservando humedad y sumando gran número de microorganismos benéficos. A la hora de rotar, la planta que se mude a este nuevo espacio, se beneficiaría con estos nutrientes benéficos.
3. Equilibrio nutritivo:
Cada especie necesita nutrientes distintos y también por cada temporada. De esta manera, extrae lo que necesita. La rotación permite que se equilibre la carga de nutrientes, generando un balance natural en el suelo. Por eso es una práctica tan extendida entre los jardineros más avezados.
4. Agua para todos:
Lo mismo sucede con el agua: cada especie tomará distintos gradientes hídricos, provocando momentos de mayor o menor reservorio en el suelo. Esto también afecta y modifica la interacción de minerales, microorganismos y el establecimiento de distintas malezas. La rotación logra que no perduren siempre las mismos microorganismos, ni logren colonizar los sectores en donde se realiza.
5. Enfermedades y plagas:
Uno de los mayores beneficios de la rotación de los cultivos es que luego habrá bajas probabilidades que las plagas ataquen un cultivo y reincidan en el otro, como las enfermedades fúnguicas. Contar con una gran variedades de las especies proporciona un equilibrio donde hay insectos y plagas controlados por insectos benéficos, y donde las enfermedades funguicas sólo cumplen uno o dos ciclos sin la posibilidad de instalarse y generar mayores daños. Todo toma un cierto equilibrio donde todo está de forma pareja equilibrándose.
La rotación de cultivos es una de las mejores maneras de cuidar nuestro planeta. Variando los cultivos, incorporando especies nuevas con distintos requerimientos hídricos, nutritivos y climáticos, logramos ambientes más sustentables, con la menor intervención del hombre posible.
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