Para que el césped se luzca es fundamental controlar las malezas, aquellas plantas indeseadas que compiten y muchas veces ganan. Existen labores de rutina y controles químicos para mantenerlas al margen
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Los sectores del césped afectados por las plagas estivales, sin cobertura, comienzan a ser invadidos por las malezas que compiten por agua, nutrientes, espacio y luz.
Antes que nada, es importante definir “maleza”. Se llama maleza a toda aquella especie que no es la deseada en un lugar determinado. Como ejemplo, tenemos al Taraxacum officinale, más conocido como diente de león, una especie de crecimiento natural y de muy bajos requerimientos que en algunas zonas se produce con fines comestibles, mientras que si aparece en el césped del jardín puede considerarse maleza. El objetivo será eliminarla, dado que sus condiciones de alto establecimiento y bajos requerimientos harán que en solo un par de años termine cubriendo todo el jardín.
También puede decirse que “maleza” es aquella especie que nace en las peores condiciones de suelo, humedad, nutrientes, luminosidad; es decir, aquella que germina en malas condiciones. Esta característica la hace fuerte, rústica, resistente a la falta de agua, tema que afecta al país desde hace casi ya tres años.
El estrés que sufre el césped está generado por la falta de precipitaciones, por las plagas y por la alta competencia de malezas que germinan con poco. Pero hay controles culturales y químicos para eliminarlas fácilmente.
Para realizar los monitoreos de reconocimiento de las malezas, conocer específicamente el producto adecuado, colocar su dosis recomendada y las reiteraciones necesarias, es indispensable el asesoramiento técnico de un ingeniero agrónomo matriculado y especializado en el tema.
Controles culturales
Es importante saber que mediante labores de rutina en el césped podemos mantener las malezas al margen, acotadas en su establecimiento.
Algunas acciones a seguir en el jardín:
1. Cortes periódicos del césped
Esto va a prevenir la floración de la maleza y a acotar así su medio de propagación. Tener en cuenta su frecuencia y altura para no permitir que semille. No debe cortarse demasiado bajo ya que provoca estrés, quita muchas reservas por corte casi total de las hojas y retrasa así la brotación.
2. Fertilizar con los nutrientes indicados para mantener el crecimiento constante de la carpeta verde.
Usar fertilizantes ricos en fósforo durante el otoño-invierno optimizará el desarrollo radicular del césped; aplicar las dosis recomendadas de nitrógeno en los períodos de crecimiento vegetativo; incorporar potasio para engrosar las paredes celulares de las nuevas brotaciones.
Recordemos que las malezas nacen en pésimas condiciones de nutrición, humedad, etc., y de esta manera potenciamos al césped para que sea más vigoroso que la maleza.
3. Propiciar buenas condiciones de humedad en el suelo es la labor cultural indispensable.
Es importante mantener la carpeta hidratada en las horas de mayor requerimiento hídrico, o sea, regar a primera hora de la mañana para que el césped comience a fotosintetizar, a crecer, a fortalecerse. Evitar los riegos nocturnos, que van a mantener el sistema radicular bajo agua, sin oxígeno, impidiendo la respiración de la plántula, de las raíces, y que ocasionan estrés y posible desarrollo de hongos.
4. Aireación del suelo.
Esta práctica es sumamente importante para la estimulación del sistema radicular del césped, ya que permite que crezcan y colonicen mayor superficie del suelo, e impiden así el establecimiento de futuras malezas. Se recomienda realizarla en otoño y primavera.
5. Corte vertical.
En cada corte que se realiza sobre la carpeta verde de manera vertical, se estimula el desarrollo de raíces y de hojas, macollos. Cambia la relación tallo-hoja, siendo mayor la cantidad de hojas una vez realizada la labor. También se sugiere realizarla en otoño y primavera.
Con las labores culturales podemos prevenir el establecimiento de la mayoría de las malezas. Pero hay un pequeño grupo para las que se recomienda el uso de herbicidas específicos y selectivos de bajo impacto ambiental.
Controles químicos
Los herbicidas selectivos son aquellos preparados para controlar algunas especies determinadas, ya que tienen una composición específica que solo afecta lo que se quiere eliminar. En las dosis indicadas son excelentes controladores de malezas sin afectar a la gramínea deseada en el jardín.
Este año la maleza que ganó el primer puesto en invadir al césped fue el Cyperus rotundus, conocido como cebollín o chufa chufa. Esta maleza de hojas lanceoladas, verdes brillantes, con crecimiento erecto, ha invadido todos los jardines. Tiene su crecimiento radicular formado por bulbillos conectados entre sí que llegan a profundidades de hasta 2 m, por lo que es súper resistente e invasivo; esos bulbillos colaboran en la subsistencia de la maleza durante varios años.
Uno de los errores más comunes es hacer el control del cebollín a mano o con sacayuyos. De esta manera solo se cortan las hojitas y se dejan los bulbos en perfecto estado en el suelo, y vuelven a brotar en un abrir y cerrar de ojos. Para esta especie hay en el mercado un herbicida selectivo 100%, que se coloca en cobertura total: puede pulverizarse con mochila manual o a explosión sobre todo el césped y solo controlará al cebollín. Tiene una alta capacidad de circulación por los haces vasculares: el químico viaja dentro de estos bulbillos interconectados entre sí y ocasiona un control muy efectivo y duradero.
En la primera aplicación se logra ver una baja del 80% de las malezas. Se puede realizar una segunda aplicación directamente de manera local sobre los manchones que hayan resistido al primer tratamiento. Al aplicar el herbicida deben agregarse coadyuvantes o adherentes para obtener mayor absorción y pegado del producto sobre el follaje, lo que optimiza el tratamiento.
Puede sumarse insecticida para bajar la población de insectos y fertilizantes para ayudar a mejorar las condiciones generales del césped. Las mezclas a veces son posibles: según los productos que se utilicen y las dosis correspondientes, suelen tener una buena compatibilidad con los productos recomendados.
Control de malezas de hoja ancha
Además del cebollín, abundan otras malezas como diente de león, lagunilla, hidrocotile, coronopus, abrojos; todas entran en la gran familia de las dicotiledóneas, mientras que las especies gramíneas pertenecen al gran grupo de las monocotiledóneas.
Entonces, para el control de dicotiledóneas, las famosas malezas de hoja ancha, puede utilizarse un herbicida selectivo también. Para el control en el jardín se utilizan los herbicidas hormonales, conocidos como 2,4-D y MCPA, entre otros.
Estos productos, en las dosis recomendadas, controlan las malezas efectivamente, evitan que florezcan y semillen para su fácil dispersión en los ambientes.
Las aplicaciones con mochila pulverizadora será en cobertura total del césped, previo riego y en horas cuando las temperaturas son más elevadas.
Por eso es importante regar previamente para poder aplicar: las malezas deben estar en plena actividad, con los estomas bien abiertos, para absorber la mayor cantidad de herbicida. Con una aplicación podremos lograr un buen control y bajar la población considerablemente en un 80 a 90%.
Control de pasto miel
El pasto miel (Paspalum dilatatum) es una maleza gramínea de crecimiento estival. Crece vigorosamente en forma de roseta en el césped, muy invasora. Sus hojas de color verde azulado, no muy finas, tienen un desarrollo rastrero y circular fácil de identificar.
Para un óptimo control, debe aplicarse el herbicida selectivo de contacto recomendado en días calurosos, con temperaturas superiores a los 25° C, cuando está en plena actividad, con sus estomas abiertos. Este tipo de herbicida actúa destruyendo el tejido vegetal con el que entra en contacto, de ahí su denominación.
Siempre que se aplican herbicidas es importante recordar mantener las condiciones de humedad en el suelo. De esta manera nos aseguraremos que circulará más cantidad de principio activo por los haces vasculares de la maleza activa.