En esta nota vas a aprender sobre el origen de cultivos no tan famosos y que pueden estar en tu huerta
- 8 minutos de lectura'
Tomates, albahaca, calabaza. Hay verduras que son las típicas de la huerta. Sin embargo, no son las únicas. Y, cuanto más se abra nuestro abanico de posibilidades, más ricos serán nuestros cultivos.
1- Yacón
El yacón (Smallanthus sonchifolius) es una planta tropical de la familia Asteraceae. Al igual que su pariente cercano, el topinambur (Helianthus tuberosus), la parte que se consume está bajo tierra. Esta planta produce dos tipos de raíces: las de propagación y las de reserva. Las primeras producen yemas de las cuales se desarrollará la parte aérea y son las que se utilizan para la multiplicación.
Las de reserva son grandes, comestibles y pueden pesar hasta un kilo. Estas raíces, que son crujientes y dulces, se pueden consumir crudas o cocidas.Puede alcanzar los 2 m de altura y, al final de la temporada de crecimiento, produce unas pequeñas flores amarillas.
Exige un suelo suelto y clima templado. Al inicio de la primavera, se trasplantan los trozos de raíces de propagación (con tallos y hojas) a una distancia de 0,60 a 0,80 m entre plantas. Es ideal asociarlo con el maíz. Al llegar las primeras heladas, el follaje decae y ya están las raíces listas para su cosecha.
Es una planta andina e históricamente cultivada por el pueblo inca con fines religiosos. El gran interés por su cultivo radica en que contiene inulina, un azúcar no digerible utilizado en el tratamiento de la diabetes y la hipercolesterolemia.
2- Cebolla caminante
La cebolla egipcia (Allium cepa var. proliferum) tiene una característica que la destaca del resto de las Amarilidáceas: en el extremo superior de los tallos, donde comúnmente están las flores, se desarrollan unos pequeños bulbitos, perfectos y listos para propagar la planta madre.
Esta particularidad hace que, a medida que se desarrollan, aumentan su peso y el tallo que los sostiene se vuelca; de esa forma entran en contacto con la tierra. A los 4 o 5 días de estar expuestos a la humedad del suelo, comienzan a emitir sus raíces y a “lograr su independencia”. De esta forma, el sector destinado a estas cebollas va “avanzando” al colonizar nuevos espacios. De ahí su otro nombre vulgar: “cebolla caminante”.
Es de origen norafricano y no solo resiste altas temperaturas y sequía, sino que también el frío casi extremo. Es una planta perenne, con una altura de 0,50 a 0,80 m. El color de sus hojas tubulares es verde azulado. A fines de primavera aparecen las primeras flores, las cuales en poco tiempo forman los grupos de bulbitos que garantizan su multiplicación. En pleno otoño y hacia el invierno, estos bulbitos se trasplantan casi superficialmente, en tierra o en macetas de 0,30 m de profundidad. En suelos sueltos y ricos logra un desarrollo vigoroso.
El crecimiento de los bulbos subterráneos se dificulta en suelos muy arcillosos. Estos bulbos, de aspecto similar a grandes echalotes, se consumen como las cebollas, las hojas como el verdeo y los pequeños bulbitos, crudos o cocidos. Esta cebolla contiene más polifenoles y antioxidantes que la cebolla común.
3- Espinaca china
Las espinacas de Malabar o Lo Kui (Basella alba y Basella rubra) son cada vez más conocidas en nuestras huertas y jardines. Sus semillas fueron traídas por inmigrantes asiáticos, que acostumbran a incorporar estas hojas carnosas en sopas y platos con vegetales.
Es una herbácea trepadora muy ornamental de la familia de las Baseláceas, perfecta para cultivar en el cerco o en alguna estructura de soporte, que le permita treparse y alcanzar el sol.
Es originaria de la región tropical/subtropical de Asia, donde se comporta como una planta perenne. A latitudes más frescas, muere y es necesario volver a sembrarla cada año. Su crecimiento y desarrollo dependen, en gran medida, de la temperatura y la humedad relativa del lugar. Las hojas son verdes, semisuculentas y redondeadas.
Las flores, muy decorativas, son blancas matizadas con rosa.
Los frutos son redondos, de aproximadamente 3 cm, oscuros y muy brillantes. También se la conoce como espinaca china o de Ceilán. Se siembra en primavera en almácigo o directamente al lado del cerco. Es conveniente escarificar las semillas para acelerar la germinación. Como muchas trepadoras, prefiere tener la base de la planta fresca y con cierta protección del sol. Exige riegos frecuentes.
Ante la sequía, aumenta la floración y las hojas se vuelven algo amargas. Se cosechan las hojas tiernas con tijera a medida que se van a consumir. Estas tienen un sabor suave y textura “mucilagosa”. Se cocinan al vapor, se saltean rápidamente en el wok o se las emplea para espesar las sopas.
4- Shiso: ni menta ni albahaca
Perilla frutescens –conocida como albahaca china o menta púrpura– pertenece a la familia de las Lamiáceas.
Durante siglos se ha cultivado en China, India, Japón, Corea, Tailandia y otros países asiáticos. Sus propiedades medicinales, su sabor exótico y la facilidad de cultivo hacen de esta especie una atractiva alternativa para jardines, balcones y terrazas.
La variedad roja se usa básicamente en ensaladas y la verde como condimento en pescados. Según la variedad, el sabor puede incluir toques de canela, menta, comino, clavo, cilantro, albahaca y cítricos.
- Qué parte de la verdura se consume: Tiene la particularidad de que se utilizan todas las partes de la planta: hojas, tallos, flores y semillas. Las hojas y flores se pueden consumir en ensaladas o utilizarse para envolver sushi. Las semillas suelen molerse (muy ricas en omega 3) y son un excelente complemento para pescado y mariscos.
- Cómo se cultiva: Se siembra a fines de primavera, y puede extenderse a los primeros días del verano. Un sustrato con buen drenaje, medianamente arenoso, es ideal para el correcto desarrollo. Ubicarla en sitios donde disponga de luz solar directa, esto determinará la tonalidad rojiza de las hojas; en caso de estar a la sombra, la coloración será menos intensa. No necesita agua en exceso, simplemente regar y dejar hasta que la superficie del suelo se seque, recién en ese momento volvemos a incorporar agua. Es algo invasiva ya que, al caer las semillas en el suelo, brotan fácilmente. Una alternativa es cortar los ápices antes de que florezca (similar a lo que se hace con la albahaca) para mantenerla controlada.
5- Pepino con púas
El pepino del monte (Cucumis anguria) crece satisfactoriamente en las huertas de nuestro Litoral. Sus semillas, en general, llegan de Brasil, donde se lo conoce como “maxixe”. Su origen es africano y está presente en muchas preparaciones del norte y nordeste brasileño. Para cultivarlo hay que imitar las exigencias del pepino común.
Se siembra cuando ya han pasado las heladas, en un suelo trabajado y a pleno sol. Las ramas poseen zarcillos que le permiten trepar, las hojas son muy parecidas a las de la sandía y las flores son amarillas. El punto de cosecha es idéntico al del pepino, cuando aún está verde y la pulpa tiene un color verde pálido. Se lo consume crudo en ensaladas, cocido en guisos o encurtido como un pickle.
6- Wasabi
Al wasabi (Eutrema japonicum) también se lo conoce como rábano picante y es de origen japonés. Es una excelente alternativa para tener en el jardín, balcón o terraza. Toda la planta puede consumirse, pero lo más preciado son los tallos, un rizoma en realidad. Una vez maduro se lo tritura o ralla para hacer la conocida pasta de wasabi. Las hojas, de un color verde oscuro, surgen a partir de una roseta en la base del tallo; este va engrosando lentamente y en el segundo año ya es posible cortarlo.
No tolera el sol directo; por lo tanto, si optamos por el jardín debemos ubicar la planta en aquellos rincones húmedos y con sombra. Se siembra en primavera, en macetas o contenedores (preferentemente altos para permitir un buen desarrollo radicular).
Es posible hacer una siembra en almácigos los primeros días de septiembre, cuando disminuye el riesgo de heladas. A los 20 días aproximadamente emergerán los primeros brotes. Cuando la planta alcance los 5 cm y tenga 4 hojas, se debe trasplantar al sitio definitivo. Requiere suelos más bien arcillosos, que retengan agua; no hay que regar en exceso, sino solo mantener mojada la tierra. Es sensible al frío (en invierno poner las macetas en un lugar reparado). Si bien es una planta rústica, suele tener ataques de pulgones y babosas. Se puede rociar con una solución de agua con jabón blanco a modo de prevención.
La maduración del tallo ocurre aproximadamente a los 18 meses de la siembra. En ese momento se cortan las hojas y las raíces, dejando el tallo libre. Este tendrá unos 2 a 4 cm de ancho y 20 cm de alto. La “pasta” se conserva en heladera o bien en el freezer. Tener en cuenta que fresco su sabor y aroma son muy atractivos.