Con más de 700 especies diseminadas por todo el globo, en Sudamérica y Sudáfrica se conoce la mayor cantidad de exponentes. Forman floridos tapices y tienen muchas peculiaridades.
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Los oxalis más conocidos tienen hojas trifoliadas y muchas veces se los llama tréboles. Pero en realidad trébol es el nombre tradicional de los Trifolium, que en vez de pertenecer a la familia de las oxalidáceas pertenecen a la de las leguminosas o fabáceas. De todas maneras, los nombres comunes de las plantas pueden ser cambiantes y son discutibles. En el caso del trébol blanco (Trifolium repens), sus hojas tienen tres folíolos, y encontrar una de cuatro es una anomalía. Por esto se lo considera como amuleto de la buena suerte; algunos dicen que el amuleto consolida su poder cuando es regalado.
En este mundo volátil, incierto y ambiguo nada se pierde si nos alegramos al encontrar cualquier tipo de talismán. Por su parte, todas las hojas del Oxalis tetraphylla tienen cuatro folíolos. Tal vez sea un valioso sustituto del clásico trébol de cuatro hojas, en principio porque es bastante fácil de conseguir en los viveros. El Oxalis triangularis tiene hermosas hojas con tres folíolos grandes y flores blancas. También se le atribuyen virtudes para atraer el amor y la buena suerte; el morado, dicen, se lleva todos los aplausos. Atractivos y todos ellos especiales, ahora que podemos distinguirlos conozcamos un poco más de su naturaleza.
Herbáceas adaptadas
A muchos oxalis se los conoce como vinagrillos, porque contienen mucho ácido oxálico, especialmente en sus hojas. Por eso, el nombre de la planta y el ácido se relacionan. En general, son plantas herbáceas bastante bajas, salvo excepciones, que pueden tener tallos subterráneos como rizomas, tubérculos o bulbos. Las flores de ovario súpero son distintivas: parecen campanitas abiertas de cinco pétalos, generalmente con unos diez estambres en dos series de cinco, de diferente altura.
Los colores de las flores varían del blanco al rosa y el amarillo. Sus hojas están compuestas por tres folíolos o divisiones, aunque algunas especies tienen más. Otra característica de muchos oxalis es que los folíolos que forman las hojas compuestas en la base suelen tener unas estructuras que actúan como articulaciones. Así, pueden plegarse hacia abajo y suele ocurrir cuando anochece: es la intrigante “posición de sueño”.
Menos intrigante es cuando lo hacen al sufrir estrés hídrico, ya que así reducen su transpiración y se protegen de la excesiva pérdida de agua. Cuando hay mucha agua en el suelo y además gran humedad atmosférica los folíolos pueden presentar una gota que parece de rocío, aunque no lo es. Los oxalis suelen verse hacia el amanecer en días frescos. Cuando aparecen dispuestas equilibradamente como arte de un orfebre en realidad se trata de un fenómeno interno de la planta llamado gutación.
En esos puntos coronados por una gota hay una abertura por donde sale el agua que entra a presión desde las raíces y, dadas las condiciones del medio, resulta excesiva para el organismo. No muchas plantas tienen ese mecanismo. Los pétalos también suelen cerrarse cuando baja la luminosidad y así varias veces son refugio de pequeños polinizadores que, sorprendidos por ejemplo por una tormenta, encuentran “un estuche” que los proteja. Los frutos son cápsulas que, en algunas especies de oxalis, se abren con tanta vehemencia al madurar que las semillas son arrojadas a metros de la planta madre.
En suelo local
Entre los muchos oxalis nativos hay uno que muy encantador y conocido: el Oxalis articulata, al que se llama “vinagrillo”, como a tantos otros, o “macachín rosado”. Se suele tapizar de flores de color rosado subido, de 1 a 1,5 cm, que se agrupan en inflorescencias. Esto ocurre especialmente en la primavera y el otoño. Es nativo y se distribuye ampliamente en la Argentina, desde el NE hasta Buenos Aires, y también en Mendoza y Tucumán.
El Oxalis conorrhiza, el “macachín amarillo”, también es nativo, con una amplia distribución (desde la latitud de Buenos Aires hasta el Norte). Es una planta que suele formar “alfombras” muy bajas, matizadas con florcitas amarillas con marcas de néctar rojas en el centro. En el Sur hay uno que es endémico de la Argentina y Chile, el Oxalis adenophylla, que se puede encontrar desde Mendoza hasta Santa Cruz. Crece en suelos pedregosos de montaña y es una planta delicadísima, con hojas compuestas por 10 a 20 folíolos y flores de color rosado liláceo. Es pequeña, de unos 15 cm de altura, y contrasta formidablemente con los suelos pedregosos donde crece.
Parecida, con flores rosas o blancas, es la Oxalis loricata, endémica de Santa Cruz y Tierra del Fuego. Otros bonitos oxalis endémicos son los de Mendoza. Hay dos que tienen forma de cojín, para soportar los rigores de la vida en la montaña. El Oxalis chachahuensis es una llamativa planta que toma la forma de cojín denso, con el follaje gris y las flores rosadas claras. Florece desde fin de la primavera hasta principios de verano. Y el Oxalis cinerea tiene también forma redondeada, pero es más laxa y con follaje con tintes azulados; las flores son amarillas.
La “oca” es el Oxalis tuberosa, de la región alto andina y se considera también nativo de las provincias de Jujuy, Salta y Tucumán. También se la llama “arrachaca” o “cavi”. Fue un importante alimento incaico. Sus tubérculos alargados tienen variados colores, del blanco amarillento al rojo y el morado oscuro según la variedad. Las hojas son trifoliadas y las flores son amarillas. Es una planta erecta, de unos 30 cm de altura, que resiste las condiciones adversas del cultivo en altura y no es exigente en suelos. Se utiliza tradicionalmente como una papa, por ejemplo, se consume frito o hervido. Algunas variedades –las que tienen mayor cantidad de ácido oxálico– son suavemente ácidas, mientras que otras –que casi carecen de él– son casi dulces. Tradicionalmente se los cosecha y deja al sol de la montaña por unos pocos días con el fin de “endulzarlos”. Es una buena fuente de almidón de una planta originada en condiciones inhóspitas. A la oca se la puede conseguir en algunos mercados especializados.
Hay un oxalis muy llamativo, de hojas color borravino, colgante si se lo cultiva en macetas y de pequeñas flores amarillas: Oxalis corniculata var. atropurpurea. Este es considerado nativo. Los hay suculentos, como el raro Oxalis palmifrons africano, de múltiples folíolos y así cada hoja parece una pequeña palmera. Las flores muestran un rosado pálido. O el Oxalis teneriensis de Perú y Bolivia, con sus gruesos, suculentos pecíolos y flores amarillas. El Oxalis pes-caprae es una especie adventicia muy común, de hasta 30 cm y de flores amarillas, bastante grandes. De origen africano, es comestible hasta un punto: su alto contenido de ácido oxálico hace que no sea conveniente consumirlo en grandes cantidades ni muy seguido.
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