Este fruto estival no se come, pero es sumamente útil en el baño y en la cocina.
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La esponja vegetal (Luffa aegyptiaca) es una cucurbitácea de origen asiático. En China, Vietnam y Tailandia sus frutos inmaduros se consumen como si fueran zapallitos. Al madurar, se vuelven muy fibrosos y al secarse se los utiliza como esponja.
En el siglo XVIII, los botánicos europeos conocieron esta planta en Egipto, de ahí el nombre de la especie (“aegyptiaca”). Es una enredadera anual y vigorosa. El tallo es hueco y se aferra a árboles o tutores por medio de zarcillos que emiten los nudos de cada rama. De cada nudo, además del zarcillo sale una hoja, una flor femenina, un racimo de flores masculinas y una yema vegetativa. Las hojas son triangulares, de color verde medio y opacas.
Cómo cultivar la planta que da la esponja vegetal
Es un cultivo muy sencillo, que prefiere climas de templados a cálidos.
- La siembra puede ser directa o en almácigo. Si optás por la siembra directa: en primavera prepará el suelo, horquillándolo e incorporándole compost. Hacé hoyos cada 0,50 m y sembrá tres semillas a 2 cm de profundidad. Germinarán a los 7 días; raleá dejando una o dos plantas por hoyo.
- Si no tiene un alambrado cercano, armá un tutor con cañas o listones de madera y, a medida que las plantas se vayan desarrollando, se aferrarán a él por medio de los zarcillos.
- Dejá secar los frutos en la planta. Cuando, al tocarlos, estén muy secos y los sientas huecos y livianos, es el momento de cosecharlos. Hay que retirarles la cáscara seca comprimiendo el fruto y, las semillas, golpeando suavemente sobre una mesa o un tablón. Guardar las semillas en frascos o en sobres de papel en un lugar oscuro y seco.